Si bien en la cinta
“The Fortune Cookie” (1966) del director Billy Wilder, los actores Jack Lemmon
y Walter Matthau demostrarían ser una pareja cómica de ensueño, su
participación en “The Odd Couple” (1968) de Gene Saks los convertiría en una
dupla icónica del género que los llevaría a co-protagonizar otras diez
películas durante el transcurso de sus carreras. “The Odd Couple” nacería a partir
de la exitosa obra de Broadway del mismo nombre escrita por Neil Simon, la cual
según el autor estaba basada en la experiencia de su hermano Danny cuando este
se fue a vivir con el agente cinematográfico Roy Gerber tras sus respectivos divorcios.
Sin embargo, James Robert Parrish, autor de la biografía de Mel Brooks, “It´s
Good to be the King”, aseguraría que la obra sería el resultado del estudio de
la dinámica de convivencia que se generó entre Brooks y el escritor Speed
Vogel, luego que el primero se separara de Florence Baum. De acuerdo a Vogel,
Brooks sufría de insomnio, tenía crisis de paranoia, y un problema de azúcar
que lo tenía al borde de la locura, por lo que convivir con él fue realmente
complejo. Por otro lado, si bien en la obra teatral los protagonistas eran
interpretados por Walter Matthau (quien se ganó un premio Tony por su rol) y
Art Cagney, cuando los Estudios Paramount compraron los derechos de esta pretendían
que su adaptación fuese protagonizada por Frank Sinatra y Jackie Gleason. Sin
embargo, apenas Matthau se enteró de las intenciones de los ejecutivos de la
Paramount, se acercó al productor Howard Koch y le preguntó si quería ser
recordado como la persona responsable de arruinar la adaptación de “The Odd
Couple”. Aun cuando esta suerte de ultimátum provocó que Matthau fuese
contratado para repetir su rol en el cine, Art Cagney fue desechado porque no
era lo suficientemente famoso como para participar en la cinta. Fue así como gracias
a su participación en “The Fortune Cookie”, Jack Lemmon asomó como el indicado
para interpretar el papel de un hombre obsesivo y sentimental que se acaba de
separar de su amada esposa.
Cuando Felix Unger
(Jack Lemmon) se separa de su esposa, decide vagar por las calles de Nueva York
hasta que se registra en un hotel barato con la intención de suicidarse. Sin
embargo, sus torpes intentos por acabar con su vida solo le provocan un fuerte dolor
de espalda, una molesta bursitis, y que su depresión que acreciente aún más. En
otro punto de la ciudad, específicamente en el departamento de su amigo Oscar
Madison (Walter Matthau), el dueño de casa se encuentra participando de su
partida semanal de póker junto a su contador, Roy (David Scheiner); un policía
llamado Murray (Herb Edelman); el inquieto Vinnie (John Fiedler), quien le
prometió a su esposa que llegaría temprano a su domicilio; y el locuaz Speed
(Larry Haines). Preocupados por la inusual impuntualidad de Felix, el grupo de
amigos se apresura a llamar a su esposa solo para enterarse que su matrimonio
ha llegado a su fin, lo que los intranquiliza aún más. Es justo en ese preciso
momento que Felix llega al departamento, con una actitud claramente derrotista
y distante, por lo que Oscar y compañía concuerdan que lo mejor que pueden
hacer es pretender que no saben que ha sucedido con el matrimonio de su amigo.
Cuando la situación finalmente estalla, a modo de gesto humanitario, Oscar le
sugiere a Felix que se mude con él, sin jamás imaginar que aquello que en principio
parecía ser una buena idea, eventualmente se convertirá en una verdadera
pesadilla para esta pareja de amigos cuya incompatibilidad está completamente a
la vista.
Pese a que Oscar es
consciente que Felix es un hombre hipocondríaco, neurótico, y maniático de la
limpieza que es incapaz de quedarse quieto, y que Felix sabe que Oscar es
alguien capaz de limpiar una mancha de cerveza con un pedazo de pan antes de ir
a buscar un paño a la cocina, ambos aceptar convivir por lo que se supone será
un corto periodo de tiempo. Inevitablemente, los problemas entre ambos comienzan
poco después de terminada su partida de póker semanal, cuando deciden ir por un
café y algo para comer a una cafetería cercana. Primero, Oscar avergüenza a
Felix cuando se pone a coquetear abiertamente con una camarera de mediana edad
que está casada. Luego Felix avergüenza a Oscar cuando decide demostrarle su
particular y ruidosa técnica para limpiar sus senos nasales, todo esto a vista
y paciencia de todos los presentes en el establecimiento. Desde ese momento en
adelante, de manera gradual Felix asume el rol de esposa abnegada, mientras que
Oscar cumple con el rol del marido insensible y malagradecido, lo que provoca
que su convivencia se torne mucho más áspera. Y es que por ejemplo dentro de su
obsesión por la limpieza, Felix transforma el desastroso departamento de Oscar en
un lugar que resulta casi irreconocible. “¿Qué sucedió con el departamento?” pregunta
un sorprendido Murray cuando asiste a su sagrado encuentro semanal. “Se le ha
otorgado el Sello de Aprobación de la Buena Ama de Casa,” responde Felix con una
particular mezcla de orgullo y resignación. Y es que aun cuando su grupo de
amigos agradece las nuevas condiciones en las que se desarrolla su partida de póker,
la cual entre otras cosas ahora incluye bebidas frías y sándwiches personalizados,
la verdad es que Oscar detesta en lo que se ha convertido su departamento y su reunión
con sus pares. Lo que es aún peor, es que lo único que molesta más a Oscar que
los cambios que ha sufrido su vida en el último tiempo, es la actitud de Felix que
desde su punto de vista francamente roza en lo insoportable.
