Misterio Para Tres / Friday the 13th: The Series (1987-1990): El curioso spin-off televisivo de la saga de Jason Voorhees.

Con la intención de convertirse en un ser inmortal, Lewis Vendredi (R. G. Armstrong) realiza un pacto con el Diablo quien a cambio le pide vender una serie de antigüedades malditas en su tienda. Sin embargo, cuando Vendredi intenta deshacer el pacto, el Diablo acaba con su vida y arrastra su alma a los confines del infierno. Tras su fallecimiento, la tienda es heredada por su sobrina Micki Foster (Louise Robey) y el primo de esta, Ryan Dallion (John LeMay), quienes no se imaginan los peligros que están por enfrentar. Cuando eventualmente se enteran que las antigüedades que vendía su tío son capaces de dañar a sus dueños y a quienes los rodean, Micki y Ryan en compañía de Jack Marshak (Chris Wiggins), un viejo amigo de Vendredi con conocimientos en distintas áreas, se lanzan a la tarea de recuperar los objetos antes de que sea demasiado tarde. Esta es básicamente la premisa de la serie de televisión “Friday the 13th: The Series” (1987-1990), la cual tuvo una duración de tres temporadas compuestas por un total de 72 episodios. La historia tras el origen del concepto que le daría vida a esta serie es bastante peculiar. Tras el sorpresivo éxito de la cinta de terror “Friday the 13th” (1980) del director Sean S. Cunningham, se llevó a cabo una extensa franquicia de secuelas de bajo presupuesto que obtuvieron ganancias considerables, aun cuando fueron duramente criticadas por repetir de forma desvergonzada la misma fórmula una y otra vez. De forma paralela, en 1987 los Estudios Paramount Pictures decidieron aventurarse en el mundo de la televisión, y dado el éxito obtenido por las cintas protagonizadas por el asesino de rasgos sobrenaturales Jason Voorhees, consideraron que sería una buena idea realizar un spin-off de la popular franquicia.

Como era evidente que un psicópata que utiliza una máscara de hockey para cubrir su rostro deforme, mientras machete en mano se dedica a asesinar a adolescentes de la forma más brutal posible, no podía ser la estrella de un show semanal, el productor ejecutivo Frank Mancuso se vio forzado a desarrollar un nuevo concepto que no necesariamente estuviese ligado con la historia o los personajes de la franquicia. En otras palabras, el plan de Mancuso consistía en utilizar el título de la saga únicamente como un anzuelo para atraer a los fanáticos de esta, con la esperanza que se convirtieran en seguidores de la serie tras ver un par de episodios. De esta forma, en vez de tener a un intimidante asesino serial como personaje central, “Friday the 13th: The Series” presentaba a un improvisado trío de protagonistas que se veía en posesión de una tienda de objetos malditos, los cuales se veían obligados a recuperarlos poniendo sus vidas en riesgo en el proceso. Filmada en Canadá con un presupuesto menor a los $500.000 dólares por episodio, la serie estaría protagonizada por la modelo y cantante canadiense Louise Robey, un desconocido John LeMay, y el veterano Chris Wiggins, cuya carrera se había desarrollado mayormente en el medio televisivo. Aunque miles de televidentes no pudieron evitar sentirse engañados cuando se dieron cuenta que la serie no tenía absolutamente nada que ver con la figura de Jason Voorhees, “Friday the 13th: The Series” se las arregló para escalar al segundo puesto de los programas de televisión más vistos en los Estados Unidos tras la emisión de sus primeros episodios. 

The Inheritance (T01, Ep01)

Cupid´s Quiver (T01, Ep03)

Brain Drain (T01, Ep18)

Algo que sin duda llamaba la atención con respecto al contenido de la serie, era que solía centrarse en un tipo de personaje bastante particular: el perdedor. En gran parte de los episodios, el dueño del objeto que los protagonistas debían recuperar solía ser alguien con bastante mala suerte, poco agraciado, de escasos recursos económicos, o que incluso podía presentar alguna clase de problema físico, dificultades que intentaba compensar mediante la utilización de la antigüedad adquirida. Por ejemplo, en el episodio “Cupid´s Quiver” (T01, Ep03), un joven solitario adquiere una estatua que tiene el poder de hacer que cualquiera se enamore de su dueño, con el fin que una chica popular se fije en él. Lo que el joven no sabe, es que la estatua obliga a quien la posee a asesinar a quienes se enamoran de él. Algo similar sucede en el episodio “Brain Drain” (T01, Ep18), donde un hombre con discapacidad mental utiliza un trepanador para drenar los conocimientos de gente inteligente, causándoles la muerte en el proceso. Ante las críticas que comenzaron a recibir los episodios de la primera temporada, Jim Henshaw, uno de los guionistas de la serie, salió en defensa de esta. “Nosotros estamos tratando de lidiar con las obsesiones faustianas, al mismo tiempo que intentamos explicar las motivaciones de los villanos, sus obsesiones, y lo que ocurre con sus víctimas. Además buscamos incluir un dilema moral en cada episodio con el objetivo de exponer ciertas ambigüedades existentes en la sociedad. Por lo tanto, queremos que la gente explore ciertas áreas que no suele visitar en busca en horrores,” explicaría Henshaw en una entrevista. Si bien todo esto era cierto y la idea de explotar la leyenda faustiana con una frecuencia semanal era interesante, la serie no resultaba ser particularmente entretenida. Tal y como sucedió con la franquicia cinematográfica de la cual heredó el nombre, la fórmula utilizada en “Friday the 13th: The Series” rápidamente se tornó repetitiva y la mecánica de los episodios se volvió predecible. De esta forma, el esquema de cada episodio consistía en la identificación del objeto a encontrar, la posterior muestra de su funcionamiento, y finalmente el proceso de búsqueda del mismo, lo cual era complementado con algunas escenas gore que se agregaban a la mezcla. 

Lo que era aún peor que una buena idea ejecutada de manera mediocre, era la gran cantidad de conflictos que tenía el equipo creativo tras las cámaras. A la falta de comunicación entre los guionistas y los editores, se sumaron los problemas ligados a la ejecución de los efectos especiales, lo que en conjunto estuvo a punto de provocar la cancelación de la serie antes del término de su primera temporada. Pese a lo compleja que fue la producción de “Friday the 13th: The Series” durante su primer año de emisión, esta terminó siendo renovada para una segunda temporada. Al mismo tiempo, debido a la gran popularidad que adquirió el personaje de Louise Robey, los productores del show pensaron que sería una buena idea que Micki Foster adquiriera una mayor importancia en cada episodio. Aunque durante el desarrollo de la segunda temporada los encargados de la serie intentaron incorporar algunos elementos que pudiesen refrescar una fórmula que ya exhibía un desgaste importante, los guionistas continuaron cayendo en lugares comunes que impedían que el show elevara sus números de audiencia. Las carencias físicas, sociales, intelectuales, o sentimentales de quienes adquirían los objetos fueron reemplazadas por las pérdidas personales de los protagonistas, quienes a lo largo de la temporada tuvieron que lidiar con la trágica muerte de varios de sus seres queridos. Por ejemplo, mientras que Micki pierde a su compañera de cuarto en “Better of Dead” (T02, Ep15) a manos de un médico que está realizando una serie de experimentos para curar el síndrome de violencia extrema, con la ayuda de una jeringa capaz de extraer parte del alma de sus víctimas, en el episodio “Master of Disguise” (T02, Ep06) su novio es asesinado por un actor que utiliza un set de maquillaje que convierte sus deformidades físicas en rasgos atractivos. Jack por su parte, pierde a una sobrina en “Symphony in B-Sharp” (T02, Ep05) a manos de un violinista que padece una lesión en sus manos, la cual es compensada mediante la ayuda de un violín que exige un sacrificio humano para su funcionamiento. 

Double Exposure (T01, Ep21)

Faith Healer (T01, Ep12)

Hellowe´en (T01, Ep05)

Además de explorar ciertos conflictos personales y sociales, durante las dos primeras temporadas los creativos de la serie intentaron trasladar la acción a escenarios potencialmente escalofriantes con el fin de otorgarle un cierto grado de diversidad a las historias. Entre dichos escenarios es posible encontrar hospitales (“Dr. Jack” T01, Ep07), monasterios (“The Poison Pen” T01, Ep02), una suerte de comunidad Amish (“The Quilt of Hathor” T01, Ep20), prisiones (“The Prisoner” T02, Ep25), y un faro (“The Pirate´s Promise” T01, Ep22), entre otros. Sin embargo, esto no sería suficiente para elevar la calidad de los episodios ni los niveles de audiencia de la serie. Durante su tercera y última temporada, los guionistas emplearían algunas vueltas de tuerca bastante interesantes. Por ejemplo, mientras que en “The Long Road Home” (T03, Ep15) los protagonistas se ven obligados a utilizar el objeto que desean recuperar, un pequeño amuleto que le permite a su dueño transferir su consciencia al cuerpo de quien ha asesinado, en “Demon Hunter” (T03, Ep03) en cambio, el villano de turno es un demonio de larga cabellera blanca y enormes garras, el cual debe ser enviado de regreso al infierno. Finalmente en “The Charnel Pit” (T03, Ep20), el que dicho sea de paso sería el último episodio de la serie, un profesor de historia envía a Micki de regreso en el tiempo a los calabozos del Marqués de Sade, quien le enseñará nuevas formas de disfrutar la vida. Otro de los cambios importantes que sufrió la serie durante su tercera temporada, fue la salida de John LeMay quien fue reemplazado por Steve Monarque, el cual se encargaría de interpretar a Johnny Ventura, un personaje que aparecería por primera vez en el episodio “Wedding Bell Blues” (T02, Ep22). Pese a todos los esfuerzos realizados por el equipo creativo de la serie, esta sería cancelada de manera abrupta mientras se encontraban rodando el episodio número veinte de su tercera temporada, debido a los bajos niveles de audiencia obtenidos durante el último año. La decisión de cancelarla fue tan súbita, que los guionistas no tuvieron la oportunidad de darle un cierre apropiado a la historia de Micki, Ryan, Jack y Johnny.

Lo que sin lugar a dudas se presentaba como un detalle interesante, era el hecho que “Friday the 13th: The Series” solía evitar los finales felices. Esto sería llevado a tal extremo, que el show adquirió un tono demasiado sombrío que les impedía a los protagonistas formar nexos con otros personajes, lo que condicionó su capacidad para evolucionar a lo largo de las tres temporadas. A raíz de esto, Ryan se vería reducido a ser un hombre algo infantil con una marcada inclinación por las historietas y la música rock, mientras que Micki se caracterizaría por ser una mujer arrogante, escéptica, y bastante irritante, en especial durante la primera temporada. De los tres protagonistas originales, aquel interpretado por Chris Wiggins era quien resultaba ser un poco más interesante. Y es que Jack era un filósofo, un guerrero, un mago, un artista del engaño, un historiador, un experto en las ciencias oscuras, y una figura paterna para Micki y Ryan. Su amplio abanico de habilidades le permitía realizar diversos aportes a lo largo de cada episodio, transformándose de esta forma en una pieza fundamental en la resolución de cada caso. Lamentablemente los guionistas jamás supieron explotar el potencial de los protagonistas, y lo que es aún peor, es que a causa de su propia ineptitud provocaron que la audiencia constantemente se sintiera frustrada por el escaso poder de deducción de Micki y compañía.

A Cup of Time (T01, Ep04)

And Now the News (T03, Ep03)

Vanity´s Mirror (T01, Ep15)

Por otro lado, durante sus tres temporadas, “Friday the 13th: The Series” visitaría prácticamente todos los lugares comunes del género del horror. Muñecos demoníacos (“The Inheritance” T01, Ep01), el retrato de Dorian Gray (“A Cup of Time” T01, Ep04), museos de cera (“Wax Magic” T02, Ep07), vampiros (“The Baron´s Bride” T01, Ep13), y almas en pena (“Wedding in Black” T02, Ep21), entre otras cosas, tendrían su aparición a lo largo de la serie. Si bien existía mucho espacio para mejorar, en algunas oportunidades las ideas planteadas por el equipo creativo fueron ejecutadas de manera correcta, dando pie a episodios memorables como por ejemplo “Hellowe´en” (T01, Ep05), “Vanity´s Mirror” (T01, Ep15), “Faith Healer” (T01, Ep12), y "The Prophecies Part 1 & 2” (T03, Ep 01 y 02), solo por nombrar algunos. En la vereda contraria se encuentra el capítulo “Badge of Honor” (T01, Ep23), en el cual un policía utiliza una vieja estrella de sheriff para vengarse de los criminales que asesinaron a su esposa. Este episodio intentaría capitalizar parte de la popularidad que estaban obteniendo series policiales como “Miami Vice” (1984-1990), aunque con resultados catastróficos. El gran pecado de “Friday the 13th: The Series” es que nunca pudo escapar de los clichés del género del horror, por lo que carecía de un elemento realmente innovador que justificara su existencia. Y es que como aseguraron muchos de los críticos de la época, tal y como sucedía con las películas protagonizadas por Jason Voorhees, bastaba con ver un episodio de la serie para saber como serían todos los demás.