El subgénero
conocido como krimi, término que es una abreviación de Kriminalfilm (o Kriminalroman,
un estilo de novela), enmarca una serie de thrillers criminales nacidos en Alemania,
muchos de los cuales se basaron en las novelas de misterio del escritor
británico Edgar Wallace, las que se volvieron sumamente populares en el país
germano en el periodo comprendido entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
La génesis del subgénero ocurrió a fines de la década del cincuenta, cuando la
compañía danesa Rialto Film se asoció con la empresa distribuidora alemana
Constantin Film, para adaptar la novela “Der Frosch mit der Maske” del ya
mencionado Wallace. Tras su exitoso estreno en 1959, la Rialto de inmediato
compró los derechos de las obras del escritor llegando eventualmente a producir
32 películas durante los siguientes doce años – terminando en 1972 –
conformando la serie cinematográfica más longeva de la historia del cine
alemán. Aunque las cintas ligadas al krimi usualmente eran tratadas con cierto
desdén por los críticos, su increíble popularidad llevó a otras productoras a
probar suerte con nuevas adaptaciones de la obra de Wallace, lo que derivó en
las adaptaciones de algunas novelas del hijo del escritor, Bryan Edgar Wallace,
y en otros proyectos que seguían ciertas normas del subgénero, como sucedió por
ejemplo con las series protagonizadas por personajes como el Dr. Mabuse y un
detective privado llamado Joe Louis Walker, quien también era conocido como Kommissar
X/Commissioner X (dicha serie la conformaron siete largometrajes realizados
entre 1965 y 1971). En el caso puntual de “Im Banne des Unheimlichen” (1967),
sería la entrada número 31 de las 38 producciones que conformaron el ciclo de
la Rialto, y la decimocuarta en ser dirigida por Alfred Vohrer. Su guion por
otro lado, el cual estaría a cargo de Ladislas Fodor, estaría ligeramente
basado en la novela “The Hand of Power” del ya mencionado Wallace.
En un pequeño pueblo
rural ubicado en las afueras de Londres, reside Sir Oliver Ramsey, un
acaudalado aristócrata que es querido por toda la comunidad. Es a raíz de esto
que cuando fallece en un trágico y confuso accidente aéreo, todo el mundo
decide asistir a su funeral. Para sorpresa de los asistentes, durante la
celebración de la ceremonia fúnebre se escucha una siniestra carcajada
proveniente desde el interior del ataúd de Sir Oliver, que parece anunciar el
regreso del espíritu del aristócrata. Poco después de este extraño y aterrador
incidente, varios de los miembros de la familia de Sir Oliver comienzan a ser
asesinados. Para Sir Cecil Ramsey (Wolfgang Kieling), el paranoico hermano del
difunto, resulta evidente que Sir Oliver ha regresado del más allá para
vengarse de quienes pudieron estar involucrados en su sospechoso fallecimiento.
Asumiendo que es cuestión de tiempo para que se convierta en la próxima
víctima, Sir Cecil decide contactarse con Scotland Yard con el fin que
investiguen la naturaleza de los crímenes que están ocurriendo a su alrededor. Es
entonces cuando Sir Arthur (Hubert von Meyenrink), el director de Scotland
Yard, decide asignarle el caso al Inspector Higgins (Joachim Fuschsberger),
quien en compañía de la ambiciosa reportera Peggy Ward (Siw Mattson), intentará
averiguar que se esconde tras la figura del supuesto muerto viviente que
utiliza un anillo con la figura de un escorpión para asesinar a sus víctimas,
al cual la prensa ha apodado “el Cadáver que Ríe”, antes de que este pueda
cumplir con el macabro plan que se trae entre manos.
Como sucede en la
gran mayoría de los krimi, “Im Banne des Unheimlichen” se desenvuelve entre el
humor y las situaciones “camp”, y una atmósfera a ratos escalofriante que le
otorga un mayor grado de seriedad a los crímenes cometidos por el asesino de
turno. En gran medida, las obras enmarcadas dentro del krimi bien podrían ser
descritas con las mismas palabras que Francis M. Nevins utilizó para definir
las novelas de misterio del escritor Cornell Woolrich: “Están plagadas de
protagonistas machistas y unidimensionales, asesinatos cometidos con métodos
absurdos, hordas de gánsteres de cartón, diálogos repletos de pequeños
insultos, una acción rápida y abrasadora, y amenazas francamente extrañas.” El
mejor ejemplo de la tensión existente entre lo camp y lo aterrador en “Im Banne
des Unheimlichen” está representado por la apariencia del asesino. De acuerdo al
periodista y crítico de cine Kim Newman, “El villano enmascarado más grotesco de
toda la serie es… `el Cadáver que Ríe´… tenía una máscara de un esqueleto excesivamente
grande con una mandíbula articulada, un sombrero negro de montura ancha, una
peluca de miedo, una bata clerical, y unos guantes con el diseño de los huesos
de la mano sobre los cuales resalta un anillo con la forma de un escorpión cuya
cola se erecta con un cómico `boing` mediante la cual administra arañazos de
veneno letal.” Si bien la combinación de todos los elementos previamente mencionados
da pie a que el asesino se convierta involuntariamente en una figura cómica, el
hecho de que cada vez que asesina a una de sus víctimas su mandíbula articulada
se abra lentamente a la par de un sonido parecido a un silbido, hasta el punto
que termina exhibiendo una expresión facial francamente horrorosa, colabora
enormemente a preservar su naturaleza amenazadora y favorece el buen
funcionamiento de la película.
La particular
combinación de estilos e influencias – se pueden distinguir elementos del
horror gótico británico, toques del llamado cine psicotrónico, y técnicas
narrativas y estéticas que posteriormente serían asociadas al giallo – provocan
que el mundo en el que se desarrolla el krimi en muchas oportunidades desafíe a
la lógica y al sentido común, algo que el espectador no tarda en aceptar debido
a que incluso las decisiones cuestionables son presentadas de manera atractiva.
En el caso particular de “Im Banne des Unheimlichen”, la innecesaria conexión
que se intenta establecer entre el responsable de los asesinatos y el mito de
los muertos vivientes es a lo menos curiosa. Esto ocurre principalmente durante
una escena que se desarrolla al interior de un restaurante exótico al cual
asiste el Inspector Higgins en compañía de la Señorita Finley (Ilse Pagé),
quien es la secretaria de Sir Arthur. A raíz de un trago que lleva por nombre “Zombie”,
el guion aprovecha de incluir una explicación bastante vaga de lo que es un
zombi, tras lo cual la pareja inmediatamente debe abandonar el lugar ya que
Higgins es convocado para investigar el primer asesinato cometido por “el Cadáver
que Ríe”. Igualmente peculiar resulta ser la existencia de un personaje llamado
Ramiro (Peter Mosbacher), cuya piel es totalmente verde. Si bien el motivo de
aquello eventualmente se torna relevante para el desarrollo de la trama, durante
gran parte de la película la audiencia no solo debe aceptar que existe una
condición médica que provoca que la piel se pigmente de ese modo, sino que
además que aquello lo acerca a la cultura haitiana, lo que automáticamente lo
convierte en una suerte de experto en zombis (aseveración que dicho sea de
paso, colinda peligrosamente con los terrenos del racismo, aun cuando esta no
haya sido la intención de los profesionales involucrados en la producción).
Pese a presentar
esta clase de falencias, “Im Banne des Unheimlichen” funciona increíblemente bien.
La acción es presentada de forma vibrante, destacándose la dirección de
fotografía de Karl Löb, quien en las escenas más inclinadas hacia al horror
utiliza una iluminación cargada a los tonos verdes y rojos que se asemeja
bastante a lo realizado por cineastas como Dario Argento o Mario Bava en
algunas de sus películas. Esto es complementado por el atractivo diseño de
producción con tintes góticos de Walter Kutz y Wilhem Vorwerg, y la
extravagante banda sonora del compositor Peter Thomas que en gran medida
refleja el tono esquizofrénico de la historia. Por otro lado, la producción
tiene la ventaja de presentar un elenco carismático, comenzando por Joachim
Fuschsberger, cuyo Inspector Higgins se alza como un personaje astuto y
seductor que siempre se las arreglar para pasar algo de tiempo con alguna de
las hermosas mujeres que lo rodean. Aun cuando Fushcsberger aporta con algunas
dosis de comedia a la trama, es el personaje interpretado por Hubert von
Meyenrink quien está a cargo de la gran mayoría de los momentos cómicos del
film. Sir Arthur, quien es presentado como el reemplazo de Sir John (Siegfried
Schuerenberg, quien fue removido de la serie de adaptaciones luego de exigir un
aumento de sueldo), si bien es tan libidinoso como su predecesor, característica
que iría en aumento en sus próximas apariciones, en esta oportunidad se resalta
más su inequívoca incompetencia que su incontrolable lujuria. Con todos sus
pros y sus contras, “Im Banne des Unheimlichen” es probablemente una de las
mejores entradas de la serie de adaptaciones de Edgar Wallace que la Rialto
hizo a color. Por último, cabe mencionar que esta película presenta una serie
de similitudes con el giallo “La Coda dello Scorpione” (1971), que años más
tarde filmaría Sergio Martino. Y es que ambas producciones tienen como punto de
partida el fallecimiento de un hombre en un accidente de avión, una joya con
forma de escorpión juega un rol fundamental en el misterio, y un agente de
seguros se ve involucrado en la investigación de lo que a todas luces parece
ser un acto de sabotaje premeditado.
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