Durante sus primeras dos décadas como director, Fritz Lang pocas veces filmó una escena tan controversial como aquella que abre el thriller “Man Hunt” (1941). Dicha escena es protagonizada por un cazador británico llamado Alan Thorndike (Walter Pidgeon), quien tras instalarse sobre una colina y ajustar su mira telescópica, se prepara para asesinar a su objetivo: el mismísimo Adolf Hitler. Dado que la película se filmó cuando los Estados Unidos aun no estaban involucrados en la Segunda Guerra Mundial, la sola sugerencia que un héroe Aliado podía asesinar a Hitler fue considerada como una grave provocación, lo que puso a Lang en una situación incómoda con el gobierno norteamericano y con los organismos de censura de la industria cinematográfica estadounidense. Pese a esto, Lang se mantuvo firme en su postura, la cual mantendría en todas las cintas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial que dirigió durante la década del cuarenta. De hecho, cuando los Estados Unidos se involucraron en la guerra, el mensaje que Lang deseaba entregar se hizo aun más evidente, ya que se preocupó de realizar thrillers donde el enemigo no se limitara a ser un simple antagonista ataviado en un determinado uniforme. Y es que en las películas bélicas del director, los villanos frecuentemente se parecían bastante a los héroes llamados a detenerlos, representando una amenaza real tanto para los soldados Aliados como para la población civil en general. Thorndike no asesina a Hitler en “Man Hunt”, pero el solo hecho de intentarlo lo convierte en un objetivo para los Nazis, quienes lo siguen hasta Londres donde se involucra sentimentalmente con una joven llamada Jerry Stokes (Joan Bennett), a quien pone inadvertidamente en peligro.

Temáticamente hablando a “Man Hunt” le seguiría “Hangmen Also Die!” (1943), cinta en la cual los Nazis que están apostados en Checoslovaquia ponen en marcha un siniestro plan para que un grupo de civiles les confiese donde se esconde uno de los líderes de la resistencia, quien recientemente asesinó a un importante oficial alemán. En “Ministry of Fear” (1944) en cambio, Ray Milland interpreta a un hombre que acaba de salir de una institución psiquiátrica solo para verse involucrado de manera accidental en una red de espionaje Nazi, poniendo en riesgo su vida en el proceso. En “Cloak And Dagger” (1946), Gary Cooper interpreta al Profesor Alvah Jesper, un científico civil que se aventura tras líneas enemigas para encontrar evidencia sobre la existencia del programa de armas nucleares de los Nazis, arrastrando consigo a otros civiles en su peligrosa misión. Finalmente en “American Guerrilla in the Philippines” (1950), Tyrone Power interpreta a Chuck Palmer, un soldado que tras traspasar líneas enemigas se preocupa de mantener informadas a las fuerzas norteamericanas acerca de los movimientos del ejército japonés, con el objetivo que el General MacArthur pueda cumplir su promesa de “regresar” la República de Filipinas a su pueblo. Lamentablemente, las películas de Lang ambientadas en la Segunda Guerra Mundial no serían precisamente sus mejores trabajos, ya que además de ser obras sumamente irregulares a todo nivel, en su mayoría caían en el tipo de jingoísmo que el director usualmente evitaba incluir en sus películas.
 
“Man Hunt” (1941)
“Ministry of Fear” (1944)
“Cloak And Dagger” (1946)

