El
éxito de cintas que se ambientaban en la Segunda Guerra Mundial como “The
Bridge on the River Kwai” (1957) y “The Great Escape” (1963), motivó al
escritor David Westheimer, quien había sido prisionero de guerra durante dicho
conflicto bélico, a escribir una novela de ficción basada parcialmente en su
propia experiencia. Tras convertirse en un éxito de ventas y ser catalogada por
el New York Times como “una novela que tenía todo para ser trasladada a la
pantalla grande, con la excepción de las indicaciones donde poner la cámara,”
los derechos de “Von Ryan´s Express” fueron rápidamente adquiridos por los
Estudios Twentieth Century-Fox, cuyos ejecutivos reconocieron el potencial de
la historia de Westheimer. Sin perder demasiado tiempo, el Estudio designó a
Mark Robson como director de la adaptación, quien en ese entonces se encontraba
sin proyectos debido a la postergación del rodaje de “Last Command” (1966), a
causa de los compromisos que había adquirido con anterioridad su estrella
Anthony Quinn. Cuando Frank Sinatra, quien había leído la novela y había fallado
en su intento por comprar los derechos, escuchó que la Twentieth Century-Fox estaba
preparando su adaptación, de inmediato se ofreció para interpretar el rol
protagónico. Para los ejecutivos del Estudio, “Von Ryan´s Express” (1964) se
presentaba como la oportunidad perfecta para demostrar que aun podían producir
películas de gran factura, pese al duro golpe financiero que significó el
fracaso estrepitoso de “Cleopatra” (1963). Esto los llevó no solo a filmar en
locaciones ubicadas en Italia y España, sino que además a construir un campo de
prisioneros en exteriores, todo en su afán por intentar salir de la crisis en
la que se encontraban.
Tras
ser derribado por los nazis mientras sobrevolaba territorio italiano, el
Coronel norteamericano Joseph L. Ryan (Frank Sinatra) es trasladado a un campo
de prisioneros comandado por el tiránico Mayor Battaglia (Adolfo Celi), quien
insiste en negarles todo tipo de insumos médicos y servicios de higiene a los
prisioneros. Sin quererlo, la presencia de Ryan rápidamente altera el balance
de poder existente al interior del campo, ya que su rango excede al del oficial
al mando hasta el momento de su llegada, el Mayor británico Eric Fincham
(Trevor Howard), quien ha estado organizando a sus hombres y recolectando
suministros con el objetivo de realizar un intento de escape del lugar. El enfoque
de Ryan en cambio parece ser más razonable; a sabiendas que las fuerzas Aliadas
tomarán Italia dentro de algunas semanas, entabla una relación amistosa con el
traductor y la mano derecha de Battaglia, el Capitán Oriani (Sergio Fantoni),
con el fin de mejorar las condiciones de quienes se encuentran confinados al
interior del campo de prisioneros. Sin embargo, algunos de los actos de Ryan en
su afán por obtener ciertos beneficios no son vistos con buenos ojos por sus
colegas, quienes terminan otorgándole el despectivo apodo de “Von Ryan”. Cuando
eventualmente los soldados que custodian el campo de prisioneros huyen del
lugar tras enterarse de la inminente llegada de las fuerzas Aliadas, Ryan y
Fincham se ven en la obligación de dirigir a sus hombres en una temeraria
carrera hacia la libertad que implica el secuestro de un tren con dirección a
Suiza, todo esto con los Nazis pisándoles los talones.
Debido
a que los ejecutivos de la Twentieth Century-Fox deseaban apostar a lo seguro, se
preocuparon que “Von Ryan´s Express” se presentara como un pastiche de muchos
de los elementos más llamativos que aparecían en otras producciones de
similares características, como por ejemplo la inclusión de un campo de
prisioneros manejado por un oficial cruel y detestable, un intento de escape
masivo dominado por el suspenso, y diversas secuencias de acción concentradas
en el tramo de la película que se ambienta a bordo del tren que transporta a
los protagonistas. A diferencia de otras producciones que buscaban retratar los
horrores vividos por los soldados Aliados confinados en diversos campos de
prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial, el film de Robson existe
únicamente como un divertimento que intenta mantener al espectador al borde de
su asiento, en especial durante el segundo tramo de la historia. Y es que
mientras en la primera mitad de la película Robson se encarga de introducir a los
personajes y desarrollar sus personalidad y motivaciones, ya durante el segundo
tramo utiliza toda la experiencia que adquirió realizando thrillers junto al
productor Val Lewton en el Estudio RKO, a la hora de construir diversos
momentos de tensión que se presentan a lo largo del arriesgado intento de
escape de Ryan y sus compañeros. Por ejemplo, en un determinado momento del
film el capellán Costanzo (Edward Mullhare), debido a que habla alemán de
manera fluida, se ve obligado a personificar al Mayor Von Klemment (Wolfgang
Preiss) con el fin de eludir una barrera fronteriza manejada por los Nazis, y
justificar el súbito cambio de destino experimentado por el tren que los
transporta. Cuando están a punto de cumplir su cometido, un oficial de la
Gestapo muestra un gran interés por el reloj de procedencia norteamericana que
está utilizando Ryan, lo que pone en riesgo toda la operación.
Otro
de los puntos de interés que presenta “Von Ryan´s Express” son los diversos
dilemas morales que deben enfrentar los protagonistas a lo largo de la
historia, y la exploración de las consecuencias de sus decisiones. ¿Es
preferible asesinar a sangre fría a un oficial enemigo que se ha rendido, que
perdonarle la vida a sabiendas que dicha decisión puede poner en riesgo mortal
a tus propias tropas si es que ese oficial termina revelándole tus planes al
ejército alemán? Ryan y Fincham demuestran tener distintas respuestas a esa interrogante
durante el transcurso de la película, lo que provoca que cuando la compasión
del primero tiene como resultado que una ametralladora nazi masacre a varios
soldados británicos que estaban malheridos, el segundo desate su furia contra
Ryan, tildándolo como un aliado de los alemanes. Más adelante en la historia,
tras haber aprendido su lección de la peor manera, el personaje de Sinatra se
ve en la obligación de asesinar a la amante de Von Klemment (Raffaella Carra), cuando
tras parar en un pequeño poblado para recolectar agua, ella y el oficial alemán
intentan escapar de la custodia de los soldados Aliados, amenazando con revelar
que ellos han obtenido el control del tren. Esta decisión en particular no solo
supondrá un punto de inflexión en la personalidad del protagonista, sino que
además tendrá repercusiones en su destino. La creencia que un héroe que se
precie como tal no puede quitarle la vida a alguien a sangre fría sin enfrentar
algún tipo de consecuencia, aun si su accionar está guiado por el bien común, posiblemente
motivó a Sinatra a exigir que el final original de la cinta fuese cambiado por
uno mucho más agridulce, lo que tiró por la borda cualquier posibilidad de
realizar una secuela. Esa no sería la única exigencia que haría Sinatra, ya que
además pidió que la cinta fuese rodada en Panavision y no en Cinemascope, que
era el sistema que usualmente utilizaba la Twentieth Century-Fox. Aun cuando se
comenta que las numerosas exigencias y el divismo del actor provocaron que su
relación con Mark Robson fuese más bien áspera, el proceso de rodaje de la
cinta se llevó a cabo sin mayores inconvenientes.
El
guion de Wendell Mayes se encarga de puntualizar que Joseph Ryan es un piloto
sin experiencia previa en el campo de batalla, hecho que quizás influye en su
personalidad y sus decisiones, y que eventualmente lo alza como un antihéroe
que en diversas situaciones despierta la antipatía del espectador. Este efecto
negativo hacia el protagonista curiosamente se ve realzado por la inexpresiva
interpretación de Sinatra durante casi todo el transcurso de la cinta. Si en
algo ayuda lo emocionalmente distante que parece ser Ryan con todo lo que lo
rodea, es que sirve para contrastar su personalidad con la de personajes como Eric
Fincham y el Capitán Oriani, quienes resultan ser bastante más vehementes en su
accionar. Particularmente interesante es la interpretación de Trevor Howard, quien
logra con éxito fusionar el lado más deshonesto y cínico de su personaje, con
la cara más apasionada y arrogante del colorido y tradicional oficial británico
que personifica. Quizás uno de los elementos del film que ha despertado más
controversia es la banda sonora del compositor Jerry Goldsmith, básicamente
porque mezcla típicas orquestaciones militares con otras muchos menos usuales que
incluso podrían haber sido utilizadas fácilmente en una comedia, lo que provoca
una suerte de disrupción tonal que a lo menos resulta curiosa. “Von Ryan´s
Express” sería destacada por su utilización de locaciones, que ayudan bastante
a la hora de imprimirle una cuota mayor de realismo al relato, por la sólida
dirección de Robson tanto en las escenas de acción como en las de suspenso, y
por el buen trabajo del elenco participante. Todo esto en conjunto contribuyó a
que la película fuese un éxito de taquilla, pasara a formar parte del
progresivo repunte de la Twentieth Century-Fox, y se preservara en el tiempo
como un producto entretenido que se alza como un dignísimo representante de la
era dorada del cine bélico hollywoodense ambientado en la Segunda Guerra
Mundial.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario