A principios de la década del sesenta el género del western se encontraba en un punto muerto, al punto que ni siquiera John Wayne era capaz de congregar a un buen número de espectadores en las salas de cine. Para el realizador italiano Sergio Leone, el gran problema del western norteamericano era que se había convertido en un género poco creíble y extremadamente discursivo. Pese a lo aguda de su crítica, Leone estaba convencido que en Europa aun existía un gran interés por el western, en especial en Italia donde las audiencias disfrutaban tanto de los westerns norteamericanos como de los pastiches realizados por directores italianos que trabajaban bajo seudónimos anglosajones. A raíz de esto, Leone se propuso tomar ciertos elementos del cine italiano y trasladarlos al género del western, para así intentar revitalizar el género. Según el historiador Roberto Curti, el desarrollo del proyecto que eventualmente se convertiría en “A Fistful of Dollars” (1964) está plagado de anécdotas contradictorias por lo que es sumamente difícil de descifrar. De acuerdo al director Sergio Corbucci, tras ver el film “Yojimbo” (1961) de Akira Kurosawa, de inmediato le sugirió a Leone que realizara una adaptación de dicha obra. Según el también director Tonino Valerii, sus colegas Enzo Barboni y Stelvio Massi se reunieron con Leone en las cercanías del cine donde habían visto “Yojimbo”, para sugerirle que dicha cinta podía servir de base para un buen western. El escritor y periodista Adriano Bolzoni por su parte, aseguraría que él junto al director Duccio Tessari escribirían el primer borrador del guion basándose en una serie de notas que habían tomado sobre el film de Kurosawa, el cual eventualmente llegaría a manos de Leone. Finalmente, Fernando Di Leo declararía en más de una oportunidad que el guion en verdad había sido escrito por él y Tessari. Leone en diversas entrevistas intentaría zanjar toda esta discusión sobre la autoría del concepto que le dio vida a su película, señalando que fue él quien escribió la totalidad del guion basándose en un borrador que efectivamente había escrito Tessari.

Si bien Leone ansiaba alejarse lo más posible de las convenciones del western norteamericano, irónicamente escogió como protagonista a un actor del país del norte. Originalmente Leone quería que Henry Fonda interpretara el rol del llamado “hombre sin nombre”. Sin embargo, no contaba con el presupuesto suficiente para contratar a quien en ese entonces era considerado como una de las estrellas más grandes de Hollywood. La segunda opción del director era el actor Charles Bronson, pero este rechazó el papel ya que el guion no lo convenció del todo. Además de Bronson, Ty Hardin, James Coburn y Richard Harrison también se rehusaron a participar en la producción. Sería Harrison quien le sugeriría a Leone que contratara a Clint Eastwood, ya que el actor llevaba un buen tiempo interpretando a un vaquero en la serie de televisión “Rawhide” (1959-1966). Algunos años más tarde, Harrison declararía en una entrevista, “Quizás mi contribución más grande al mundo del cine fue no participar en ´A Fistful of Dollars´ y recomendar a Clint para el papel.” En aquel entonces, Eastwood estaba aburrido de su papel en “Rawhide” y ansiaba recibir nuevas propuestas de trabajo. Sin embargo, cuando su agente le informó que una productora italiana estaba interesada en contratarlo para rodar un western cuyo título tentativo era “The Magnificent Stranger”, no se mostró demasiado entusiasmado lo que no impidió que aceptara el papel. A su llegada a Italia, Eastwood se encontró con la desagradable sorpresa que nadie hablaba inglés con la sola excepción del doble de riesgo Benito Stefanelli y uno de los representantes de la productora Jolly Film. Para colmo, el actor tendría una serie de discusiones con Leone debido a que consideraba que su personaje tenía una cantidad excesiva de diálogo. Tan solo cuando el director accedió a reducir el diálogo del protagonista al mínimo, su sociedad con Eastwood comenzó a rendir los frutos esperados. 


La historia de “A Fistful of Dollars” es increíblemente simple, pero el rol que tiene el cinismo, la ambigüedad moral, y la codicia de gran parte de los personajes que participan en ella se presentó como una brisa de aire fresco dentro del western. Al pueblo mexicano de San Miguel, el cual se encuentra convulsionado por el tenso enfrentamiento de dos familias rivales, llega un extraño (Clint Eastwood) sin pasado ni nombre conocido, quien pretende ofrecer sus habilidades como pistolero al mejor postor. Tras enterarse que hace ya algún tiempo el clan Baxter, liderado por el sheriff corrupto John Baxter (Wolfgang Lukschy), está intentando acabar con la banda de los hermanos Rojo, comandada por Don Miguel (Antonio Prieto), Esteban (Sieghart Rupp), y el violento Ramón (Gian Maria Volontè), el extraño decide jugar una doble militancia en el conflicto para llenarse los bolsillos de dinero, involucrándose en un peligroso juego el cual perfectamente podría costarle la vida. Como se puede inferir de la sinopsis, a diferencia de los westerns clásicos donde los protagonistas usualmente actuaban guiados por su deseo de impartir justicia sin esperar ninguna recompensa a cambio, en “A Fistful of Dollars” el personaje interpretado por Eastwood es un antihéroe en toda su regla, cuyo único interés es el dinero. Ataviado con un sombrero sucio, un poncho digno de un bandido y una barba de una semana, el “hombre sin nombre” se presenta como la antítesis de los personajes interpretados por John Wayne, los cuales usualmente se caracterizaban por la preocupación que demostraban por su apariencia personal y por su rígido código moral. Al mismo tiempo, la violencia que imparte con su revolver no tiene ninguna justificación moral, y ayudar a los inocentes está lejos de ser una prioridad dentro de su codiciosa cruzada. Pese a todo esto, él asoma como un personaje carismático en gran medida gracias a la actuación de Eastwood, quien durante el resto de su carrera se caracterizaría por interpretar a tipos duros, sarcásticos, y algo cansados del mundo que los rodea.

Durante el transcurso de “A Fistful of Dollars”, Leone no solo se limita a cambiar el tono de algunos clichés del western, dando vida por ejemplo a un sepulturero ansioso por construir nuevos ataúdes para su cada vez más extensa clientela, sino que además en conjunto con el director de fotografía Massimo Dallamano configura una serie de imágenes similares a las viñetas de una historieta, utilizando de forma constante el recurso del close-up, todo en su afán por revitalizar la cara del género. Al mismo tiempo, Leone le saca el máximo provecho posible a los parajes desolados donde se desarrolla el relato, y a cada uno de los estallidos de violencia que presenta la historia, destacándose por ejemplo el incendiario enfrentamiento final entre los Baxter y los hermanos Rojo. Otro de los elementos que forman parte de la revolución estilística de Leone, son los créditos iniciales diseñados por Iginio Lardani, los cuales refuerzan la noción que “A Fistful of Dollars” por momentos es una verdadera historieta en movimiento. Complementando el aspecto visual de la producción se encuentra la banda sonora de Ennio Morricone, cuyas composiciones de tintes operáticos contribuirían al reconocimiento de los westerns provenientes de Italia como verdaderas “óperas de la violencia”. Mediante el uso de trompetas como instrumento principal, idea que posiblemente fue extraída por Morricone tras escuchar la canción “Deguello” que Dimitri Tiomkin compuso para la cinta de Howard Hawks “Rio Bravo” (1959), el músico italiano redefinió por completo las piezas musicales que hasta ese entonces eran utilizadas en el western, ya que mostró especial preocupación por enfatizar la violencia y el suspenso presente en la trama a través de la música, lo cual queda especialmente explicitado en la secuencia que se centra en la confrontación final entre el protagonista, Ramón Rojo y sus secuaces. 


“A Fistful of Dollars” sería filmada en un lapso de ocho semanas, tanto al interior de los Estudios Cinecitta ubicados en Roma, como en locaciones en España, específicamente en Almeria y en algunas pequeñas localidades ubicadas cerca de Madrid. La mayoría de los extras serían reclutados de una población local de gitanos, y las condiciones en las que se rodó el film distaban bastante de las que se podían esperar de una producción hollywoodense. Según Clint Eastwood, “No teníamos electricidad, ni un tráiler con un baño. No teníamos otra opción más que ir detrás de una roca.” Tras terminar el rodaje de “A Fistful of Dollars”, Eastwood regresaría a Norteamérica sin imaginar el revuelo que causaría la película, la cual se convertiría en un éxito tanto en Europa como en los Estados Unidos, pavimentando el camino para la realización de dos “secuelas” tituladas “For a Few Dollars More” (1965) y “The Good, the Bad, and the Ugly” (1966), las cuales superarían en todo sentido a la primera incursión de Sergio Leone en el género del western. Sin embargo, no todo sería felicidad para el realizador italiano. Eventualmente Kurosawa lo demandaría por plagio, disputa que se resolvió fuera de tribunales luego que Leone accediera a pagarle al realizador japonés el 15% de las ganancias de “A Fistful of Dollars” más una suma cercana a los $100.000 dólares. Contrario a lo sostenido por Kurosawa, el crítico británico Sir Christopher Frayling señalaría que si bien el guion de “A Fistful of Dollars” estaba inspirado en “Yojimbo” y en la novela de Dashiell Hammett “Red Harvest”, también se había visto influenciado de manera importante por la obra teatral “Servant of Two Masters” de Carlo Goldoni. La cinta que para muchos marcaría la pauta temática, estética y musical del llamado spaghetti western (cuya obra inaugural para ser justos fue el film “Terror of Oklahoma”, 1959, del director Mario Amendola), tiene la virtud que mediante la fusión de la inclinación por los excesos de Leone y el minimalismo de Eastwood, configuró una visión del lejano oeste más cruda, violenta, y probablemente mucho más real que aquella establecida por directores como John Ford y Howard Hawks, entre otros.

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