En 1969 el agente de Jane Fonda contactĆ³ al director y productor Alan J. Pakula con la intenciĆ³n de invitarlo a dirigir un proyecto en el que estaba involucrada la actriz. Sin embargo, a Pakula no le llamĆ³ la atenciĆ³n el material que le entregaron por lo que desechĆ³ la invitaciĆ³n. Algunas semanas mĆ”s tarde, desde los estudios Warner Bros. le enviaron al director el borrador de un guion escrito por los hermanos Dave y Andy Lewis titulado “Klute”. Dicho guion relataba la historia de un policĆ­a de un pequeƱo pueblo de Pensilvania que junto a una prostituta de Nueva York, se sumergen en el mundo de la prostituciĆ³n con el objetivo de encontrar a un viejo amigo del policĆ­a. Tan pronto como leyĆ³ la historia, Pakula de inmediato pensĆ³ en Fonda por lo que le enviĆ³ el guion a la actriz quien en aquel entonces se encontraba promocionando la cinta “The Shoot Horses Don´t They?” (1969). SegĆŗn el propio Pakula, “VolĆ© a Nueva York una vez que ella leyĆ³ el guion y me dijo: ´Bueno, ¿por quĆ© quieres que haga esto? Esto puede convertirse en algo totalmente vulgar.´ Entonces yo le dije: ´Porque pienso que harĆ­as un estupendo trabajo y porque ademĆ”s es un personaje que estĆ” maravillosamente escrito. Creo que la historia necesita algo de trabajo pero el personaje estĆ” bien.´” Para sorpresa de Pakula, el estudio no tenĆ­a ningĆŗn interĆ©s de contratar a Fonda. Cuando el director se negĆ³ a contratar a alguien mĆ”s para el papel, los ejecutivos del estudio decidieron retirarlo del proyecto y llamaron a Barbra Streisand para ofrecerle el rol protagĆ³nico del film. Cuando la actriz rechazĆ³ el papel debido a que considerĆ³ que el guion era burdo, y debido al escaso interĆ©s de otros profesionales de involucrarse en el proyecto, este le fue reasignado a Pakula quien junto a Fonda y Donald Sutherland, se instalaron en los desaparecidos Estudios Filmways para iniciar el proceso de rodaje de la cinta. Lamentablemente, los problemas no terminarĆ­an ahĆ­. Tras visitar varios clubes nocturnos con la intenciĆ³n de investigar mĆ”s sobre el mundo de la prostituciĆ³n, Fonda comenzĆ³ a ponerse nerviosa cuando ninguno de los proxenetas que conociĆ³ intentĆ³ contratar sus servicios. Fue entonces ella le rogĆ³ a Pakula que la despidiera, asegurando que no era capaz de interpretar a una prostituta. Convencido que habĆ­a hecho la elecciĆ³n correcta, el director le dio mĆ”s tiempo a Fonda para que preparara el papel y ademĆ”s le otorgĆ³ la oportunidad de improvisar en algunas escenas, lo que eventualmente ayudarĆ­a a fortalecer la frĆ”gil confianza que tenĆ­a entonces la joven actriz.

En “Klute” (1971), un respetado hombre de negocios de Pensilvania llamado Tom Gruneman (Robert Milli) desapareciĆ³ hace seis meses sin dejar rastro. Cuando la policĆ­a no demuestra demasiado interĆ©s por dar con su paradero, uno de sus amigos, un detective privado llamado John Klute (Donald Sutherland), decide investigar el caso siguiendo la Ćŗnica pista que tiene disponible, una serie de cartas obscenas dirigidas a una mujer llamada Bree Daniels (Jane Fonda) quien aparentemente reside en Nueva York. A simple vista, Bree es una atractiva joven que ha decidido probar suerte como actriz y modelo en la Gran Manzana. Sin embargo, bajo su inocente fachada se esconde una prostituta que trabaja de manera independiente, la cual espera su oportunidad para alejarse del sĆ³rdido mundo en el cual se encuentra atrapada. DespuĆ©s de mucha insistencia, Klute logra convencer a Bree para que lo ayude a dar con el paradero de Gruneman, por quien ella no tiene ningĆŗn interĆ©s. Las cosas se complican enormemente cuando un viejo cliente de Bree, cuya identidad no recuerda y que era particularmente violento, parece estar obsesionado con ella al punto que ademĆ”s de acosarla, comienza a asesinar a algunas de las viejas amistades de la joven, lo que obliga a Klute a realizar su mejor esfuerzo para descubrir su identidad y detenerlo antes de que se demasiado tarde. 


Cuando Alan J. Pakula comenzĆ³ con los preparativos de la producciĆ³n de “Klute”, no solo vio un montĆ³n de pelĆ­culas de Alfred Hitchcock, sino que ademĆ”s leyĆ³ el libro que reunĆ­a y analizaba la serie de entrevistas que FranƧois Truffaut le realizĆ³ al director britĆ”nico. Si bien hizo todo esto con la esperanza de encontrar inspiraciĆ³n, la verdad es que terminĆ³ desanimado porque sentĆ­a que la pelĆ­cula que estaba a punto de filmar contradecĆ­a uno de los principios centrales de Hitchcock: “No debes intentar hacer un estudio de personaje en un melodrama,” dirĆ­a Pakula para luego agregar, “Klute, desde luego, es una violaciĆ³n de aquello.” A diferencia de lo que pensaba Pakula, “Klute” no es un estudio de personaje envuelto en un melodrama, sino que es un estudio de personaje que utiliza las herramientas del melodrama para profundizar el retrato del personaje que es objeto de su anĆ”lisis. De hecho, la pelĆ­cula tira por la borda gran parte de las expectativas que inicialmente genera en el espectador: es una pelĆ­cula policial cuyo protagonista no es un policĆ­a; es un western moderno que casi nunca abandona los callejones y los bares de Manhattan; es una historia de misterio que, con una indiferencia desafiante, revela al responsable de los crĆ­menes poco despuĆ©s de los primeros cuarenta minutos de metraje; y es un thriller que, pese al trasfondo de su trama, prĆ”cticamente no presenta casi nada de violencia. Las contradicciones de Pakula comenzaron desde el momento en el que modificĆ³ el guion, y se dio cuenta que preferĆ­a dejar en un segundo plano a Klute para ahondar en la vida de Bree. A medida que ella convierte en el centro de atenciĆ³n de la cinta, el supuesto hĆ©roe pasa a ser un observador casi silencioso que no puede esconder la fascinaciĆ³n que le provoca la chica. Es a raĆ­z de esto que se puede argumentar que el verdadero misterio contenido en “Klute” es la forma de pensar de Bree, la cual es revelada en una serie de escenas junto a su terapeuta donde explica la raĆ­z de su drama personal.

