Fantômas, uno de los
personajes más populares de la literatura policial francesa, nacería en 1911 de
la mano de los escritores Marcel Allain y Pierre Souvestre. A diferencia de
otros criminales literarios como por ejemplo su compatriota Arséne Lupin, Fantômas
es básicamente un sociópata que disfruta asesinando a inocentes. El personaje
en total protagonizaría 43 novelas escritas entre 1911 y 1963 (donde las
últimas once serían escritas en solitario por Allain tras el fallecimiento de
Souvestre en 1914), en las cuales se caracterizaría por ser completamente
despiadado, incluso con sus propios hijos, ser un verdadero maestro del
disfraz, y utilizar técnicas increíbles y extravagantes en la ejecución de sus
crímenes, como por ejemplo ratas infectadas con peste, serpientes gigantes o cuartos
que se llenaban con arena con el paso del tiempo. Dos años después de la
publicación de la primera novela de Fantômas, el director francés Louis
Feuillade llevaría al maquiavélico criminal a la pantalla grande como
protagonista de una serie muda compuesta por cinco episodios, siendo
interpretado por René Navarre. Entre 1932 y 1949, Fantômas
aparecería en otras cuatro producciones francesas, siendo personificado por
distintos actores, en las cuales mantendría un cierto grado de fidelidad con su
contraparte literaria. Con la llegada de la década del sesenta y considerando
el éxito obtenido por las películas de James Bond, el director André Hunebelle se
propuso cambiar un poco la naturaleza criminal de Fantômas
y el tono de sus aventuras, para convertirlo en una suerte de sofisticado
terrorista cuyo objetivo principal es desatar el caos mundial. No contento con
acercar al personaje al mundo del espionaje, Hunebelle quiso añadirle algunos
toques de comedia a la fórmula, los cuales estarían a cargo del actor Louis de
Funès quien se encargaría de interpretar al Comisario Juve, el enemigo acérrimo
de Fantômas.
En “Fantômas” (1964), el
temido criminal (Jean Marais) cuya verdadera identidad se desconoce y que para
mucha gente no es más que un mito urbano, se entera que un periodista llamado
Fandor (Jean Marais) ha publicado una entrevista falsa que supuestamente la ha
hecho a él, aprovechándose que nadie ha podido comprobar su existencia, por lo
que es imposible acusarlo de engañar a sus lectores. Decidido a cobrar venganza
de Fandor ya que siente lo que ha ridiculizado, tras secuestrarlo y amenazarlo
con quitarle la vida, Fantômas adopta la identidad del periodista y comete
un espectacular crimen con el solo objetivo de incriminarlo y convertirlo en un
fugitivo de la justicia. Lamentablemente para Fandor, una vez que la policía da
con su paradero rápidamente es encarcelado ya que nadie cree en su inocencia. El
único que está convencido de la existencia de Fantômas
y que no cree que el villano sea una invención de la propia policía para
justificar su incompetencia a la hora de frenar la creciente tasa de crímenes
que está azotando a Francia, es el torpe pero voluntarioso Comisario Juve (Louis
de Funès), quien se ha juramentado atrapar al ingenioso y misterioso delincuente
aunque sea lo último que haga. Con la ayuda de la novia de Fandor, Hélène (Mylène
Demongeot), Juve hará todo lo posible por dar con el
paradero de Fantômas
y probar la inocencia del periodista, antes que el villano de las mil caras lleve
a cabo su próxima fechoría, cuyas consecuencias bien podrían ser catastróficas.
Al igual que muchos de los villanos que
poblaban las aventuras de James Bond y otros espías similares, Fantômas
se caracteriza por ser un personaje sumamente inteligente, incluso mucho más
que la dupla de héroes que intenta capturarlo, lo que le permite ir un paso delante
de ellos en todo momento. No contento con esto, el criminal es alguien de
modales elegantes, capaz de utilizar despiadados e imaginativos métodos
delictivos, y al cual lo rodea un halo de misterio ya que su apariencia y su
verdadera identidad están protegidas por una pelicular máscara que lo acerca
bastante a un personaje salido del mundo del cómic. Demostrando que además es
un maestro del disfraz, tan pronto como comienza el film Fantômas
adopta la identidad de un distinguido millonario para ingresar a una joyería sin
despertar sospechas, donde tras pedirle al dueño que le enseñe algunos costosos
collares de diamante, procede a comprarlos con un cheque para luego retirarse
tranquilamente del lugar. Algunos minutos más tarde, al incauto que le vendió
las joyas no le queda más remedio que presenciar con horror como la tinta del
cheque que ha recibido comienza a desvanecerse hasta que finalmente queda al
descubierto una sola palabra: Fantômas. La verdad es que la habilidad del
antihéroe de asumir cualquier identidad que desee es un elemento clave del
guion, ya que marca gran parte de los giros dramáticos que conducen a la trama.