La tensión existente
entre ambos llegará a un punto de quiebre cuando Oscar arregla una cita doble
con sus vecinas, un par de risueñas hermanas británicas llamadas Cecily y
Gwendolyn Pigeon (Monica Evans y Carole Shelley). Si bien Oscar pretende
agasajar a las hermanas con algunos tragos y su particular encanto, con el
objetivo de ver si tiene suerte y logra llevarse a una de ellas a la cama, en
especial considerando que ambas parecen abiertas a la idea de experimentar una
pequeña e inofensiva aventura amorosa, Felix continuamente arruina el ambiente,
debido a que entre otras cosas, sufre con la idea de lograr el punto de cocción
exacto de su preciado pastel de carne, e insiste en mostrar fotografías de
quien pronto se convertirá en su ex-esposa. Para cuando la accidentada velada ha
terminado, la grieta que se ha formado entre ambos amigos parece augurar su
distanciamiento definitivo. Aun cuando la dinámica que se establece entre la
dupla protagónica por momentos raya en la crueldad y en lo tóxico, la química
existente entre Matthau y Lemon, la cual se encontraba potenciada por su amistad
tras las cámaras, permite que incluso las situaciones más cuestionables sean
percibidas como comedia. Esto sumado a las magníficas actuaciones de ambos
actores, facilitan que el espectador acepte que la amistad de Oscar y Felix es
tan profunda, que incluso parece ser capaz de superar las profundas diferencias
que los caracterizan. A modo de curiosidad, Matthau en una oportunidad aseguró
que él originalmente quería interpretar a Felix debido a que no se sentía
identificado con Oscar. De hecho llegó a declarar, “Yo no soy un vago. Mi ama
de llaves dice que soy el hombre más prolijo para el cual ella ha trabajado.”
“The Odd Couple”
adicionalmente se ve favorecida por la correctísima dirección de fotografía de
Robert B. Hauser, el magnífico trabajo de edición de Frank Bracht, y la
adecuada banda sonora del compositor Neal Hefti, cuyo tema principal es
particularmente llamativo. Lo otro que permite que la película funcione de
buena manera, es que cuando Neil Simon adaptó su propia obra optó por apegarse
bastante al estilo y al espíritu de la versión
teatral de la misma, con la única diferencia que la cinta cuenta con algunas
escenas adicionales que además de tener por objetivo mostrar ciertas locaciones
de la ciudad de Nueva York, también sirven para exhibir la incompatibilidad de
los protagonistas. Cuando “The Odd Couple” se estrenó fue todo un éxito tanto a
nivel de público como de crítica, al punto que se convirtió en la segunda
película más taquillera de 1968 en los Estados Unidos, y recibió dos
nominaciones a los Premios de la Academia en las categorías mejor edición y
mejor guion adaptado. Su increíble popularidad eventualmente se vería plasmada
en la realización de una serie de televisión que se extendería durante cinco
temporadas emitidas entre 1970 y 1975, y que estaría protagonizada por Tony
Randall y Jack Klugman. La que eventualmente sería considerada por el Instituto
Americano del Cine como una de las mejores cien comedias de la historia, tendría
una secuela treinta años más tarde de su estreno, la cual si bien gozaba de
cierto encanto, era un producto notoriamente inferior a la película original. Probablemente
la mejor manera de resumir el impactó que provocó “The Odd Couple” en los
espectadores y en la vida de sus protagonistas, está encarnada en una anécdota
relatada por los hijos de Matthau y Lemon. Cierto día, mientras ambos actores conducían
en dirección a una locación remota, lejos de las antenas de televisión y las
salas de cine, se vieron obligados a detenerse en una solitaria estación de
combustible, ubicada prácticamente en los confines de la civilización. Una vez
que el hombre nativo americano que los atendió terminó de cargar el tanque de
combustible del vehículo, se giró hacia ellos y les dijo: “Ustedes no pueden
engañarme. ¡Ustedes son la Extraña Pareja!”
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