En
su afán por realizar producciones que incluyeran algún tipo de mensaje, Dore
Schary, quien a mediados de los cuarenta era el jefe de producción de los Estudios
RKO, decidió contratar como director de su próximo proyecto a Joseph Losey,
básicamente por el trabajo que este venía realizando en la escena teatral neoyorquina, donde se destacaba su participación en la obra “Galileo Galilei”
(1947) de Bertolt Brecht, la cual estaba protagonizada por Charles Laughton. Hasta
ese entonces, la experiencia tras las cámaras de Losey solo se reducía a la
realización de algunos cortometrajes, de los cuales el más importante había
sido “A Gun in His Hands” (1945), ya que este había obtenido una nominación a
los Premios de la Academia. Contrario a lo que se podría suponer, la falta de
experiencia no sería el mayor problema al que se vería enfrentado Losey durante
el rodaje de su ópera prima titulada “The Boy With Green Hair” (1948). En aquel
entonces, el Comité de Actividades Antiestadounidenses (HUAC) había puesto sus
ojos en Hollywood lo que puso a mucha gente nerviosa. El propio Schary, quien
en algún momento había declarado que hasta que no se comprobara que un comunista
era un hombre dedicado a derrocar de forma violenta al gobierno, él solo se
dedicaría a juzgar las capacidades laborales de sus empleados, tuvo que aprobar
la confección de la infame lista negra que apuntaba a todos aquellos
profesionales que tenían algún lazo con la ideología comunista, con el fin de
proteger la supuesta libertad de la industria cinematográfica.
El
primero en sufrir las consecuencias de la intervención de la HUAC dentro de la
RKO sería el productor Adrian Scott. Pese a que Losey era amigo de Scott y que
en un determinado momento de su vida había adoptado ciertos preceptos de la
ideología comunista, decidió mantenerse como director de “The Boy With Green
Hair” motivado por el deseo de utilizar la producción como un medio para
transmitir un mensaje. Fue así como en compañía de los guionistas Ben Barzman y
Alfred Lewis Levitt, se lanzó a la tarea de confeccionar un guion que hiciera
hincapié en la resistencia que debía oponer el pueblo norteamericano contra
aquellos que buscaban el estallido de un conflicto bélico, y que al mismo
tiempo tratara temas como el racismo y la importancia de la familia.
Desafortunadamente para Losey, el excéntrico y políticamente conservador
multimillonario Howard Hughes tomaría el control de la RKO mientras se llevaba
a cabo el rodaje de “The Boy With Green Hair”, lo que desató una lucha ideológica
al interior del estudio ya que Hughes repudiaba el mensaje pacifista de la
cinta, lo que lo llevó a hacer todo lo posible para sabotear su realización. Una
vez que Hughes se involucró en el funcionamiento de la RKO, Schary
inmediatamente abandonó el estudio. Acto seguido, el magnate le encomendó a
Peter Rathvon la tarea de revisar y modificar los diálogos presentes en “The
Boy With Green Hair” cuya carga política fuese evidente. No contento con esto,
según el propio Barzman, cierto día Hughes llamó al pequeño Dean Stockwell a su
oficina para decirle que cuando el resto de los niños que aparecen en el film
hablaran sobre los horrores de la guerra, él debía responder, "Y por eso
es que Norteamérica tiene el ejército, la marina, y la fuerza aérea más grande
del mundo.” Stockwell, quien sentía una gran afinidad por el mensaje de la
cinta, no solo se negó a hacer eso sino que además soportó estoico el ataque de
ira que aquello le provocó a Hughes. Pese a todas estas dificultades, Losey se
las arregló para conservar la integridad del mensaje de su proyecto. De acuerdo
con Barzman, “Joe filmó la película de manera que no se le pudieran realizar
demasiados cambios. Algunas líneas de diálogo serían incluidas para suavizar un
poco el mensaje, pero eso sería todo.”
En
un pequeño pueblo de Norteamérica, la policía recoge a Peter Fry (Dean
Stockwell), un niño con la cabeza afeitada que se rehúsa a responder las
preguntas de los agentes de la ley. Con el fin de descubrir que la ha sucedido,
la policía llama al Doctor Evans (Robert Ryan), un psiquiatra que se encargará
de escuchar la increíble historia de un huérfano de guerra que cierto día se
despertó y descubrió que su cabello se había tornado completamente verde. Básicamente
“The Boy With Green Hair” es una cándida fábula anti-bélica protagonizada por un
niño que debido a un hecho fantástico e inexplicable, se convierte en el objeto
de las burlas de todos los habitantes de la localidad en la cual reside,
quienes eventualmente no pueden evitar comenzar a verlo como una amenaza debido
al miedo que les provoca aquello que no pueden comprender. Esta incómoda
situación es una extensión de la compleja infancia que ha tenido Peter, ya que
luego de enterarse que sus padres habían decidido “alargar sus vacaciones”, el
pequeño pasó por los hogares de distintos familiares hasta que finalmente logró
establecerse en la casa de su abuelo (Pat O´Brien), cuya mayor preocupación es
mantener a su nieto feliz. El punto de inflexión en la vida de Peter se provoca
cuando se entera que sus padres han fallecido intentando salvar a un grupo de
huérfanos de guerra, revelación que coincide con el súbito cambio de color de
su cabellera. Agobiado por la verdad acerca de sus padres y por el rechazo que
provoca su pelo verde, Peter tiene una epifanía bajo la forma de un sueño, en
el cual un grupo de niños le dice que su pelo simboliza la esperanza de una
humanidad sin guerras, lo que lo motiva a comunicarle al resto de los
habitantes de su pueblo que son los pequeños gestos los que hacen la
diferencia, y que si trabajan juntos pueden construir un mundo mejor.
Pese
a Losey entrega el mensaje central del film de manera algo tosca e inocente,
este de todas formas resulta ser efectivo ya que refleja el trauma colectivo
provocado por la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, en una escena Peter y su
abuelo no pueden evitar estremecerse cuando escuchan que un avión sobrevuela su
hogar. Aun cuando el abuelo intenta tranquilizar al pequeño asegurándole que
debe tratarse de un avión comercial, no parece muy seguro de sus propios
dichos, y sus palabras no hacen otra cosa más que reflejar el temor que le
provoca la posibilidad que el avión en verdad esté cargando una bomba. En otra
escena que ocurre poco antes que el cabello del protagonista cambie de color,
Peter ingresa a un almacén donde escucha a dos mujeres conversando acerca de la
guerra y el miedo que les provoca la posibilidad que ocurran otros conflictos
bélicos. Como sucede a menudo durante el transcurso de la cinta, los adultos
son filmados de los hombros hacia abajo, dando a entender que Peter, quien es evidentemente
más bajo, no puede ver bien sus rostros. Esto refleja de buena manera la
perspectiva de un niño que pasa completamente desapercibido mientras los
adultos a su alrededor conversan, sin que estos siquiera se detengan a pensar como
sus palabras pueden afectarlo. Sumado al hecho que ya es suficientemente malo
que no se den cuenta que él está presente, el miedo de los adultos a un
estallido nuclear afecta profundamente a Peter, especialmente cuando ellos se
refieren expresamente a él, señalando que su generación crecerá para
posiblemente participar en otro conflicto armado. Peter, perturbado por esta
oscura especulación acerca del futuro, deja caer una botella de leche presa del
terror, tras lo cual los adultos ignorando por completo lo provocado por sus
dichos, solo atinan a reírse de la supuesta torpeza del pequeño.
Las
actuaciones en general son correctas, destacándose la interpretación de Stockwell,
quien construye a un personaje que se caracteriza por ser encantador, noble,
idealista, y por sobre todo resiliente. Cabe mencionar que la experiencia del
pequeño actor en esta cinta no sería del todo memorable, ya que Losey sería
bastante cruel con él con el objetivo que llorara en una determinada escena. Pese
a esto, Stockwell siempre expresó su cariño y admiración por la figura del
director, quien eventualmente reconocería que lamentaba el trato que había
tenido con él. Según el propio Stockwell, “Es interesante que Joe sintiera que
había sido cruel. Eso demuestra la calidez, la sensibilidad de ese hombre.” Por
otro lado, resulta destacable la banda sonora del compositor Leigh Harline y la
inclusión de la canción “Nature Boy” de George Alexander Aberle, la cual
posteriormente sería popularizada por Nat King Cole. “The Boy With Green Hair”
es una cándida fábula acerca de la importancia de la tolerancia, la unión entre
los pueblos, y como en determinadas oportunidades los pequeños gestos hacen la
diferencia. Al mismo tiempo, es un espléndido ejemplo de una producción anti-bélica
de carácter propagandístico, la cual buscaba promover la paz mundial por el
bien de las futuras generaciones. De hecho, que el color verde sea identificado
como el color de la esperanza, no solo funciona como metáfora de los intentos
por parte de Peter de dar inicio a una nueva era de paz, sino que además cumple
con reflejar diversas opiniones acerca de la guerra desde el prisma de un niño
inocente. Al final de cuentas, es eso precisamente lo que provoca que el
mensaje de la cinta resulte ser mucho más potente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario