Friedrich Christian Anton “Fritz” Lang nació el 5 de Diciembre de 1890 en Viena, en el seno de una familia acomodada. Mientras que su padre, Anton Lang, era un arquitecto que estaba a cargo de una importante empresa de construcción, su madre, Pauline Schlesinger, era una mujer judía convertida al catolicismo. Después de terminar el colegio, Lang ingresó a la Universidad Técnica de Viena, donde tras estudiar por un tiempo ingeniería civil decidió cambiarse a arte. En dicho lugar no solo aprendería a apreciar la obra de pintores tales como Gustav Klimt y Egon Schiele, sino que además estudiaría las teorías expuestas por intelectuales como Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud, las cuales eventualmente emplearía en algunas de sus películas. En 1910 Lang abandonaría Viena para conocer el mundo, lo que lo llevó a conocer distintos países de Europa, África, Asía y América. En 1913 retomaría su veta artística y comenzaría a estudiar pintura en París. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, Lang regresaría a Viena y se enlistaría en el ejército, lo que lo llevaría a participar en batallas en Rusia y Rumania, donde resultó herido en tres ocasiones. En 1916, mientras se recuperaba de sus heridas y de su síndrome post traumático, Lang bosquejó algunos escenarios e ideas que posteriormente utilizaría en sus filmes. Tras ser dado de baja del ejército con el rango de Teniente, en 1918 trabajó como actor durante un breve periodo de tiempo en el circuito teatral vienés, antes de ser contratado como guionista por la compañía berlinesa Decla Film, la cual era propiedad del productor Erich Pommer. 

Al término de su primer año al interior de Decla, que coincidió con el surgimiento del expresionismo alemán, Lang había escrito siete guiones y había dirigido dos películas tituladas “Halbblut” (1919) y “Der Herr der Liebe / Master of Love” (1919), de las cuales lamentablemente en la actualidad no existen copias. Durante el periodo que trabajó en Decla, Lang experimentó con diversas técnicas cinematográficas y probó suerte con distintos géneros en su intento por encontrar un estilo propio a la hora de contar historias. Por ejemplo, tanto “Harakiri” (1919) como “Das wandernde Bild / The Wandering Shadow” (1920), eran dos dramas protagonizados por mujeres, los cuales retrataban como el deseo en ocasiones consume al ser humano, empujándolo a cometer actos atroces amparados en el anonimato. En “Vier um die Frau / Four Around a Woman” (1921) en cambio, cinta protagonizada por Ludwig Hartau quien interpreta a un millonario que decide investigar las supuestas infidelidades de su esposa, Lang realiza una descripción muy poco favorable de la clase acomodada alemana, cosa que repetiría posteriormente en la serie de películas protagonizadas por el Dr. Mabuse. Algo similar ocurriría con “Die Spinnen / The Spiders” (1919-1920), una serial que originalmente iba a estar compuesta por cuatro episodios, de los cuales Lang solo alcanzó a filmar dos. En ella el director se metería de lleno en el mundo del hampa, el cual volvería a visitar en varias oportunidades durante su carrera, ya que la historia se centraba en una poderosa organización criminal que desea apoderarse de un tesoro Inca que está perdido hace años. 

“Die Spinnen / The Spiders” (1919-1920)
“Der müde Tod / Destiny” (1921)
“Dr. Mabuse, der Spieler / Dr. Mabuse: The Gambler” (1922)

Sería con el estreno de “Der müde Tod / Destiny” (1921), el cual además sería su ultimo trabajo al interior de Decla, que Lang finalmente comenzaría a dar muestras de su sello personal, el cual lo convertiría en uno de los mejores directores su generación. La película se centra en una mujer que tras negociar con la Muerte por la vida de su amado, esta le ofrece un curioso desafío. Tanto ella como él van a reencarnarse en tres épocas y lugares diferentes, el antiguo Bagdad, la Italia Renacentista, y la China Imperial. Si logran alcanzar la felicidad en al menos una de esas oportunidades, la Muerte le otorgará a la protagonista la posibilidad de volver reunirse con su amado. Aun cuando “Destiny” presenta una noción adolescente del concepto de romance, y sus recreaciones históricas carecen de la profundidad que caracterizaría a las obras posteriores del director, de todas formas es considerada como una pieza esencial dentro de la historia del cine, ya que al igual que las obras contemporáneas del director norteamericano D. W. Griffith, el film de Lang demostró como el cine podía ser utilizado para contar historias con un nivel de detalle similar al de las novelas y con una espectacularidad propia de un show de magia. En 1920 Lang conocería a su futura esposa, la escritora Thea von Harbou, junto a quien escribiría todos los guiones de sus cintas comprendidas entre 1921 a 1933, incluyendo la exitosa serial de dos partes “Dr. Mabuse, der Spieler / Dr. Mabuse: The Gambler” (1922). Basada en la novela de Norbert Jacques del mismo nombre, el relato de un genio criminal que controla a una red de operativos mediante hipnosis, se extendía por más de cuatro horas durante las cuales se llevaba a cabo un juego del gato y el ratón entre un supervillano oculto entre las sombras, y un representante de la ley que intenta dar con su paradero. Bajo la superficie, el film también buscaba retratar a la Europa de la post guerra, la cual estaba completamente dominada por la codicia y la paranoia, hecho que facilitó la ascensión de Hitler al poder, ya que fue lo suficientemente inteligente como para controlar a las masas gracias al poder de la persuasión.

Habiendo alcanzado una mayor madurez tanto estética como temática, tras el éxito de “Dr. Mabuse: The Gambler” Lang se lanzó a la tarea de adaptar un antiguo poema germánico de la Edad Media titulado “Cantar de los Nibelungos”, acerca del príncipe guerrero Sigfrido y su vengativa esposa Krimilda. Inspirado en parte por las obras de D. W. Griffith y Cecil B. DeMille, “Die Nibelungen” (1924) estaría compuesta por dos partes que en total sumaban aproximadamente cinco horas de duración, durante las cuales Lang exhibiría una especial preocupación por lograr que la puesta en escena fuese grandiosa, ya sea mediante la utilización de elaborados sets, ingeniosos y atractivos efectos especiales, y numerosos de extras. “Die Nibelungen” también se presentaría como una oportunidad para que el director explorara temas como los efectos autodestructivos de la venganza, el cual se volvería recurrente dentro de su obra, y los peligros que supone para la gente y los gobiernos la ambición descontrolada. El próximo film de Lang sería aun más ambicioso, pese a que su duración sería considerablemente menor. La cinta de ciencia ficción “Metropolis” (1927) estaría basada en la novela del mismo nombre escrita por Thea von Harbou, y presentaba un fascinante mundo futurista basado en los rascacielos que Lang había podido ver cuando viajó a Nueva York algunos años antes. La representación de cuartos de máquinas infernales, locales nocturnos glamorosos, y sensuales pero trágicos robots, servirían de influencia para innumerables cineastas a través de los años. Pese al maravilloso apartado visual que presentaba “Metropolis”, la película sería duramente criticada por la excesiva simpleza de la historia y su mensaje de tintes comunistas. Como consecuencia de aquello, la cinta terminó siendo un rotundo fracaso de taquilla, provocando que el Estudio Universum Film AG (UFA), el cual era el más importante durante la República de Weimar, sufriera una serie de dificultades financieras que casi generan su bancarrota. 

“Die Nibelungen” (1924)
“Metropolis” (1927)
“Spione / Spies” (1928)

Tras rodar el film más costoso de su primera década como director, Lang prefirió simplificar las cosas durante la realización de sus últimas dos películas mudas, “Spione / Spies” (1928) y “Fraud im Mond / Woman In The Moon” (1929). En aquel entonces, el expresionismo alemán había comenzado a mutar a lo que algunos denominaron como “la Nueva Objetividad”, y si bien Lang nunca adherió del todo a la idea de retratar la cotidianidad desde una mirada casi documentalista, si se alejó de la espectacularidad y los toques fantásticos desplegados en “Die Nibelungen” y “Metropolis”. Mientras que en “Spione” el director nuevamente coqueteaba con el mundo del hampa y las conspiraciones internacionales, en “Fraud im Mond” volvía a explorar el género de la ciencia ficción con una historia que incluía un viaje al lado oscuro de la luna en búsqueda de oro. Aun cuando Lang se esmeró para que su cinta más reciente fuera lo más realista posible, al punto de contratar al científico Hermann Oberth como consultor durante el rodaje, “Fraud im Mond” presenta algunos conceptos científicos algo irrisorios, como por ejemplo que el aire del lado oscuro de la luna es respirable. De todas formas, esto no opacó en lo más mínimo la imaginativa puesta en escena empleada por el director. Luego del estreno de “Fraud im Mond”, pasaría más de un año antes que Lang se embarcara en un nuevo proyecto. Esto provocó que muchos críticos creyeran que el director había preferido abandonar la industria antes de probar suerte en el cine sonoro. Sin embargo, lo que Lang en realidad estaba haciendo era investigando algunos datos para llevar a cabo su próximo film. “M” (1931), la que para muchos sería la mejor película de Lang, estaría protagonizada por Peter Lorre, quien interpreta a un asesino serial de niños que está sembrando el pánico en todo Berlin. Inspirado en el espíritu de “la Nueva Objetividad”, Lang no solo retrató de manera realista el trabajo policial, sino que además aprovechó de reflejar la situación de una Alemania que en aquel entonces se encontraba sumida en una profunda crisis política y social, la cual mantenía a la sociedad en un permanente estado de angustia.

Lang continuaría con su enfoque más realista y su dura crítica a la sociedad alemana en su siguiente película, “Das Testament des Dr. Mabuse / The Testament of Dr. Mabuse” (1932). La secuela de la exitosa “Dr. Mabuse: The Gambler” nuevamente contaría con Rudolf Klein-Rogge en el papel del maquiavélico supervillano, pero solo por un breve periodo de tiempo ya que Mabuse muere tempranamente en el film, dejando atrás una serie de documentos que continúan corrompiendo a las personas que tienen la oportunidad de leerlos. Por lo tanto, no es Mabuse quien guía directamente las decisiones de sus discípulos, sino que el responsable de todo es la ideología tras el villano. Es así como en algunos momentos de la cinta Mabuse aparece como un espectro, con la intención de tomar posesión de los cuerpos de sus seguidores, mientras que en otros solo se puede escuchar su voz emergiendo detrás de una cortina, la cual está al interior de un cuarto ubicado en un sombrío lugar de la ciudad. El mundo moralmente comprometido que describe Lang en “The Testament of Dr. Mabuse”, es fiel reflejo del mal que pueden hacer los hombres en nombre de una ideología. Según el director, su intención siempre fue criticar al nazismo y a la debilidad de aquellas personas que permitían la ascensión al poder de dictadores que diseminaban sus ideas fascistas. Debido a su contenido, la exhibición de “The Testament of Dr. Mabuse” sería prohibida por el Ministro para la Ilustración Pública y Propaganda, Joseph Goebbels, por considerar que incitaba al desorden público. Según Lang, Goebbels eventualmente lo llamaría a su oficina para pedirle disculpas por lo sucedido y para ofrecerle un puesto en la UFA, con el fin que realizara películas de carácter propagandístico para el Estado, cosa a la cual él se negó. Asustado por el advenimiento del régimen Nazi, y en parte por sus raíces judías, tras divorciarse de Thea von Harbou, quien en 1940 se uniría al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, Lang decidió migrar en 1934 hacia Francia, lugar donde se reuniría nuevamente con Erich Pommer. 

“Fraud im Mond / Woman In The Moon” (1929)
“M” (1931)
“Das Testament des Dr. Mabuse / The Testament of Dr. Mabuse” (1932)
 
En aquel entonces, Pommer se había asociado con la productora Fox Film Corporation (antes de que esta se fusionara con la 20th Century Pictures) con la intención de establecer una productora en París, a sabiendas que contaba con el apoyo de Lang y Max Ophüls. Lamentablemente para Pommer, la primera y única película que Lang filmaría para la Fox Europa sería un fracaso tanto a nivel comercial como creativo, aun cuando el propio director varios años más tarde la señalaría como una de sus obras favoritas. “Liliom” (1934) era una adaptación de la obra teatral del mismo nombre del dramaturgo Ferenc Molnár, la cual de manera similar a lo que sucedía en “Destiny”, tiene como protagonista a un mujeriego feriante que tras fallecer en un robo frustrado, es enviado de vuelta a la Tierra por un día para que intente redimirse. Si bien el escenario creado por Molnár le otorgaba a Lang la posibilidad de desplegar su talento para lo fantástico, la historia requería una sutileza que no era propia del director. Aun cuando las escenas entre Liliom (Charles Boyer) y su esposa Julie (Madeleine Ozeray) poseen una crudeza que adquiriría relevancia en las obras que Lang realizó durante la década del cincuenta, en esta oportunidad solo socavaba los giros narrativos caprichosos que poseía la obra. Deseoso de seguir explorando la cara más oscura de la existencia humana, Lang comprendió que iba a necesitar otro enfoque y un nuevo entorno donde poder desarrollar sus ideas.

Debido a que la barrera idiomática no era significativa en la época del cine mudo, Fritz Lang ya era conocido en la industria cinematográfica norteamericana antes de mudarse a los Estados Unidos. Aun cuando tuvo que lidiar con las constantes restricciones e interferencias de los ejecutivos de los grandes Estudios, Lang también tuvo la oportunidad de acceder a un sinfín de recursos que facilitaban su labor, y a nuevos escenarios donde explorar los temas que siempre le habían interesado. Si bien en las primeras cinco películas que Lang realizó en Hollywood habían obras de denuncia social, coloridos westerns, e incluso un excéntrico musical romántico, en todas era posible encontrar el mismo tipo de personajes: hombres duros intentando expiar sus malas decisiones, insertos en comunidades propensas a juzgarlos basándose en su reputación. Tras firmar con el Estudio Metro-Goldwyn-Mayer, Lang debutó con “Fury” (1936), una cinta protagonizada por Spencer Tracy, quien interpreta a Joe Wilson, un hombre que es acusado de un crimen que no cometió, el cual es dado por muerto por un grupo de pueblerinos que decide quemar la prisión en la que se encuentra encerrado, con el fin de ahorrarse el dinero que costaría un juicio para probar su culpabilidad. Tras salir con vida del incendio y consumido por el deseo de venganza, Joe pone en marcha un plan para llevar a sus agresores a la justicia. “Fury” reflejaba todo aquello que estaba torcido en la sociedad norteamericana, aquello que estaba representado por hombres y mujeres que convertían su frustración en una incontrolable furia homicida. Lang junto al guionista Bartlett Cormack tomaron como base un flagelo contemporáneo (el linchamiento) y lo contrastaron con la metódica venganza de Joe, con el fin de exponer la crueldad inherente a ambos actos y los efectos nocivos que tiene la venganza para quien la busca.

