Tras el exitoso estreno de la cinta de
horror “Witchfinder General” (1968) del director Michael Reeves, los mandamases
de la productora American International Pictures comenzaron a estructurar la
que sería su próxima película de horror gótico. Luego de asegurar la
participación del director y los tres protagonistas de “Witchfinder General”,
Vincent Price, Hilary Dwyer y Rupert Davis, al interior de la AIP optaron por
adaptar una historia corta de Edgar Allan Poe titulada “The Oblong Box”, cuyo
guion inicialmente le sería encomendado a Lawrence Huntington, quien previamente
había sido responsable de los guiones de cintas como “Tower of London” (1944) y
“The Vulture” (1966). Lamentablemente para todos los involucrados en el
proyecto, la producción de “The Oblong Box” (1969) estaría plagada de
problemas. Todo comenzaría con la salida de Reeves del proyecto, quien tuvo que
ser despedido por el productor Gordon Hessler luego que sus múltiples intentos
de suicidio, sus problemas mentales y emocionales, su adicción a las drogas, y
la terapia de choque a la que se estaba sometiendo se interpusieron en su
trabajo. La conjunción de todos estos elementos eventualmente llevaría a Reeves
a suicidarse en 1969, tras mezclar altas dosis de alcohol con barbitúricos.
Tras la salida de Reeves, los ejecutivos de la AIP le asignaron la dirección de
la cinta a Cy Endfield. Sin embargo, cuando el rodaje se trasladó de Inglaterra
a Irlanda Endfield fue reemplazado por Hessler, quien había comenzado su
carrera en la industria cinematográfica como revisor de guiones de la serie de
televisión “Alfred Hitchcock Presents” (1955-1962).
Una vez que Hessler asumió la
dirección de la cinta, tanto él como Price consideraron que el guion de
Huntington era demasiado complejo y difícil de seguir. Fue por este motivo que
contrataron al experimentado guionista Christopher Wicking para que
reescribiera el borrador desarrollado por Huntington. Irónicamente, tanto
Wicking como su colega solo se limitaron a extraer algunos elementos de la
novela corta “The Mark of the Beast” del escritor británico Rudyard Kipling, la
cual tiene la particularidad de ser uno de los primeros relatos de hombres lobo
de la literatura moderna, dejando completamente de lado la historia de Edgar
Allan Poe en la que supuestamente estaba basado el film. En el relato original
de Poe, el protagonista es un hombre recién casado que viaja en barco desde
Charleston hasta Nueva York, quien guarda al interior de su camarote una
misteriosa caja oblonga. Cada noche, la mujer que se identifica como su esposa
se va a dormir a otro camarote, dejando al hombre solo con la caja. Cuando una
tormenta obliga a la tripulación a abandonar la embarcación, el hombre se niega
terminantemente a desprenderse de la caja, ya que esta contiene los restos de
su verdadera esposa la cual falleció recientemente. Tras rehusarse a dejar los
restos de su amada a bordo del barco que está pronto a hundirse, el
protagonista termina amarrándose al ataúd para descender inexorablemente junto
a él hasta el fondo del océano. El guion escrito por Huntington y Wicking en
cambio, mezcla temas tales como el colonialismo británico, el temor a la
posibilidad de ser enterrado vivo, y lo destructiva que puede ser la sed de
venganza, lo que en conjunto convirtió a “The Oblong Box” en la primera
adaptación de la obra de Poe realizada por la AIP que no tenía absolutamente
nada que ver con la historia original del autor.
En la versión de “The Oblong Box” de
Gordon Hessler, Sir Julian Markham (Vincent Price) es un hombre acaudalado que regresa
a Inglaterra luego de estar una temporada en su plantación ubicada en África,
en compañía de su hermano Edward (Alister Williamson), quien aparentemente está
padeciendo una extraña condición médica de origen desconocido. Todo parece
indicar que en un acto de venganza, una tribu africana desfiguró el rostro de
Edward, tras lo cual quedó completamente trastornado. Con el fin de proteger el
apellido familiar, Sir Julian decide mantener recluido a Edward al interior de
su mansión, hasta que este finge su muerte con la intención de escapar.
Lamentablemente para Edward, Sir Julian se apresura a meterlo dentro de un ataúd
para que nadie pueda verlo, sin saber que en verdad lo está sepultando vivo. La
situación se complica mucho más cuando entra en escena el Doctor Neuhartt
(Christopher Lee), un facultativo que se dedica a experimentar con cadáveres
que le proporcionan un par de profanadores de tumbas. Cuando Neuhartt eventualmente
descubre de la peor manera posible que Edward Markham aún sigue vivo, termina
siendo chantajeado por este último para que lo ayude a vengarse de todos
aquellos que lo perjudicaron. Libre de la vigilancia de su hermano y ataviado
con una capucha carmesí que oculta su rostro, Edward emprende su propia cruzada
asesina, una que acabará con la vida de cualquiera que se atreva a cruzarse en
su camino.
Desde un punto de vista narrativo, “The
Oblong Box” es una cinta problemática. El guion intenta seguir demasiadas
subtramas, al mismo tiempo que se enfoca en distintos personajes a los cuales
eventualmente abandona cuando la trama presenta algún un giro narrativo. Por
ejemplo, si bien la película inicialmente se centra en Sir Julian, el foco de
atención eventualmente gira hacia el abogado de Markham, Samuel Trench (Peter
Arne), quien resulta ser una verdadera sabandija. A los pocos minutos después, es
Edward quien da un paso al frente, para finalmente volver a centrarse en Sir
Julian, el protagonista original del relato. Lo que es aún peor, es que cada
vez que la historia intenta avanzar, el guion introduce dos o tres personajes
que entorpecen el desarrollo de la película y que no son necesariamente
importantes para la misma. El mejor ejemplo de aquello es el Inspector
Hawthorne (Ivor Dean), quien aparece en al menos tres escenas para luego
desaparecer sin dejar rastro, demostrando que su rol en la historia perfectamente
podría haber sido reducido a dos o tres líneas de diálogo. Todas estas
subtramas y cambios de foco influyen directamente en la experiencia del
espectador, ya que ninguno de los personajes es desarrollado lo suficiente como
para que la audiencia sienta algún grado de simpatía por ellos. Al mismo
tiempo, esto también diluye el discurso contra el colonialismo británico y sus
nefastas implicaciones que esboza el guion. Y es que la fortuna de la familia
Markham fue acuñada gracias a la sangre, el sudor y las lágrimas de las decenas
de esclavos que trabajan en la plantación africana de su propiedad. Sin embargo,
el mayor pecado que comete “The Oblong Box”, la cual sería la primera cinta en
reunir a Vincent Price y Christopher Lee, es que ambos actores solo participan
en una escena juntos que termina siendo completamente decepcionante, ya que su interacción
se limita a un gemido incoherente por parte del personaje de Lee mientras exhala
su último aliento.
En la vereda contraria, uno de los
puntos altos de “The Oblong Box” es su cuidada ambientación, cuyo principal responsable
es el director de arte George Provis. No solo los interiores de la vieja
mansión de la familia Markham, donde se destaca una llamativa escalera de
caracol, resultan ser espeluznantes, sino que además el laboratorio del Dr. Neuhartt
también contribuye a la atmósfera de sordidez y locura que domina al relato. En
ese sentido, tanto Hessler como el director de fotografía John Coquillon se
preocupan por ejemplo de enfatizar los escotes, la piel descubierta, y las
piernas de un grupo de mujeres que participan en una escena que se desarrolla
al interior de una taberna/burdel. A la violencia también le otorgan un
tratamiento cercano y personal, resaltando entre otras cosas la navaja de
Edward cada vez que esta va a ser utilizada para herir a una de sus víctimas
(en ocasiones el enfoque es tan cercano, que en una determinada escena es
posible distinguir como la navaja salpica sangre incluso antes de tocar la piel
de la persona hacia la cual va dirigida). Por otro lado, durante el transcurso
de la película, Hessler también hace uso de las tomas en primera persona para
intentar retratar el punto de vista de Edward. Mientras que al inicio del film
esta decisión artística tiene por objetivo comunicar de manera efectiva el
terror que experimenta Edward cuando se ve enfrentado al horrendo castigo que
le está imponiendo un médico brujo africano (quien a su vez representa a una cultura
que él tampoco comprende), una vez que la acción se traslada a Inglaterra el
enfoque en primera persona busca representar el delicado estado mental de un
cada vez más descontrolado Edward.
>En el ámbito de las actuaciones,
Vincent Price hace gala de su histrionismo habitual el cual es sumamente
apropiado para este tipo de historias, más aun considerando que Sir Julian
Markham es retratado como un hombre que aparenta ser un aristócrata respetado y
un hermano preocupado, pero que en verdad es un charlatán manipulador. Christopher
Lee por su parte, supera con su profesionalismo habitual el hecho de estar
utilizando una peluca francamente ridícula, e interpreta de manera estupenda a
quien quizás es el personaje más interesante de la historia. Durante el
transcurso del film, Neuhartt se ve enfrentado a una serie de dilemas morales, debe
aceptar el hecho que el robo de cadáveres es lo único que le permite llevar a
cabo sus experimentos, y se ve obligado a adoptar un postura radical una vez
que comienza a ser chantajeado por Edward. Según declararía el propio Lee en
una entrevista, “Neuhartt es básicamente un buen hombre que terminó volviéndose
malo a causa de su obsesión con el conocimiento del cuerpo humano.” Dicha
obsesión gradualmente comienza a convertirse en frustración y desesperación,
cuando el científico se percata que sus malas decisiones lo han arrastrado a
una situación límite de la que probablemente le será imposible escapar. Por
último, Alister Williamson se las arregla para presentarse como una figura
trágica y como un verdadero psicópata sediento de sangre cuya presencia resulta
amenazante. Pese a que “The Oblong Box” intenta compensar sus falencias
narrativas con una atractiva puesta en escena y buenas actuaciones, termina
siendo un producto fallido que adquirió más relevancia de la que merecía debido
al elenco participante y por estar enmarcada dentro del alabado ciclo de cintas
de horror gótico/adaptaciones de la obra de Poe realizadas por la AIP durante
la década del sesenta.
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