Por ejemplo, dado que el villano pasa gran parte del tiempo haciéndose pasar por
Fandor, es inevitable asociar el rostro del actor Jean Marais con su figura, lo
que da pie a una situación bastante peculiar donde se crea la ilusión que el
héroe se persigue a sí mismo. Considerando que el tema de las imágenes en
espejo era bastante común en los relatos de Fantômas, esta
decisión creativa se alza como un verdadero guiño a la fuente literaria. El
nexo entre ambos personajes también se extiende a sus respectivas novias. Mientras
que Fandor es acompañado por la valiente Hélène, Fantômas
es asistido por la exótica y distinguida Lady Beltham (Marie-Hélène Arnaud). En uno de los
giros dramáticos de la cinta, mientras el villano está personificado como
Fandor, expresa su deseo de aprovecharse de Hélène quien está bajo la
influencia de su “elixir de la felicidad”. Aun cuando nunca se específica si
llevó a cabo su siniestro plan, la sola posibilidad que aquello suceda lleva a una
celosa Lady Beltham a liberar al periodista con la esperanza de recuperar la
atención de su amado.
Si por algo se caracteriza el guion
escrito por Jean Halain y Pierre Foucaud, es por su estructura episódica que
enmascara el hecho que no exista una trama del todo definida. Tras ser
presentado a la audiencia y posteriormente incriminar a Fandor, Fantômas
repite el mismo esquema con su archienemigo, el Comisario Juve, a quien culpa
de una serie de crímenes con el solo objetivo de sacárselo de encima.
Perseguido por sus propios colegas, a Juve no le queda más remedio que unir
fuerzas con el periodista para intentar limpiar sus respectivos nombres y
capturar al elusivo criminal. Aun cuando en el papel la historia perfectamente
podría encajar en el género del thriller de acción, Hunebelle prefirió
otorgarle un tono cómico a la producción, encarnado principalmente en la figura
del personaje interpretado por Funès, el cual se parece bastante al Inspector
Clouseau de Peter Sellers, ya que es un policía sumamente torpe que no es
consciente de sus propias limitaciones. Lo que diferencia a ambos personajes es
que Juve es marcadamente más neurótico que su colega, ya que no puede evitar
exteriorizar su frustración cada vez que Fantômas logra
evadirlo sin mayores dificultades. Lo interesante de “Fantômas”
es que no solo la comedia encaja perfectamente con el mundo diseñado por Hunebelle,
sino que además contiene un par de escenas de acción que le otorgan un gran
dinamismo a la historia, y que de paso acercan a la producción a las cintas de
espionaje que tanto éxito estaban teniendo en aquel entonces. Dentro de las
secuencias más destacadas en este ámbito se encuentra aquella en la que Fandor
intenta controlar un automóvil sin frenos mientras este se precipita por un
camino plagado de curvas cerradas, y la intensa y extensa persecución final
donde incluso hay espacio para el humor slapstick.
En el campo de las actuaciones, Jean
Marais hace un estupendo trabajo interpretando ambos roles, en especial al
momento de darle vida a Fantômas. Lo que resulta aún más destacable con
respecto al trabajo del actor que en aquel entonces tenía 51 años de edad, es
que participó en la gran mayoría de sus escenas de riesgo, siendo asistido en
algunas de ellas por el legendario doble de riesgo Gil Delamare, quien algunos
años más tarde fallecería en un trágico accidente de tránsito. Louis de Funès
por su parte, también realiza un buen trabajo como el histriónico y
definitivamente torpe Comisario Juve, complementándose de buena manera con la
naturaleza heroica de su co-protagonista. En cuanto al aspecto técnico de la
producción, lo que más se destaca es la banda sonora del compositor Michel
Magne, la cual perfectamente podría haber sido utilizada en una de las tantas
cintas de espionaje de la época. “Fantômas” gozaría de bastante éxito al
momento de su estreno, lo que motivaría a Hunebelle a filmar dos secuelas
tituladas “Fantômas se déchaine” (1965) y “Fantômas contre Scotland Yard” (1967),
las cuales se adentrarían aún más en los terrenos de la parodia, burlándose
abiertamente de las cintas de James Bond. Pese a las falencias de un guion que
se mantiene unido por una delgada línea narrativa, “Fantômas”
es la mejor entrada de la trilogía ya que es la que presenta un mayor equilibrio
entre la acción y la comedia, al mismo tiempo que cumple con retratar parte de
la cultura popular francesa reinante en aquel entonces, lo que eventualmente
influenciaría a otros directores como por ejemplo al italiano Mario Bava, cuyo
film “Danger: Diabolik” (1968) es probablemente la mejor muestra de aquello.
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