Phil Connors (Bill Murray) es un meteorólogo que trabaja en un canal de televisión de Pittsburgh, el cual se caracteriza por ser un hombre arrogante, sarcástico, egocéntrico, amargado, dominado por sus propias desilusiones, y bastante solitario. Para él, la sinceridad no es un valor, sino que es un arma que puede ser utilizada en su contra. En resumidas cuentas, Phil es un completo idiota incapaz de ver más allá de su propia nariz. Es por este motivo que cuando nuevamente es enviado al pequeño pueblo de Punxsutawney para cubrir el Día de la Marmota (2 de Febrero), una pintoresca festividad en la cual una marmota llamada Phil indica si ha llegado o no el fin del invierno, no hace más que quejarse ya que dicha tarea representa un verdadero insulto para su abultado ego. Acompañado por su equipo conformado por un camarógrafo llamado Larry (Chris Elliot) y la productora Rita Hanson (Andie MacDowell), Phil hará todo lo posible por filmar la nota y regresar a Pittsburgh tan rápido como sea posible. Irónicamente, es lo único que no podrá hacer. Tras pasar la noche en el lugar debido a una intensa nevada, Phil eventualmente descubre que está obligado a revivir el Día de la Marmota una y otra vez sin una razón aparente. Cada mañana a las 6:00 AM, su ineludible calvario comienza al ritmo de la canción “I Got You Babe” de Sonny y Cher, tras lo cual no le queda más remedio que repetir las mismas experiencias hasta el hartazgo, como por ejemplo encontrarse con un viejo compañero de colegio que ahora vende seguros y al cual él no tolera, meter su pie accidentalmente en un charco de agua, y reportar la curiosa predicción de la marmota, entre otras cosas. Cuando la incredulidad inicial se convierte en oportunidad, y cuando posteriormente esta se convierte en resignación y depresión, Phil no solo tendrá que hacer lo posible por encontrar una solución a su peculiar problema, sino que además deberá intentar darle un nuevo sentido a su vida que ahora se ha convertido en un infierno.   

Buscando desarrollar un guion que le sirviera como carta de presentación para optar a nuevos trabajos, el guionista Danny Rubin comenzó a cuestionarse acerca de los posibles cambios que un hombre inmortal podría tener con el paso del tiempo. Cuando eventualmente se dio cuenta que sería demasiado complejo filmar una historia basada en ese concepto, Rubin reformuló su idea y se lanzó a la tarea de escribir un guion acerca de un hombre condenado a revivir el mismo día una y otra vez, el cual ante su inevitable monotonía trataba de otorgarle un nuevo propósito a su vida. En un lapso de aproximadamente ocho semanas, Rubin escribió el primer borrador del guion que se convertiría en el film “Groundhog Day” (1993), en el cual explicaba las reglas básicas del bucle en el tiempo en el que se veía atrapado el protagonista. Cuando en una entrevista le preguntaron a Rubin por qué había escogido el “Día de la Marmota” para desarrollar su historia, este respondió: “Existían muchas razones por la cuales el Día de la Marmota era una buena elección. Primero, porque marca el fin del invierno. Eso coincidía con el tono de la historia ya que el protagonista se encuentra atrapado en su día más oscuro. Al mismo tiempo, esto se complementaba con el hecho que el personaje solo estuviese de paso, y que además su trabajo consistiese en la predicción del clima. Además era una festividad que no había sido explotada cinematográficamente. Finalmente, la razón por la que escogí el Día de la Marmota fue porque el concepto tras el guion lo desarrollé en una época cercana a la festividad, y debido a que era una de las pocas personas fuera de Pensilvania que habían escuchado algo de ella.” Su guion eventualmente llegaría a las manos del director, actor, y guionista Harold Ramis, quien se ofrecería a producir la película basada en el relato de Rubin. 


En su primer borrador del guion, la historia comenzaba con el protagonista atrapado en el bucle del tiempo, siendo este mismo a través de una narración en off el encargado de entregar algo de información acerca de como se vio involucrado en dicha situación. Su interés romántico por otro lado, también estaría atrapada en su propio bucle. Si bien a Harold Ramis le gustaba el enfoque utilizado por Rubin, los ejecutivos de los Estudios Columbia Pictures querían que la cinta tuviese una estructura narrativa más convencional, por lo que forzaron a Rubin a reescribir el guion con la ayuda de Ramis. Como resultado de esto, la película se reestructuraría en una historia compuesta por tres actos. En el segundo borrador del guion, se especificaba el motivo por el cual Phil Connors quedaba atrapado en el tiempo. En esta versión del relato, Phil terminaba de manera brusca su relación con una novia llamada Stephanie poco antes de partir a Punxsutawney. Mientras el protagonista se encuentra grabando la nota sobre la predicción de la marmota, Stephanie se las ingenia para realizar un hechizo que atrapa a Phil en un bucle durante 10.000 años (que es el tiempo que según la religión budista le toma al alma evolucionar al siguiente nivel). A sabiendas que Rubin estaba disconforme con estos cambios, Ramis intercedió por él para que la historia mantuviera su veta innovadora, por lo que se eliminó todo tipo de explicación acerca de como Phil termina atrapado en el Día de la Marmota. Aun cuando Ramis siempre pensó en Bill Murray como el actor indicado para interpretar al protagonista debido a sus colaboraciones anteriores en comedias como “Caddyshack” (1980), “Stripes” (1981) y “Ghostbusters” (1984), el rol previamente le fue ofrecido a Tom Hanks y Michael Keaton antes que Murray fuese contratado. Curiosamente, en aquel entonces la relación entre Ramis y Murray no era de las mejores, y su trabajo en el film no hizo más que empeorarla. Dada la gran cantidad de discusiones que se generaron entre ambos, motivadas por el deseo de Murray de otorgarle un toque más filosófico a la historia, ambos artistas dejaron de hablarse durante casi veinte años, reconciliándose poco tiempo antes que Ramis falleciera a causa de la vasculitis que padecía.

