De las decenas de pelĆ­culas de ciencia ficciĆ³n que se realizaron en NorteamĆ©rica durante los aƱos cincuenta y sesenta, muchas se concentraron en la exploraciĆ³n interplanetaria y en las posibles consecuencias que dicho emprendimiento podĆ­a tener para toda la humanidad. Una de estas tantas producciones serĆ­a “The Angry Red Planet” (1959), proyecto el cual se originĆ³ a partir de un borrador titulado “The Planet Mars”, el cual fue escrito por el productor Sidney Pink quien siempre expresĆ³ el interĆ©s que le provocaba el gĆ©nero de la ciencia ficciĆ³n. “Lo escribĆ­ en el mesĆ³n de mi cocina,” explicarĆ­a Pink en una entrevista que concediĆ³ algunos aƱos antes de su fallecimiento. “Mis hijos eran mis crĆ­ticos, ellos me decĆ­an que cosa era buena y que cosa era aburrida.” Tras conocer al novelista Ib Melchior en una fiesta, Pink decidiĆ³ entregarle el borrador con la esperanza que se interesara en desarrollar un guion en torno a su idea. Afortunadamente para Ć©l, Melchior supo reconocer el potencial del proyecto por lo que se ofreciĆ³ a escribir el guion siempre y cuando Pink le permitiera asumir la direcciĆ³n del film. Mientras Melchior trabajaba en el desarrollo del guion, Pink conociĆ³ al productor y escritor de historietas Norman Maurer, quien en aquel entonces estaba desarrollando algo llamado CineMagic, el cual bĆ”sicamente era un proceso “revolucionario” de elaboraciĆ³n de efectos especiales, el cual consistĆ­a en la fusiĆ³n de imĆ”genes dibujadas a mano con otras de acciĆ³n real. Entusiasmado con las posibilidades que supuestamente le ofrecĆ­a la utilizaciĆ³n de este nuevo proceso, Pink se asociĆ³ con Maurer y posteriormente se lanzĆ³ a la tarea de buscar financiamiento para su pelĆ­cula, siendo acogido por la productora y distribuidora American International Pictures, liderada por Samuel Z. Arkoff y James H. Nicholson. SegĆŗn Pink, “Con Arkoff tenĆ­amos una relaciĆ³n de trabajo. Ninguno de los dos confiaba en el otro… lo que funcionĆ³ bien porque yo no lo hubiese tocado ni con un poste de diez pies. Jimmy Nicholson era el cerebro de la operaciĆ³n. Con Arkoff, uno nunca sabĆ­a lo que podĆ­a pasar.”

Luego de estar incomunicados por mĆ”s de sesenta dĆ­as, el cohete MR-1 (Mars Rocket 1) es detectado por la estaciĆ³n de control espacial de los Estados Unidos, para sorpresa de todos los presentes ya que tanto la nave como su tripulaciĆ³n se habĆ­an dado por desaparecidos. Cuando eventualmente el cohete aterriza en el desierto de Nevada, las autoridades norteamericanas encuentran a la Dra. Iris Ryan (Nora Hayden) en un completo estado de shock y al Coronel Thomas O´Bannion (Gerald Mohr) absolutamente inconsciente y con una entidad gelatinosa adherida a uno de sus brazos. En cuanto al destino de los otros dos miembros de la tripulaciĆ³n, el profesor Theodore Gettell (Les Tremayne) y el oficial Sam Jacobs (Jack Kruschen), por el momento es desconocido. Tras someter a Iris a un tratamiento farmacolĆ³gico para ayudarle a superar su trauma y la amnesia que este le ha provocado, ella comienza a relatar lo sucedido durante su misiĆ³n a Marte. Aparentemente, a su llegada al planeta rojo la tripulaciĆ³n descubre diversos tipos de vegetaciĆ³n lo que sugiere la existencia de fauna nativa. Tras enfrentarse a una planta carnĆ­vora que estuvo a punto de convertir a Iris en su almuerzo, los astronautas comienzan a especular que posiblemente los seres vivos del planeta son controlados por una especie de inteligencia comunitaria. Cuando creĆ­an que las cosas no podĆ­an complicarse mĆ”s, la Dra. Ryan y compaƱƭa tendrĆ”n que enfrentarse a una serie de criaturas desconocidas y sumamente peligrosas, que no solo amenazaran su misiĆ³n sino que ademĆ”s pondrĆ”n sus vidas en riesgo, dificultando su escape del misterioso e inhĆ³spito planeta rojo. 


Desde prĆ”cticamente su inicio, “The Angry Red Planet” revela su modesto presupuesto en incontables maneras. No solo el director utiliza una serie de imĆ”genes de archivo de estaciones de monitoreo reales, en un intento por otorgarle un cierto grado de verosimilitud a la trama y un tono cuasi documental a la cinta, sino que ademĆ”s cada una de las escenas que involucran el viaje espacial del cohete MR-1 son literalmente dibujos animados. Finalmente, una vez que la nave aterriza en Marte gran parte de los escenarios y las criaturas con las cuales se enfrenta la Dra. Ryan y el resto de la tripulaciĆ³n son claramente ilustraciones bidimensionales, la cuales supuestamente debĆ­an ser percibidas como imĆ”genes tridimensionales con la ayuda del CineMagic. “Ese maldito CineMagic no funcionĆ³ de la forma esperada. Se suponĆ­a que crearĆ­a una suerte de efecto 3D. De todas maneras lo que logramos fue genial,” asegurarĆ­a Sidney Pink cuando se le preguntĆ³ acerca del peculiar proceso que terminĆ³ otorgĆ”ndole al film aquella estĆ©tica tan distintiva que permitiĆ³ que eventualmente se transformara en una obra de culto. La idea original del concepto tras el CineMagic era lograr que los actores se fusionaran con los decorados diseƱados por el dibujante de historietas y animador Alex Toth (y con un par de marionetas que son utilizadas para representar a algunas de las increĆ­bles criaturas marcianas), como si todo fuese parte de la misma imagen tridimensional. Para lograr aquello, se debĆ­a invertir el negativo y el positivo del film, provocando que aquello que originalmente debĆ­a verse negro se viera blanco y viceversa. Acto seguido, tanto el negativo como el positivo que ya habĆ­an sido procesados eran fusionados en un tercer film, el cual mediante el uso de un par de lentes que desviaban la luz era transformado en una imagen tridimensional. Finalmente al resultado de todo este proceso se le aplicĆ³ tintura roja, para asĆ­ lograr un efecto de “solarizaciĆ³n” que es utilizado cada vez que los astronautas deciden explorar Marte. Esta particular ocurrencia no solo le otorgĆ³ una estĆ©tica completamente surreal a la pelĆ­cula, sino que ademĆ”s contribuyĆ³ a disminuir los costos de producciĆ³n de manera considerable.

Algo que resulta destacable con respecto a “The Angry Red Planet” es el rol que tiene el Ćŗnico personaje femenino en la historia. La Dra. Iris Ryan no solo es una respetada y competente biĆ³loga ansiosa por explorar territorio marciano, sino que ademĆ”s es quien narra la serie de acontecimientos que ella y su tripulaciĆ³n experimentaron en Marte. Y es que a la hora de enfrentar y explorar lo desconocido, la Dra. Ryan estĆ” tanto o mĆ”s preparada que el resto de la tripulaciĆ³n, lo que tiene como resultado que sea la Ćŗnica persona que regresa a la Tierra sin ningĆŗn tipo de daƱo fĆ­sico, recayendo sobre sus hombros la responsabilidad de encontrar una forma de ayudar al Coronel O´Bannion antes de que este sea consumido por la entidad que estĆ” adherida a su cuerpo. La caracterizaciĆ³n abiertamente feminista de la Dra. Ryan se contrapone con la manera como ella es tratada por sus compaƱeros, en especial por el Coronel O´Bannion, cuya forma de cortejarla coquetea peligrosamente con el acoso sexual. Tampoco resulta muy halagador un comentario efectuado por Sam Jacobs, quien cuando ve que Iris se ha puesto su traje espacial de inmediato le comenta, “MuƱeca… tu traje esconde tus curvas.” En cuanto al resto de los personajes, si bien O´Bannion supuestamente estĆ” llamado a ser el hĆ©roe de la historia, la verdad es que su actitud es mĆ”s propia de un gĆ”nster por lo que no cumple con lo esperado. Por otro lado, mientras que la inclusiĆ³n de Jacobs responde a la necesidad de contar con alguien que aporte con algo de comedia, el profesor Gettell es quien se encarga de intentar otorgarle algo de solemnidad al relato, tarea en la que no tiene demasiado Ć©xito. Con respecto a esto, existe una curiosa anĆ©cdota en relaciĆ³n al destino del personaje interpretado por Les Tremayne. En el guion original, tras el fallecimiento del profesor Iris liberaba su cuerpo al espacio exterior. SegĆŗn el historiador Mark McGee, dicha escena fue eliminada porque el efecto de sonido que se utilizĆ³ era muy similar al sonido de un excusado. El propio Tremayne por otro lado, asegurarĆ­a que durante una exhibiciĆ³n de prueba la audiencia estallĆ³ en carcajadas durante la escena de su fallecimiento, lo que llevĆ³ a los productores a eliminarla sin siquiera volver a rodarla de manera diferente. Debido a que finalmente no se explica que sucediĆ³ con el cuerpo de Gettell, Tremayne recibiĆ³ por aƱos cartas de fanĆ”ticos de la pelĆ­cula preguntĆ”ndole hacia donde habĆ­a desaparecido.  


Las actuaciones en general dejan bastante que desear. Con la excepciĆ³n de Tremayne, el resto del elenco realiza un trabajo deplorable. En el caso particular de Nora Hayden, aun cuando su personaje logra despertar la simpatĆ­a del pĆŗblico, su capacidad actoral es evidentemente limitada. Por otro lado, mientras que la banda sonora del compositor Paul Dunlap es sorpresivamente correcta, la direcciĆ³n de fotografĆ­a del experimentado Stanley Cortez exacerba la sensaciĆ³n de claustrofobia y desesperaciĆ³n que experimentan los protagonistas, aun cuando por momentos la acciĆ³n se torna algo estĆ”tica. A diferencia de muchas de las producciones cinematogrĆ”ficas enmarcadas dentro del gĆ©nero de la ciencia ficciĆ³n que fueron realizadas durante los cincuenta, “The Angry Red Planet” no pretende reflejar la creciente paranoia arraigada en la sociedad norteamericana a causa del estallido de la Guerra FrĆ­a, ni tampoco el miedo relacionado a un posible conflicto nuclear. De acuerdo con el guion de Pink y Melchior, el verdadero enemigo no es el comunismo o sus representantes, sino que es la ambiciĆ³n desmedida del ser humano y su propia falta de tolerancia. Pese al escaso presupuesto con el que contĆ³ la cinta, y que esta fue rodada en un lapso de tan solo diez dĆ­as, se podrĆ­a argumentar que “The Angry Red Planet” tiene mĆ”s virtudes que defectos. Aunque es innegable que estĆ” lejos de ser una de las mejores entradas del cine de ciencia ficciĆ³n de la dĆ©cada del cincuenta, de todas formas termina siendo una pelĆ­cula entretenida, poseedora de un apartado visual absolutamente distintivo, y que tiene la virtud de incluir algunos conceptos interesantes aunque no estĆ©n desarrollados de la mejor manera, como por ejemplo lo que sucede con el Ć”ngulo feminista del relato. Y es que aun cuando es tratada como una histĆ©rica solo por el hecho que no puede evitar gritar cuando son atacados por la fauna marciana, la Dra. Ryan demuestra ser una cientĆ­fica inteligente e independiente que no teme enfrentarse a nada, ni siquiera a los prejuicios de sus compaƱeros como bien explica ella misma en un momento del film: “Se que creen que actuĆ© como una mujer histĆ©rica en la nave, pero puedo asegurarles que soy perfectamente capaz de cuidar de mi misma.”

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