Gracias al Ć©xito de
las cintas “The Magnificent Seven” (1960), “The Great Escape” (1963) y “The
Sand Pebbles” (1966), en menos de una dĆ©cada el actor Steve McQueen pasĆ³ de ser
un simple actor de televisiĆ³n a ser una de las estrellas mĆ”s importantes de
Hollywood, lo cual entre otras cosas le permitiĆ³ crear su propia productora,
Solar Productions, lo que le otorgaba una libertad aun mayor para seleccionar
sus proyectos. Este serĆa el caso de “Bullitt” (1968), un thriller policĆaco
dirigido por el britĆ”nico Peter Yates, el cual terminarĆa de afianzar el
estatus de estrella del actor. Originalmente, a fines de la dƩcada del sesenta
el productor Philip D´Antoni habĆa adquirido los derechos de la novela “Mute
Witness” del escritor Robert Pike, con la intenciĆ³n de adaptarla con el actor
Spencer Tracy como protagonista, quien interpretarĆa a un desafortunado policĆa
de Nueva York llamado Clancy. Cuando McQueen se enterĆ³ de dicho proyecto y
mostrĆ³ cierto interĆ©s por protagonizarlo, los ejecutivos de los estudios Warner
Brothers de inmediato pensaron que la producciĆ³n tenĆa el potencial para
convertirse en un Ć©xito de taquilla, por lo que aceptaron asociarse con McQueen
y su productora. Sin embargo, antes de que esto sucediera, al interior de la
Warner exigieron que se reescribiera el guion, tarea que estarĆa a cargo de
Alan R. Trustman y Harry Kleiner, que se cambiara el nombre y la edad del
protagonista, y finalmente el escenario donde transcurrĆa el relato. De esta
forma, Clancy pasĆ³ a llamarse Frank Bullitt, y Nueva York fue intercambiado por
San Francisco, lo que supuso una serie de desafĆos para el equipo de producciĆ³n
debido a la insistencia por parte de McQueen que la cinta debĆa ser filmada
exclusivamente en locaciones. Tras varias discusiones con los ejecutivos de la
Warner, finalmente el actor terminĆ³ imponiendo sus condiciones, lo que
convirtiĆ³ a “Bullitt” en la primera pelĆcula en ser rodada en su totalidad en locaciones,
para lo cual se utilizaron una cƔmaras livianas llamadas Arriflex, que le
permitieron a Yates y su equipo moverse con una mayor libertad por las calles
de San Francisco.
Cuando al espectador
conoce por primera vez al Teniente Frank Bullitt (Steve McQueen), Ć©l estĆ”
profundamente dormido, ataviado con lo que parece ser un cĆ³modo pijama. Su
sueƱo es bruscamente interrumpido por su compaƱero “Dell” Delgetti (Don Gordon),
quien toca incesantemente el timbre del domicilio. “¿A quĆ© hora te acostaste
anoche, Frank?” le pregunta Delgetti al protagonista, trasladĆ”ndose de
inmediato a la cocina en busca de un vaso de jugo de naranja. “Cerca de las
5:00,” responde Bullitt, quien se muestra visiblemente afectado por una fuerte
resaca. Lamentablemente para Ć©l, su dĆa no harĆ” mĆ”s que empeorar cuando se
entera de la tarea que le ha asignado el CapitƔn Sam Bennett (Simon Oakland):
junto a Delgetti y al oficial Carl Stanton (Carl Reindel), Bullitt tendrĆ” que
proteger a un mafioso llamado Johnny Ross (Pat Renella), quien es el testigo
estrella del fiscal de distrito y del Senador Walter Chalmers (Robert Vaughn)
en el caso que ambos llevan contra el Sindicato Criminal de San Francisco. La
situaciĆ³n es en extremo delicada no solo porque el Sindicato harĆ” todo lo
posible por silenciar para siempre a Ross, sino porque ademƔs si aquello
sucede, el fiscal de distrito se encargarĆ” personalmente de acabar con la
carrera de Bullitt. Cuando eventualmente el lugar donde tienen escondido a Ross
es descubierto, y Ć©l se ve apuntado con una escopeta, las cosas se tornan
realmente interesantes. En vez de expresar su temor por lo que parece ser el
fin de su vida, Ross se muestra claramente confundido. Ćl incluso alcanza a
tartamudear “Ellos me dijeron…” antes de ser herido de gravedad. Lo que es aĆŗn
mĆ”s extraƱo, es que el propio Ross fue quien les abriĆ³ la puerta a sus
asesinos. Acongojado y confundido por la situaciĆ³n, que ademĆ”s terminĆ³ con
Stanton herido, Bullitt tendrƔ que hacer todo lo posible por investigar quƩ fue
lo que realmente sucediĆ³ y que se escondĆa tras las supuestas buenas intenciones
del criminal.
Desde prƔcticamente su
primera apariciĆ³n resulta evidente que Frank Bullitt no es un detective convencional.
Se muestra preocupado de vestirse a la moda, conduce un Ford Mustang GT
Fastbacks, es increĆblemente cool, y tiene a una hermosa novia (Jacqueline
Bisset) cuyo mayor interƩs es el arte moderno. En cuanto a su personalidad, es
un hombre que disfruta la soledad y que frecuentemente fuerza los lĆmites de lo
permitido en sus intentos por capturar delincuentes, sin jamƔs traspasar la
delgada lĆnea que lo separa de ellos. El personaje estarĆa parcialmente
inspirado en la imagen y la personalidad de Dave Toschi, quien fue uno de los
detectives que poco despuĆ©s del estreno de “Bullitt”, estuvo a cargo de la
investigaciĆ³n del asesino del zodiaco en San Francisco. Lo que resulta
interesante con respecto a Bullitt, es que mĆ”s allĆ” de la inclusiĆ³n de un par
de escenas que tienen por objetivo humanizarlo, en las que por ejemplo utiliza
su tiempo libre para comprar comida congelada o sale a cenar con su novia, durante
el resto de la pelĆcula no vuelve a demostrar ninguna clase de vulnerabilidad.
En su momento, el crĆtico Roger Ebert escribiĆ³ que la gente usualmente
criticaba a McQueen por interpretarse a sĆ mismo en la pantalla, pero tambiĆ©n
mencionĆ³ que ellos olvidaban que Ć©l no era un simple actor, sino que era una
fuerza natural, una estrella que era mĆ”s convincente cuando se desenvolvĆa en
un terreno que le era familiar. Es evidente que la pelĆcula fue hecha pensando
en McQueen – Frank Bullitt es McQueen – y si esta hubiese sido enfocada de
forma diferente, “Bullitt” probablemente se hubiese convertido en un producto
desechable y carente de personalidad.
Con el fin que el
espectador experimente parte de la confusiĆ³n que invade a Bullitt una vez que su
compaƱero y Ross son atacados, y se percata que el caso que tiene entre manos
es mucho mƔs complejo de lo que originalmente pensaba, Yates y el director de
fotografĆa William A. Fraker utilizan diversas estrategias durante el
transcurso de la pelĆcula. La mĆ”s frecuente de estas consiste en el
posicionamiento de objetos – ventanas, un bosque de piernas, o la cabeza de un
personaje - entre la cĆ”mara y la acciĆ³n de una determinada escena. Si bien en
la mayorĆa de los casos la acciĆ³n sigue siendo discernible, el espectador
inevitablemente queda relegado al rol de un observador externo, al cual se le
dificulta obtener toda la informaciĆ³n que necesita. En otras oportunidades, el
diĆ”logo es reducido casi al mĆnimo, lo que invita a la audiencia a identificar
la importancia de determinadas escenas basĆ”ndose Ćŗnicamente en el aspecto
visual de la misma. Por Ćŗltimo, hay una serie de escenas que son filmadas desde
una locaciĆ³n adyacente al lugar donde estĆ” ocurriendo la acciĆ³n. Por ejemplo,
cuando Ross es sometido a procedimientos mƩdicos de urgencia que tienen por
objetivo tratar de salvarle la vida, en vez de posicionar la cƔmara en la
habitaciĆ³n del hospital donde todo esto estĆ” sucediendo, Peter Yates filma el
evento desde el corredor contiguo a la habitaciĆ³n. De esta forma, al igual que
Bullitt, el espectador necesariamente debe prestarle atenciĆ³n a todo lo que ve
y escucha, con el fin de unir las pistas y descubrir que es lo que se esconde
tras el asesinato de Ross. Aun cuando “Bullitt” fue publicitada como un film de
acciĆ³n, la verdad es que se trata de un thriller inteligente que requiere un alto
nivel de concentraciĆ³n por parte del espectador, lo que se traduce en un ritmo
narrativo algo pesado. Sin embargo, la paciencia es recompensada no solo por
una historia correctamente conformada y una actuaciĆ³n criminalmente subvalorada
por parte de Steve McQueen, sino que ademĆ”s por un puƱado de escenas icĆ³nicas,
algunas de las cuales han sido sometidas a mĆŗltiples anĆ”lisis con el paso de
los aƱos.
Ese es precisamente
el caso de la famosa y frenĆ©tica secuencia de persecuciĆ³n automovilĆstica que
presenta la pelĆcula, la cual se extiende durante aproximadamente once minutos.
SegĆŗn el coordinador de escenas de riesgo de “Bullitt”, Carey Loftin, “McQueen
estaba decidido a realizar la mejor persecuciĆ³n de vehĆculos jamĆ”s hecha. Yo
sabĆa que Steve conocĆa un montĆ³n de Ć”ngulos de cĆ”mara que creaban la ilusiĆ³n
de velocidad. Puedes situar la cĆ”mara bajo el vehĆculo lo que te permite
controlar todo lo que sucede en la escena. Entonces, cuando esta es rodada, da
la impresiĆ³n que se estĆ” moviendo a una gran velocidad.” Sin embargo, el actor
no estaba dispuesto a utilizar esta clase de trucos y le insistiĆ³ a Loftin que
no se preocupara por el dinero, que todo debĆa ser real. En una entrevista que
McQueen le otorgĆ³ a la publicaciĆ³n Motor Trend, explicĆ³ el motivo por el cual
aƱoraba filmar una persecuciĆ³n a alta velocidad: “Siempre sentĆ que una secuencia
centrada en una carrera de vehĆculos callejera, en una persecuciĆ³n callejera,
podĆa ser algo sumamente excitante porque debes interactuar con objetos reales,
como por ejemplo con la posibilidad de chocar contra un automĆ³vil estacionado.
A la audiencia le encanta sentarse a ver a alguien que estĆ” haciendo algo que
de seguro a todo el mundo le gustarĆa realizar.” Con el objetivo de prepararse
para el rodaje de la celebrada secuencia, McQueen y su equipo fueron a
practicar a un circuito de carreras situado cerca de San Francisco. “Steve
tenĆa un gran manejo del Mustang, realmente fluĆa con el vehĆculo,” declararĆa
en una oportunidad Ron Riner, quien estaba a cargo de coordinar los traslados
del equipo de filmaciĆ³n. Pese a que McQueen tenĆa toda la intenciĆ³n de conducir
el vehĆculo durante la persecuciĆ³n, su carrera como chofer de riesgo no durarĆa
mucho. SegĆŗn el doble de riesgo Bud Elkins, “Steve se excediĆ³ en un giro, quemĆ³
los neumĆ”ticos y todo eso. EstĆ” en la pelĆcula. Pero cuando Ć©l hizo eso, no fue
a propĆ³sito. Ćl metiĆ³ la pata, y entonces los demĆ”s dijeron, ´es suficiente,
sĆ”quenlo del vehĆculo´. A la maƱana siguiente estaban cortando y tiƱendo mi
cabello.” De acuerdo al libro “The Films of Steve McQueen” del escritor Casey
St. Charnaz, el otro motivo por el cual el actor dejĆ³ la conducciĆ³n del Mustang
en manos de profesionales, fue porque cuando su esposa de aquel entonces, la
actriz Ali MacGraw, se enterĆ³ que Ć©l querĆa participar en la realizaciĆ³n de la
secuencia, de inmediato intercediĆ³ para que cambiara de opiniĆ³n. Independiente
de todas las anƩcdotas que rodean a la que ha sido seƱalada como posiblemente
la mejor secuencia de persecuciĆ³n a alta velocidad de la historia del cine, su
efectividad reside en la perfecta coordinaciĆ³n y coreografĆa de las maniobras
de riesgo, en un trabajo de ediciĆ³n vibrante, y en la decisiĆ³n de utilizar el
sonido de los motores y el chillido de los neumĆ”ticos como la Ćŗnica banda
sonora de esta Ć©pica batalla sobre ruedas por las calles de San Francisco.
Al momento de su
estreno “Bullitt” se convertirĆa en todo un Ć©xito de taquilla, convirtiĆ©ndose
en una de las cuatro cintas que obtuvo una mayor recaudaciĆ³n en 1968. La
crĆtica tambiĆ©n la acogiĆ³ de buena manera, lo que se tradujo en numerosas
nominaciones y premios, destacĆ”ndose el Ćscar a la mejor ediciĆ³n que obtuvo
Frank P. Keller. Igualmente destacable resultĆ³ ser la jazzĆstica banda sonora
del compositor Lalo Schifrin, la cual es una de las mƔs recordadas de su
carrera. MĆ”s allĆ” de la repercusiĆ³n de la producciĆ³n o de su protagonista,
Frank Bullitt no serĆa ni el primero, ni el Ćŗltimo policĆa solitario en
protagonizar una pelĆcula en la pantalla grande. Desde las numerosas
encarnaciones de Philip Marlow al Harry el Sucio de Clint Eastwood, pasando por
el Vincent Hanna que Al Pacino interpretĆ³ en “Heat” (1995), la historia de los
relatos criminales cinematogrĆ”ficos estĆ” plagado de hombres cuya dedicaciĆ³n a
su trabajo siempre logra entrometerse entre la posibilidad de entablar cualquier
tipo de relaciĆ³n significativa o de llevar una vida normal. La dificultad de
tener que lidiar con esta dualidad aparentemente incompatible queda explicitada
en la Ćŗltima escena de la cinta, donde un agotado Bullitt regresa a casa un lunes
por la maƱana tras resolver el caso de Ross, deja su arma a un costado y se
percata que su novia se ha quedado dormida en su cama, lo que inevitablemente parece
llevarlo a pensar que tarde o temprano se verĆ” en la obligaciĆ³n de escoger
entre su vida personal y su trabajo.
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