“Fury” (1936)
“You Only Live Once” (1937)
“Western Union” (1941)

Lang replicaría la misma intensidad narrativa en “You Only Live Once” (1937), cinta en la cual Henry Fonda interpretaba a Eddie Taylor, un ex-convicto cuyos intentos por vivir de manera honesta junto a su novia Jo (Sylvia Sidney), son constantemente saboteados por caseros que no confían en él, jefes que lo maltratan, y viejos colegas que desean utilizarlo como chivo expiatorio. Tal y como sucedía en “Fury”, “You Only Live Once” estaba compuesta por dos actos, donde el primero se centra en la creciente desilusión que siente Eddie con respecto a su nueva vida, mientras que el segundo busca retratar su desesperación luego que es acusado de cometer un horrendo crimen. Además de documentar en detalle cada cambio emocional del protagonista a lo largo de la historia, Lang se preocupó que la cinta fuera corrosivamente irónica: Cuando Eddie espera su última comida en el corredor de la muerte, uno de los guardias dice en tono jocoso, “Primero ellos matan a la gallina, Taylor se come a la gallina, y luego ellos matan a Taylor.” En “You Only Live Once”, a Lang no le quedó más remedio que confiar en el buen trabajo de los guionistas C. Graham Baker y Gene Towne. Lamentablemente para el director, durante gran parte de su estadía en Hollywood se vio obligado a trabajar con los guionistas que le asignaban los Estudios, sin que pudiera hacer nada al respecto. Pese a esto, Lang se las arregló para que en la mayoría de sus filmes se pudiera leer entre líneas que el verdadero mal del mundo residía en la maquinaría social, la cual era la gran responsable de destruir a las personas. “You and Me” (1938), cinta escrita por Norman Krasna y Virginia Van Upp, sería una comedia musical que terminaría convirtiéndose en el primer gran tropiezo del director. En dicha película Sylvia Sidney interpreta a Helen, una ex-convicta que trabaja en una tienda donde trabajan otros ex-convictos, entre los que se encuentra el hombre con el que finalmente contrae matrimonio, Joe Dennis (George Raft). Cuando Joe comienza a considerar la posibilidad de regresar a la vida delictual, la cinta explora el creciente consumismo y el atractivo del dinero fácil, hasta que eventualmente Helen decide explicarle a Joe y sus secuaces los motivos por los cuales el crimen solo les trae réditos a los políticos y los hombres poderosos.

Tras el fracaso de “You and Me”, la carrera de Lang entraría en un punto muerto. El director quien era conocido por su gusto por las mujeres y los lujos, tuvo que lidiar con las consecuencias de la depresión que padeció durante el tiempo que estuvo cesante. Durante este periodo no todo sería malo, ya que Lang también obtendría la ciudadanía estadounidense. Eventualmente sería Sam Jaffe, quien trabajó como agente de talentos antes de iniciar su carrera como actor, el encargado de convencer a Darryl F. Zanuck, quien estaba a la cabeza del Estudio 20th Century Fox, que Lang era el hombre indicado para dirigir el western “The Return of Frank James” (1940), el cual era una secuela de la cinta “Jesse James” (1939) del director Henry King. Tanto “The Return of Frank James” como “Western Union” (1941) retratarían de manera colorida y a menudo cómica dos tópicos históricos (la vida del hermano de Jesse James luego del asesinato del famoso forajido, y el proceso de expansión de la conocida compañía de telégrafos, respectivamente), los cuales finalmente servirían de excusa para estudiar el comportamiento de dos hombres que pese a estar moralmente comprometidos, en esencia eran buenas personas. En el caso de “The Return of Frank James”, el protagonista interpretado por Henry Fonda es un tipo humilde e ingenioso que está intentando vengarse y sobrellevar su mala fama, aun cuando es plenamente consciente que se ha transformado en una figura importante dentro de una Norteamérica convulsionada. En “Western Union” en cambio, el protagonista es Vance Shaw (Randolph Scott), un criminal que está intentando llevar una vida honesta como trabajador de la compañía de telégrafos. Lo que ambas películas también comparten son una serie referencias a la Guerra Civil Norteamericana, y la noción que la gente en el pasado era dominada por la misma intolerancia, arrogancia, y ambición desmedida que sus descendientes.

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