Bajo la forma de una comedia ligera y bien balanceada, “Groundhog Day” plantea algunas preguntas bastante profundas como por ejemplo: ¿Cómo se debería vivir? ¿Qué es lo que motiva vivir? ¿El hedonismo? ¿El conocimiento? ¿La caridad? ¿La experiencia? ¿El amor? ¿Es acaso posible que estas motivaciones puedan ser individualizadas o están inevitablemente interconectadas la una con la otra? Curiosamente, cuando en una entrevista le preguntaron a Harold Ramis acerca de las múltiples lecturas que tenía el film, este se limitó a responder, “Yo nunca pretendí filmar otra cosa que no fuese una película buena, sincera y entretenida.” Tras un breve periodo de incredulidad y cuestionamiento, Phil llega a la siguiente conclusión: si no existe un mañana, significa que tampoco existen las consecuencias. Con este mantra en mente, comienza una travesía por sus fantasías y deseos más oscuros, lo que lo lleva a saciar sus ansías sexuales, comer hasta el hartazgo, e incluso cometer un robo, entre otras cosas. Lo vacío de su accionar, eventualmente lo arrastra a un espiral de autodestrucción que se traduce en múltiples intentos de suicidio fallidos. Dentro de su inherente monotonía, Phil no tendrá más remedio que aprender a conocerse a sí mismo, entendiendo en el proceso que es el verdadero amor. Es recién entonces cuando Phil se propone convertirse en un mejor hombre, tarea que no le resultará para nada sencilla dado lo subjetivo del concepto. Es interesante como su experiencia puede ser interpretada como una parábola acerca de la sociedad materialista, una que incluye un crecimiento personal que nace de la reflexión del propio protagonista acerca de su propia existencia. Phil se encuentra atado a la rueda del tiempo, y está destinado a girar en círculos hasta que se gane su promoción al próximo nivel. “Groundhog Day” también habla sobre la monotonía y como se puede lidiar con ella. Mientras la persona promedio desarrolla de forma semiautomática muchas de sus actividades cotidianas, Phil está obligado a detenerse y ver cada nueva repetición como si fuese un mundo en sí mismo, con el fin de decidir bajo que prisma va a afrontar un nuevo Día de la Marmota. A fin de cuentas, es él quien se juramenta romper su propio esquema con el fin de encontrar a su verdadero yo, permitiendo que la creatividad y la compasión fluyan de forma natural. Y es que toda la historia es una gran ironía; un hombre atrapado en sí mismo solo puede ser liberado confinándolo en un determinado lugar o escenario, para obligarlo a cuestionarse su vida, rompiendo de esta forma las cadenas que le impiden ser feliz. 


La historia de “Groundhog Day” también posee una resonancia desde el punto de vista religioso, aun cuando no se habla de religión de manera explícita. Y es mientras que los católicos podrían relacionar a Punxsutawney con el purgatorio, los hinduistas y los budistas perfectamente podrían interpretar los numerosos suicidios de Connors y sus posteriores resurrecciones como actos de reencarnación. Por último, los judíos fácilmente podrían otorgarle una especial significancia al hecho que el protagonista solo es liberado de su castigo tras realizar buenas acciones, razón por la cual se le permite regresar a su realidad terrenal para que continúe obrando de la misma forma. ¿Todas estas asociaciones filosóficas, existencialistas y religiosas fueron incluidas por Rubin y Ramis de manera intencional? Probablemente si, pero estas segundas lecturas no son fundamentales para el buen funcionamiento de la película. Además de poseer un guion inteligente con un sentido de la comedia impecable, “Groundhog Day” se apoya bastante en el carisma de Bill Murray, cuyo talento permitió que Phil Connors se convirtiera en un personaje inolvidable cuya evolución resulta muy interesante de ver. Andy MacDowell por su parte, además de tener buena química con Murray, realiza un buen trabajo aun cuando su personaje es más bien unidimensional. En cuanto al resto del elenco, su gran virtud es crear la ilusión que solo el protagonista es quien vive el mismo día una y otra vez, mientras ellos se mantienen estáticos ante el paso del tiempo. La historia de Phil Connors, el hombre que según las estimaciones de Harold Ramis permaneció durante aproximadamente 10 años atrapado en un bucle de tiempo, ha estas alturas se ha convertido en todo un clásico de la comedia, al punto que el año 2006 fue seleccionada por la Junta Nacional de Conservación de Cine de los Estados Unidos para ser preservada en la Librería del Congreso. “Groundhog Day” es una gran película que invita al espectador a ser una mejor persona, tarea que evidentemente no es sencilla. Esto queda perfectamente resumido cerca del final del último 2 de Febrero que experimenta el protagonista, cuando Rita le menciona: “Este día fue perfecto. Uno no podría planear un día así.” “Bueno, es posible,” le responde Phil. “Solo que toma una gran cantidad de tiempo.”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

| Designed by Colorlib