Cuando estaba en medio del rodaje de la cuarta película de su ciclo de adaptaciones de la obra de Edgar Allan Poe, “Tales of Terror” (1962), el director Roger Corman se tornó plenamente consciente de lo marcadamente similares que estaban siendo sus últimos trabajos, lo que lo impulsó a buscar un mecanismo que pudiese ayudarlo a revitalizar el ciclo. Debido a que tanto él como el escritor Richard Matheson quedaron sumamente satisfechos con uno de los segmentos de “Tales of Terror” titulado “The Black Cat”, el cual se caracterizaría por su humor negro, ambos pensaron que sería una buena idea que su próximo proyecto fuese filmado en clave de comedia. De hecho, de acuerdo al propio Matheson, cuando se enteró que Corman y los ejecutivos de la productora American International Pictures pretendían adaptar el poema “El Cuervo”, la idea le pareció tan ridícula que pensó que la única forma de llevarla a cabo era a través de una comedia. Al igual que Matheson, Vincent Price, quien protagonizaría la gran mayoría de las producciones del ciclo, pensó que la idea de transformar un poema en un largometraje era totalmente descabellada. Sin embargo, la creatividad de Matheson se haría presente en toda su gloria, ya que a partir del título del poema y de sus primeros versos, los cuales son recitados por el personaje de Price durante los primeros minutos del film, construyó una historia completamente original que buscaba parodiar las entradas previas del ciclo de Poe/Corman. En cuanto al proceso de producción en sí, sería una experiencia bastante compleja para el elenco participante. Mientras que por un lado a Peter Lorre le gustaba improvisar algunas de sus líneas, lo que molestaba de sobremanera a Boris Karloff quien preparaba minuciosamente cada una de sus escenas, según Price sus dos co-estrellas experimentarían una serie de dificultades físicas durante el rodaje de la cinta. Para aquel entonces, Lorre se caracterizaba por ser un tipo depresivo cuyo sobrepeso le impedía desenvolverse con soltura. Karloff por otro lado, sufría de una serie de dolencias que le impedían estar de pie por mucho tiempo, lo que obligó a Corman a buscar fórmulas para que el actor no fuese expuesto a un esfuerzo físico innecesario. Lamentablemente esto último no fue siempre posible, ya que en una de las escenas en las que se enfrentan los personajes de Price y Karloff, ambos tuvieron que ser elevados con la ayuda de unos cables, lo que provocó la molestia de la pareja de actores.

En “The Raven” (1963), el protagonista es un poderoso mago llamado Erasmus Craven (Vincent Price), quien tras el fallecimiento de su esposa Lenore (Hazel Court) se ha visto sumergido en una profunda depresión que no ha sido capaz de superar, lo que preocupa de sobremanera a su hija Estelle (Olive Sturgess). Cierta noche, mientras se encuentra solo en su mansión, Erasmus recibe la inesperada visita de un cuervo que comienza a golpear una de las ventanas de su estudio. Intrigado por la situación, el mago deja que el ave entre a su casa solo para descubrir que en realidad se trata de su colega, el inepto Dr. Adolphus Bedlo (Peter Lorre), quien está buscando a alguien que pueda ayudarlo a recobrar su forma humana. Una vez que Erasmus ayuda a Bedlo a crear una poción que soluciona su peculiar problema, este no solo le cuenta que el responsable de su trágica situación fue un malvado mago llamado Scarabus (Boris Karloff), sino que además le menciona que cree haber visto a Lenore vagando por el castillo de su rival. Sorprendido por las palabras de Bedlo, Erasmus se juramenta llegar hasta el fondo de este asunto. Es así como acompañados por Estelle y el hijo de Bedlo, Rexford (Jack Nicholson), los dos magos emprenden el viaje hacia el castillo del maquiavélico Scarabus con el fin de confrontarlo, dando lugar a un peligroso y caótico duelo mágico del que solo uno podrá salir vencedor. 



Antes de que Erasmus y compañía logren arribar al castillo de Scarabus, este último hace gala de sus enormes poderes y controla a distancia a un sirviente del protagonista, quien armado con un hacha intenta asesinar a quienes ahora asoman como los nuevos enemigos de su amo mágico. Cuando su plan inicial falla miserablemente, el hechicero embruja a Rexford quien pierde por completo la cabeza mientras conduce el carruaje que transporta a su padre, Erasmus y Estelle, poniendo en riesgo la vida de todos. Cuando finalmente el cuarteto llega al castillo de Scarabus, este inicialmente se presenta como un hombre razonable e intenta explicarles que todo lo acontecido no ha sido más que un vergonzoso malentendido. Sin embargo, el villano no tarda en revelar sus verdaderas intenciones, tras lo cual toma prisioneros a todos sus invitados, sincera la naturaleza de su vínculo con Lenore, y eventualmente se enfrenta en un duelo de hechicería con Erasmus en la que probablemente en la secuencia más recordada del film. Aun cuando los efectos especiales que buscan plasmar los poderes mágicos de Erasmus y Scarabus son extremadamente rudimentarios, ya que básicamente están compuestos por efectos de luces que buscan simular los hechizos que emanan de sus dedos, estos no solo poseen un encanto especial y son visualmente atractivos, sino que además complementan el tono inocente, juguetón y caricaturesco que caracteriza a la producción. Es tal la importancia de esta secuencia dentro de la cinta, que Corman en una oportunidad aseguraría que le dedicó una gran cantidad de tiempo a la planificación de cada detalle de la misma, llegando incluso a desarrollar un storyboard lo cual no es un dato menor considerando que la película fue rodada en tan solo dos semanas.

A partir de los primeros minutos de “The Raven” se hace evidente que Corman y Matheson tomaron el poema de Poe y lo transformaron en una parodia. Por ejemplo, cuando el cuervo ingresa al estudio de Erasmus, el hechicero le pregunta si él eventualmente podrá volver a ver a su amada Lenore. En vez de responder “Nunca más” – como sucede en el poema original – se limita a chillar “¿Cómo diablos pretendes que yo sepa eso? ¿Qué crees que soy, un adivino?” Algo similar sucede cuando Erasmus toma delicadamente un retrato de Lenore, quien supuestamente está muerta, para luego mencionar acongojado: “Esa mujer era mi esposa.” Una vez que Bedlo escucha a su interlocutor, se limita a sonreír estúpidamente para luego responderle con cierto sarcasmo, “Te dejó, ¿no es así?” Este intercambio de palabras marca en gran medida la dinámica que se establece entre Erasmus y Bedlo durante el resto de la película, donde el primero se caracteriza por ser un hombre respetuoso, sentimental y apacible, que no pierde la calma ni siquiera en aquellos momentos en los que se desata el más completo caos, mientras que Bedlo es básicamente un mago torpe, borrachín y deslenguado, que constantemente está metiéndose en toda clase de embrollos. Por otro lado, la Lenore cinematográfica dista bastante de la mujer angelical y delicada que es descrita en el poema de Poe, ya que se trata de alguien exuberante, inescrupulosa y codiciosa, que fingió su propia muerte para así poder seducir a un mago más poderoso y acaudalado que Erasmus. Mediante este cambio en la personalidad y las motivaciones de uno de los personajes protagónicos, Corman y Matheson no solo pueden desencadenar la serie de acontecimientos que le dan vida a la trama de la cinta, sino que además parodian el concepto del amor que tenía Poe, quien solía describirlo como un sentimiento perfecto y casi divino. 



Boris Karloff, quien es mayormente conocido por su rol como el monstruo de Frankenstein en las películas de los Estudios Universal y por sus cintas de horror previas a la instauración del Código Hays, realiza un magnífico trabajo como el carismático y siniestro Dr. Scarabus, cuya habilidad para manipular a quienes lo rodean es tan impresionante como sus poderes mágicos, lo que en su conjunto le permitió convertirse en el Gran Maestre de la llamada Hermandad de la Magia. A diferencia de Price y Lorre, cuyas actuaciones se apoyan bastante en su manejo de la expresión corporal, Karloff se preocupa de entonar sus líneas con un precisión cuidadosamente ensayada, lo que permite que Scarabus sea percibido por el espectador como un villano digno de respeto pese a lo caricaturesco de todo el asunto. Al igual que Karloff, la totalidad del resto del elenco realiza un estupendo trabajo interpretando sus respectivos roles, incluso Jack Nicholson quien en aquel entonces no estaba seguro de que su carrera como actor fuese a rendir frutos, por lo que de manera paralela a su participación frente de las cámaras se preocupó de escribir algunos guiones para tratar al menos de permanecer dentro de la industria. Por otro lado, mientras que la dirección de arte de Daniel Haller es otro de los puntos altos del film, la banda sonora del compositor Les Baxter no es precisamente uno de sus mejores trabajos, ya que más que crear una cierta atmósfera o complementar el tono de la historia, se preocupa demasiado por resaltar lo obvio provocando el efecto contrario que desea generar. Más allá de lo poco sofisticado de su humor y de la simpleza de su trama, “The Raven” es una película sumamente entretenida cuya mayor fortaleza es la manera en como el elenco maneja la particular mezcla de horror y comedia desarrollada por Matheson y Corman. Esto explica por qué pese a las críticas negativas que recibió al momento de su estreno, el film se convertiría en un éxito comercial que motivaría a los ejecutivos de la American International Pictures a desarrollar un proyecto de tintes similares que reuniría nuevamente al trío protagónico, el cual se materializaría al poco tiempo después bajo el título de “The Comedy of Terrors” (1963).

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