Por otro lado, resulta interesante como Pakula convierte a las grabadoras de sonido en un elemento central de la trama desde prĆ”cticamente la primera escena de la pelĆ­cula, las cuales comienzan siendo utilizadas como instrumentos de vigilancia para posteriormente ser empleadas como verdaderas armas psicolĆ³gicas durante el clĆ­max del film. Esta decisiĆ³n artĆ­stica y argumental serĆ­a vista como una prolongaciĆ³n de la desconfianza que estaba generado la administraciĆ³n de Nixon en aquel entonces, lo que llevarĆ­a a muchos crĆ­ticos a considerar a “Klute” como la primera entrada de la llamada “trilogĆ­a de la paranoia” de Pakula, la cual continuarĆ­a con “The Parallax View” (1974) y “All the President´s Men” (1976). Pero las grabadoras de sonido son utilizadas como algo mĆ”s que un simple marcador de una Ć©poca determinada; tambiĆ©n funcionan como un instrumento que ayuda a disociar el sonido de la imagen. Al inicio del relato, la personalidad de Bree estĆ” a punto de fragmentarse. Cuando ella es presentada por primera vez al espectador, se encuentra tranquilamente discutiendo los tĆ©rminos financieros de sus servicios con uno de sus clientes, demostrando una completa seguridad en sĆ­ misma. “¿Has estado alguna vez con una mujer a la que le has pagado?... Tengo la impresiĆ³n que eso te excita de forma particular… No tengas miedo. Mientras no me lastimes mĆ”s de lo que yo voy a lastimarte, harĆ© todo lo que me pidas… Nada es incorrecto. Creo que la Ćŗnica manera en la que nosotros podemos ser felices es dejar que todo fluya, ¿sabes? Hazlo todo, y a la mierda.” Sin embargo, en la escena siguiente toda esa confianza se desvanece cuando Bree es retratada totalmente en silencio junto a otras mujeres que desfilan como ganado, a la espera de ver si logra ser contratada como modelo. De esta forma, primero es escuchada pero no vista; luego es vista pero no escuchada. Con esto en mente, es importante seƱalar que ella no es un personaje trĆ”gico o patĆ©tico, ya que al ser consciente que sus actos son un sĆ­ntoma de sus propios traumas y frustraciones, se muestra dispuesta a explorar sus problemas bajo sus propios tĆ©rminos. Es esto lo que quizĆ”s motivĆ³ a la crĆ­tica Pauline Kael a identificar a Bree como “uno de los personajes femeninos mĆ”s fuertes que ha llegado a la pantalla,” a lo que aƱadirĆ­a que “si bien han existido muchas prostitutas en el cine, este es quizĆ”s el primer intento importante por transformar el conocimiento clĆ­nico moderno en entendimiento humano y significancia dramĆ”tica.” 



Aun cuando es Fonda y su personaje quien evidentemente se roba la pelĆ­cula, motivo por el cual ganarĆ­a un merecido Oscar, John Klute tambiĆ©n asoma como una pieza importante dentro del ejercicio narrativo llevado a cabo por Pakula, al menos en el papel. En vez de competir por el protagonismo de la historia, Donald Sutherland permite que su coestrella sea quien brille transformando a su personaje en el fiel compaƱero de Bree, quien evita en todo momento avergonzarla por sus decisiones o intentar cambiar su forma de ser. Si bien la dinĆ”mica que ambos establecen tiene ciertas ventajas al momento de explorar la personalidad de la protagonista, como efecto colateral provoca que John Klute sea un personaje completamente desprovisto de una personalidad distintiva, lo que claramente es una decepciĆ³n. En cuanto al aspecto tĆ©cnico de la producciĆ³n, no solo resulta destacable la efectiva banda sonora del compositor Michael Small, sino que ademĆ”s la direcciĆ³n de fotografĆ­a de Gordon Willis quien juega un rol sumamente importante a la hora de delinear el tono de la cinta y la personalidad de Bree. En tĆ©rminos generales, “Klute” es una experiencia que no resulta del todo satisfactoria debido a que se trata de un estudio de personaje metido a la fuerza en los ropajes de un neo-thriller, donde el personaje que le da el nombre al film estĆ” lejos de ser medianamente interesante. Sin embargo, esto no le resta mĆ©rito a la manera en como es retratado el personaje de Fonda. De hecho, ella es la dueƱa de las Ćŗltimas palabras del film las cuales exhiben una ambivalencia feroz, ya que siembra la duda con respecto a si eventualmente podrĆ” cumplir con el papel de esposa abnegada, o mĆ”s temprano que tarde regresarĆ” a su departamento en Nueva York para retomar un rol que le resulta mĆ”s familiar. Lo interesante es que la respuesta a dicha interrogante no es una que el espectador pueda responder basado en un optimismo reflexivo o en un Ć”cido cinismo, ya que como todo el resto de las decisiones que ha tomado Bree durante su vida es algo que depende Ćŗnicamente de ella.

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