Inmediatamente después de “Man Hunt”, Lang trabajó en dos películas que eventualmente quedarían a cargo del director Archie Mayo: la cinta bélica “Confirm Or Deny” (1941) y el melodrama “Moontide” (1942). En el caso particular de “Moontide”, Lang dejaría la dirección a poco de comenzado el rodaje supuestamente por los problemas que tuvo con el actor Jean Gabin, los cuales se generaron por la relación amorosa que ambos hombres mantuvieron con la actriz Marlene Dietrich. De todas formas, el breve periodo de tiempo que estuvo dirigiendo “Moontide”, sirvió para que Lang se interesara en un género cinematográfico en el cual incursionaría en múltiples oportunidades durante su estadía en Hollywood, en general con buenos resultados. Sus dos primeras obras enmarcadas dentro del Cine Negro serían las ridículamente similares. “The Woman in the Window” (1944) y “Scarlet Street” (1945) servirían para marcar el tono que utilizaría Lang en sus otras contribuciones al género. En “The Woman in the Window”, Edward G. Robinson interpreta a un profesor de criminología que es atraído hasta el departamento de una sensual modelo (Joan Bennett), donde tras asesinar accidentalmente a un hombre comienza a ser chantajeado por un tipo inescrupuloso interpretado por Dan Duryea. En “Scarlet Street” por su parte, Robinson interpreta a trabajador de clase media que tras rescatar a una mujer (Joan Bennett) de un hombre (Dan Duryea) que le está dando una paliza, se ve involucrado en una compleja trama que termina en asesinato. La gran diferencia entre ambas producciones, es que “Scarlet Street” es más parecida a una pesadilla, en la cual un hombre tras tomar una serie de malas decisiones, no le queda más remedio que ver como su patética vida se cae a pedazos.

Joan Bennett volvería a colaborar con Lang en el film “Secret Beyond the Door” (1948), en el cual interpretaría a Celia, una mujer que contrae matrimonio con un arquitecto llamado Mark Lamphere (Michael Redgrave), quien esconde un oscuro secreto. Aun cuando el final de la cinta resulta ser algo decepcionante, esta es una de las obras más atractivas a nivel visual de la carrera de Lang. El director cerraría esta etapa marcada por el rodaje de historias sórdidas con un alto componente psicológico con el film “House By The River” (1950), el cual estaría protagonizado por Louis Hayward quien le daría vida a Stephen Byrne, un exitoso novelista que a poco de comenzada la película estrangula a su criada cuando esta se rehúsa a tener sexo con él, tras lo cual culpa a su hermano John (Lee Bowman) del crimen, mientras utiliza todo el escándalo para vender más libros. Aun cuando Lang realizó otro puñado de espléndidas películas tras “House By The River”, esta sería la última que rodó en Hollywood donde los componentes visuales de la historia eran el elemento más importante de la misma. Y es que durante gran parte de la cinta, Lang a menudo encuadra la acción a través de ventanas estrechas que comprimen y definen a los personajes, al mismo tiempo que realiza un duro análisis de la habilidad que tienen los miembros de la clase acomodada de la sociedad para excusar sus propios crímenes. La situación de Lang en Hollywood se tornaría bastante precaria durante la década del cincuenta. Aun cuando era posible ver la influencia que había ejercido su estilo narrativo y visual en otros directores, Lang no logró demasiados éxitos comerciales que le permitieran acceder a proyectos más ambiciosos. Durante los años treinta y cuarenta, Lang se había visto obligado a suavizar las personalidades de sus héroes y los finales de sus historias, siendo incapaz de repetir lo realizado en “M” donde su protagonista era un tipo despreciable que era capturado por una turba iracunda cuya única intención era lincharlo. Aun cuando las incursiones en el Cine Negro que Lang realizó durante los cincuenta fueron incluso más convencionales, de todas formas se las arregló para incluir un par de finales sorpresivos y algunos protagonistas misteriosos dentro de sus obras.

“The Woman in the Window” (1944)
“Secret Beyond the Door” (1948)
“The Big Heat” (1953)

“House By The River” no sería la única película que Lang realizó durante la década del cincuenta que incluiría un ácido comentario sobre la clase acomodada de la sociedad. En “Beyond A Reasonable Doubt” (1956), cuando el editor de un periódico (Sidney Blackmer) desea probar lo rápido que la justicia tiende a enviar a la horca a sospechosos basándose solo en pruebas circunstanciales, se pone de acuerdo con su yerno Tom Garrett (Dana Andrews) para que lo ayude a exponer la ineptitud del fiscal general de la ciudad. Sin embargo cuando su plan se complica, su novia Susan (Joan Fontaine) se ve obligada a luchar por su inocencia, empleando todo tipo de influencias políticas que una mujer de clase media no sería capaz de reunir. En “The Big Heat” (1953) en cambio, la cual usualmente es considerada como la mejor película que Lang filmó en los cincuenta, Glenn Ford interpreta a un policía que renuncia a su trabajo para así poder vengar a su esposa, quien falleció en un atentado que iba dirigido hacia él. “The Big Heat” es implacablemente brutal y llama la atención por la forma en como la violencia se abre paso entre los plácidos domicilios suburbanos y las fastuosas mansiones de la ciudad. La escena más famosa del film está protagonizada por un criminal interpretado por Lee Marvin, quien desfigura a su novia (Gloria Grahame) tras arrojarle una tasa de café caliente, exponiendo como la crueldad criminal contamina todo aquello que es hermoso. Grahame y Ford también participarían en el melodrama “Human Desire” (1954), en el cual Grahame interpreta a una esposa maltratada y Ford a un ingeniero ferroviario. Como ambos terminan teniendo un amorío y planeando un asesinato, “Human Desire” usualmente es considerada como una versión más oscura de otro film de Lang titulado “Clash By Night” (1952), en el cual Barbara Stanwyck interpreta a una mujer casada que se involucra con un violento misógino (Robert Ryan) más que nada por aburrimiento. Pese a que “Clash By Night” no incluye ningún crimen, al igual que “Human Desire” retrata los problemas amorosos de ciertas personas que se consideran a si mismas como “inútiles”.

Durante este periodo Lang también realizó dos piezas históricas: un melodrama gótico ambientado en el siglo XVIII titulado “Moonfleet” (1955), y el western “Rancho Notorious” (1952). “Moonfleet” es una película entretenida pero olvidable, donde Lang se centra en un picaresco héroe (Stewart Granger) que debe lidiar con múltiples mujeres y con su propia resistencia a adoptar un rol paternal con un niño que ha quedado a su cuidado. “Rancho Notorious” sería una cinta mucho más llamativa, llegando incluso al punto de tener algunos elementos propios del Cine Negro. Mientras Vern Haskell (Arthur Kennedy) intenta rastrear a los hombres que asesinaron a su prometida, escucha algunas historias acerca de un misterioso rancho llamado Chuck-A-Luck, el cual es manejado por una mujer llamada Altar Keane (Marlene Dietrich). La inclusión de personajes con pasados misteriosos y la narrativa no lineal, son precisamente los elementos que hacen que este film sea inusual y memorable. Lang finalizaría su carrera en Hollywood con la cinta “While the City Sleeps” (1956), la cual se centra en una serie de asesinatos cometidos por un maniaco sexual, los cuales son investigados por un grupo de periodistas cuyo único deseo es obtener un ascenso dentro de su trabajo. Esta película junto con “Beyond A Reasonable Doubt” y “Blue Gardenia” (1953), conformarían la llamada “trilogía de la prensa” de Lang, ya que todas presentan a reporteros y columnistas quienes invocan el sensacionalismo en nombre de la justicia, lo que por lo general los termina metiendo en una serie de problemas.

“Rancho Notorious” (1952)
“Das indische Grabmal / The Indian Tomb” (1959)
“Die 1000 Augen des Dr. Mabuse / The Thousand Eyes of Dr. Mabuse” (1960)

Según el propio Lang, uno de los cambios más importantes que sufrió su obra cuando llegó a Norteamérica, fue que dejó de lado el estudio de personajes que Nietzche definiría como superhombres (Mabuse, Siegfried, o el gobernante que aparece en “Metropolis”), para centrarse en hombres comunes y corrientes atrapados en vidas poco satisfactorias. Debido a que estaba harto del sistema hollywoodense, a la imposibilidad de conseguir a alguien que financiara sus proyectos, y a su cada vez más delicado estado de salud, Lang contempló su retiro a fines de los cincuenta. Fue entonces cuando recibió el llamado del productor alemán Artur Brauner, quien estaba interesado en realizar un remake de “The Indian Tomb” (1921), cinta que había sido desarrollada a partir de una novela de Thea von Harbou, la cual Lang intentó dirigir solo para ver con frustración como el proyecto le era entregado a Joe May. A raíz de esto, Lang regresó a Alemania para filmar un díptico compuesto por dos películas que en conjunto sumaban casi cuatro horas de duración: “Der Tiger von Eschnapur / The Tiger of Eschnapur” (1959) y “Das indische Grabmal / The Indian Tomb” (1959). Ambas producciones pese a contener algunas constantes temáticas del cine de Lang, como las ansias de poder, la traición, y las pulsiones sexuales, no fueron bien recibidas por la crítica que rápidamente se apresuró en señalar que la carrera del director estaba llegando a su fin. Tras esto, Brauner, quien era un verdadero entusiasta de la obra del director, quiso rodar un remake de “The Testament of Dr. Mabuse”. Sin embargo, ante la negativa de Lang y tras una serie de conversaciones, el productor logró que el cineasta accediera a filmar una nueva película del maquiavélico personaje. De esta manera, Lang en compañía de Heinz Oskar Wuttig se puso a trabajar en el guion del que sería su último film, “Die 1000 Augen des Dr. Mabuse / The Thousand Eyes of Dr. Mabuse” (1960), el cual reviviría la figura del maestro de la persuasión en medio de la paranoia existente durante la Guerra Fría. Aun cuando esta película no igualaba los niveles de calidad alcanzados en las otras entradas de la saga de Mabuse, “The Thousand Eyes of Dr. Mabuse” asomó como una digna despedida para Lang, quien aprovechó la instancia para sugerir la persistencia en el tiempo de ciertos tipos de mal, los cuales están enraizados en algunas sociedades que parecen necesitarlos para subsistir.

Fritz Lang casi siempre logró separar su vida personal de su vida profesional, evitando que estas no se mezclaran de manera catastrófica. Pese a ser un mujeriego nunca le fue infiel a ninguna de las mujeres de su vida, contrajo matrimonio en tres oportunidades, y mantuvo relaciones románticas con actrices como Kay Francis, Marlene Dietrich, y Joan Bennett, entre otras. Como director, Lang era conocido por ser algo dictatorial con los actores, lo que no quitaba que fuese una persona sumamente encantadora cuando se lo proponía. Lang pasaría sus últimos años de vida exagerando su leyenda en Hollywood, donde el 8 de Febrero de 1960 recibió una estrella en el Paseo de la Fama por su contribución a la industria del cine. En términos bastante generales, su filmografía podría ser interpretada como un catálogo de todas las tentaciones a las que es sometido el ser humano, las cuales eventualmente pueden terminar empujándolo hacia su propia perdición. Por otro lado, su genuina simpatía por el funcionamiento de la mente criminal, su antipatía por la pena de muerte, la prensa sensacionalista y la violencia de las masas, su siempre punzante crítica contra el facismo y los beneficios que posee la clase acomodada de la sociedad, y su entusiasmo por otras épocas y culturas, lo convirtieron en un cineasta claramente liberal, más allá de su comportamiento en el set de filmación o su apariencia de aristócrata. Fritz Lang es considerado como uno de los mejores directores de la historia del cine y con justa razón. Su fidelidad a su propia filosofía y a sus principios, fue una parte fundamental de su resonancia en la industria, y él era perfectamente consciente de aquello, lo que queda reflejado en esta frase del director: “He hecho todas mis películas como un sonámbulo. He hecho todo lo que creía correcto, nunca le pregunté a nadie si lo que hacía estaba bien o mal.”

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