Tras su salida temporal
de la Hammer Film Productions, el director Terence Fisher decidió probar suerte
con producciones ambientadas en escenarios contemporƔneos, las cuales estaban
enmarcadas dentro del género de la ciencia ficción, al cual el cineasta no le
tenĆa ni el mĆ”s mĆnimo aprecio, por lo que claramente estaba trabajando muy
alejado de su zona de confort. Tras filmar “The Earth Dies Screaming” (1964)
para la modesta productora Lippert Films, Fisher estableció una sociedad comercial
con el productor Tom Blakey y su compaƱĆa Planet Film Productions, la cual se traducirĆa
en la realización de dos largometrajes enfocados en curiosas invasiones perpetradas
por criaturas de origen desconocido. El primero de estos se titularĆa “Island
of Terror” (1966), y se originarĆa cuando el productor Richard Gordon, quien
habĆa estado involucrado en el rodaje de la cinta clĆ”sica de ciencia ficción “Fiend
Without a Face” (1958), recibió una historia escrita por Gerry Fernback
titulada “The Night the Silicates Came”. SegĆŗn Gordon, el texto desarrollado
por Fernback era por lejos uno de los mejores relatos de ciencia ficción que
habĆa leĆdo en el Ćŗltimo tiempo, por lo que rĆ”pidamente recurrió a Tom Blakey
para planificar posible su adaptación cinematogrÔfica. Una vez que Edward Mann
y Al Ramsen trasladaron la historia de Fernback a un guion, Blakey convenció a
Peter Cushing de participar en la producción. Luego de asegurar la
participación de Fisher, el director y su equipo se trasladaron a una pequeña
localidad rural inglesa para rodar una pelĆcula que claramente estaba inspirada
en los grandes clÔsicos del cine de ciencia ficción norteamericano, los cuales
en su gran mayorĆa fueron realizados durante la dĆ©cada del cincuenta.
La historia de “Island
of Terror” se desarrolla en la pequeƱa Isla de Petrie, la cual se encuentra
ubicada en la costa de Irlanda, donde un grupo de cientĆficos encabezados por
el Doctor Lawrence Phillips (Peter Forbes-Robertson) estĆ” trabajando en una
cura para el cƔncer. Aunque inicialmente los experimentos del Dr. Phillips y
sus colaboradores parecen ser inofensivos, el descubrimiento de un cuerpo
humano mutilado al que le faltan los huesos pone en alerta a todos los
habitantes de la isla. Debido a lo macabro y lo inexplicable del hallazgo, el
Doctor Reginald Landers (Eddie Byrne) decide llamar a dos prestigiosos
cientĆficos ingleses, el patólogo Brian Stanley (Peter Cushing) y su colega, el
especialista en enfermedades oseas David West (Edward Judd), con el fin que
ellos puedan explicar que le ha sucedido al hombre que encontró la policĆa. La
eventual aparición de otros cadÔveres en similares circunstancias, termina
desatando una histeria colectiva entre los habitantes de la isla. La situación
empeora de manera exponencial cuando el Dr. Stanley y compaƱĆa descubren que
los responsables de los misteriosos y brutales asesinatos que estƔn sembrando
el terror en la isla, son unas criaturas a las que bautizan como silicatos, las
cuales se formaron por el uso indiscriminado de elementos radiactivos por parte
del Dr. Phillips y su grupo de cientĆficos en sus experimentos. Inmersos en una
carrera contra el tiempo, Stanley, West, y el resto de los habitantes de la
isla deberƔn descubrir la forma de detener a estas criaturas que parecen ser
completamente indestructibles, antes que estos acaben con sus vidas y escapen
de los confines de la localidad extendiendo su reinado del terror a cada uno de
los rincones del mundo.
“Island of Terror” es
una de las tantas pelĆculas ligadas al cine de horror britĆ”nico que se
realizaron entre los aƱos sesenta y setenta, que se caracterizaron por
desarrollarse en pequeƱas comunidades aisladas del resto del mundo, como por
ejemplo “The Deadly Bees” (1967), “Doomwatch” (1972), “Tower of Evil” (1972) y “The
Wicker Man” (1973), entre otras. En la mayorĆa de estas producciones es un
agente externo el encargado de poner en riesgo a los miembros de una
determinada comunidad, quienes son asistidos por las fuerzas de la modernidad
quienes viajan desde el continente para resolver el problema es cuestión. Lo
interesante de “Island of Terror” es que se produce una curiosa contradicción,
ya que los cientĆficos que llegan a la isla son tanto los responsables de la
creación de los silicatos, como los llamados a encontrar una forma de
destruirlos. Esto tiene como consecuencia que durante el transcurso de la
pelĆcula, el guion no incluya ningĆŗn tipo de juicio moral en contra de los
responsables del caos reinante en la Isla de Petrie, sugiriendo en cierta
medida que el hecho que estos estuviesen buscando una cura para el cƔncer los
exime de toda responsabilidad en lo sucedido. Dentro de esta misma lógica,
tanto el Dr. Stanley como el Dr. West son retratados como una suerte de hƩroes
infalibles poseedores de un intelecto superior, aun cuando su accionar en
determinados momentos del relato es sumamente cuestionable.
En su peligrosa
aventura, la dupla de cientĆficos es acompaƱada por una hermosa mujer llamada
Toni Morrill (Carole Gray), quien cumple únicamente la función de actuar como
la damisela en peligro de la historia. La inclusión de este personaje es uno de
los tantos detalles francamente absurdos que atenta contra la seriedad que
Fisher intenta imprimirle al relato. Por ejemplo, resulta a lo menos curioso
que a las pocas horas de arribar a la isla, West y Stanley asuman de inmediato
el control de todos los habitantes de la localidad, sin que estos siquiera cuestionen
el rol que ambos asumen o las credenciales que apoyan cada una de las
decisiones que toman. MĆ”s curioso aun resulta que la dupla de cientĆficos utilice
una taberna como centro de operaciones, lugar en el cual pasan varias horas tomando
cerveza e intentando dilucidar un mƩtodo para combatir a los silicatos,
llegando eventualmente a la conclusión que la única solución posible es
combinar el uso de gasolina y dinamita. En este contexto absurdo, quien asoma
como el gran protagonista de la historia es el personaje interpretado por Peter
Cushing. Desde su llegada a la isla, el Dr. Stanley se muestra como un hombre
dispuesto a sacrificar su vida con tal de salvar a la humanidad. Es tal su
valentĆa, que no solo se expone a una gran cantidad de isótopos radiactivos que
se encuentran almacenados en el laboratorio secreto que era utilizado por el Dr.
Phillips y sus colegas con el objetivo de descubrir la naturaleza de sus
experimentos, sino que ademĆ”s pone en riesgo su integridad fĆsica durante uno de
los ataques de los silicatos con el solo propósito de confirmar si las
criaturas en verdad son radiactivas.
En el Ɣmbito de las
actuaciones, Peter Cushing exhibe su profesionalismo habitual al otorgarle una
cierta cuota de solemnidad a su personaje, aun cuando las circunstancias en las
que se ve involucrado son algo irrisorias y algunas de sus decisiones estƔn
lejos de ser demasiado brillantes. Edward Judd por su parte, realiza un trabajo
correcto aun cuando el guion intenta establecer que el Dr. West es un mujeriego
empedernido. Por otro lado, sorprende lo efectiva que resulta ser la banda
sonora de tintes electrónicos del compositor Malcolm Lockyer, al igual que los
humildes pero llamativos efectos especiales de Michael Albrechtsen. Los
silicatos se caracterizan por presentar una apariencia similar al caparazón de
una tortuga, del cual surgen dos largos tentÔculos cuya función principal es
extraer la totalidad de la estructura ósea de sus vĆctimas. Pese a su peculiar
apariencia y a la lentitud con la que se trasladan, Fisher logra presentar a
los silicatos como criaturas amenazantes capaces de acabar sin problemas con la
vida de todos los habitantes de la isla, en especial si se considera que son
capaces de multiplicarse cada seis horas. En una entrevista, Edward Judd
relatarĆa una anĆ©cdota bastante divertida relacionada a los silicatos. Cierto
dĆa que debĆan filmar una secuencia que involucraba a cerca de una docena de estas
criaturas vagando por el bosque, muchas de las cuales estaban siendo
controladas por un elaborado sistema de cables que estaban colgando de los
Ôrboles, un perro se coló en la escena y quedó tan impresionado con uno de los
silicatos, que incluso intentó aparearse con Ć©l. “Island of Terror” terminarĆa
convirtiƩndose en un gran Ʃxito comercial para la Planet Film Productions, lo
que provocarĆa que Tom Blakey de inmediato se embarcara en otro proyecto de
similares caracterĆsticas titulado “Night of the Big Heat” (1967), el cual
ademÔs de contar nuevamente con la participación de Fisher y Cushing, también
incluirĆa dentro de su elenco a Christopher Lee. Si bien Fisher le saca el
mĆ”ximo provecho posible al material que tenĆa a su disposición, la
sobreexposición a la que somete a los silicatos eventualmente le resta gran parte
de su efectividad. MĆ”s allĆ” de sus falencias y lo absurdo de la trama, “Island
of Terror” es una cinta entretenida que en su momento desafió los lĆmites lo
grotesco con unas criaturas capaces de mutilar por completo un cuerpo humano,
las cuales nunca se imaginaron que tendrĆan que enfrentarse al gran Peter
Cushing.
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