Durante años, Steve McQueen estuvo tratando de persuadir a su publicista David Foster para que se involucrara en la industria cinematográfica como productor. Cuando finalmente se involucró en la producción de “Butch Cassidy and the Sundance Kid” (1969), cinta que originalmente sería protagonizada por McQueen junto a Paul Newman, el presidente de los Estudios 20th Century Fox, Richard D. Zanuck, decidió excluirlo del proyecto con el objetivo de involucrar a un productor mucho más experimentado, lo que tuvo como consecuencia que McQueen terminara renunciando a la producción. Mientras el actor se encontraba rodando “Le Mans” (1971), Foster adquirió los derechos de la novela criminal de Jim Thompson, “The Getaway”, con la intención de llevarla a la pantalla grande con McQueen como protagonista. Encantando con la idea de interpretar a un antihéroe tan violento como carismático, el actor de inmediato aceptó involucrarse en un proyecto que no estaría exento de problemas. Eventualmente Foster y McQueen se reunieron con el director Peter Bogdanovich, con la intención que se hiciera cargo de la dirección del film. Sin embargo, cuando a Bogdanovich le ofrecieron hacerse cargo de la cinta “What´s Up, Doc?” (1972), este se vio obligado a dejar el proyecto lo que enfureció a McQueen. Fue entonces cuando el actor pensó en Sam Peckinpah, con quien había trabajado recientemente en la película “Junior Bonner” (1972). Desesperado por participar en una cinta que lograra revitalizar su alicaída carrera, Peckinpah de inmediato aceptó sumarse a la producción. Para ese entonces, Jim Thompson ya había sido despedido después de trabajar durante cuatro meses en un guion que no fue del gusto de McQueen, quien decidió traer a Walter Hill en reemplazo del escritor. Aun cuando Peckinpah se mostró bastante satisfecho con el guion de Hill, de todas formas realizó algunos cambios que consistieron mayormente en la inclusión de algunas escenas de acción que ayudaran a reflejar los altos niveles de violencia presentes en la historia original.

El gran protagonista de “The Getaway” (1972) es Doc McCoy (Steve McQueen), un criminal que está cumpliendo una sentencia de diez años en prisión por participar en un asalto a mano armada. Cuando tras cumplir cuatro años de condena le niegan la posibilidad de acceder a la libertad condicional, McCoy le pide a su esposa Carol (Ali MacGraw) que haga lo que sea necesario para sacarlo de ahí. A raíz de esto, Carol se involucra con un empresario corrupto de San Antonio llamado Jack Beynon (Ben Johnson), quien accede a liberar a su marido con la condición que forme parte del robo a un banco en el que además participaran dos de sus hombres, Rudy Butler (Al Lettieri) y Frank Jackson (Bo Hopkins). Aunque parece ser un trabajo sencillo, todo se pone de cabeza cuando un guardia y uno de los criminales terminan muertos, tras lo cual McCoy logra escapar con un botín de $500.000 dólares. Después de una serie de traiciones y engaños, Doc y Carol se proponer huir hacia México con el dinero, mientras son perseguidos por la policía, un estafador, varios de los hombres de Beynon, y el implacable Rudy, quien resulta ser un verdadero psicópata. En el camino, el matrimonio no solo deberá intentar mantenerse con vida, sino que además se verán obligados a confrontar sus celos y desconfianzas, para salvar lo que queda de su maltrecha relación. 


Si bien “The Getaway” no presenta una historia demasiado original, y avanza a un ritmo algo lento en comparación a los thrillers de acción que suelen estrenarse en la actualidad, el film cuenta con dos grandes atributos que han permitido que sea considerado como un pequeño clásico del género; el siempre interesante trabajo de edición y dirección del polémico Sam Peckinpah, y el carisma incomparable de Steve McQueen. En esta oportunidad, Peckinpah aborda la violencia presente en la historia con su usual realismo a toda prueba. Es a raíz de esto que desafortunados criminales son perforados por certeros disparos de escopeta, los impactos de bala dan lugar a estallidos fulgurantes de sangre, e incluso en un determinado momento de la película el protagonista le da un puñetazo en los dientes a una mujer que grita dominada por la histeria. Durante su carrera, el director fue acusado en numerosas ocasiones de misoginia debido a la manera como trataba a las mujeres en sus cintas, las cuales por lo general eran expuestas a maltrato físico y psicológico, y la verdad es que en “The Getaway” existe una serie de momentos que le otorgan un cierto grado de validez a dichas acusaciones. Por ejemplo, Sally Struthers interpreta a una mujer que básicamente existe para satisfacer los caprichos de Rudy Butler. “Tu, consigue un paño. Vas a lavarme,” le dice Rudy en una escena cuya sordidez traspasa la pantalla. El personaje de Ali McGraw también cumple un rol más bien servil durante gran parte de la cinta, lo que empeora una vez que McCoy se entera que ella tuvo que acostarse con Beynon para sacarlo de prisión, ya que cegado por la rabia le lanza un puñetazo a su esposa. Más allá de esta polémica escena, ambos personajes expresan una repulsión mutua durante gran parte de la historia, y los pocos momentos románticos que tienen son interrumpidos por la amenaza inminente de la violencia que los sigue donde quiera que vayan.

El hecho que Doc McCoy sea presentado como un personaje moralmente ambivalente que aparenta estar en completo control de sus emociones, pero que en verdad es un hombre sumamente violento, controlador y misógino, resulta bastante interesante ya que refleja gran parte de la personalidad que Steve McQueen tenía cuando las cámaras se apagaban. En la biografía del actor escrita por Marc Elliot, es descrito como un tipo testarudo, narcisista e infiel, que solía tener el mal hábito de golpear a las mujeres con las cuales se involucraba. Desde el comienzo de su relación con Ali McGraw durante el rodaje de “The Getaway”, quien en ese entonces estaba casada con el presidente de los Estudios Paramount, Robert Evans, McQueen dio indicios de como sería su dinámica matrimonial con la actriz. Durante el tiempo que estuvieron casados, McGraw estuvo virtualmente prisionera en su propio hogar, con la prohibición de trabajar o ver a nadie más que no fuese McQueen. Por otro lado, cuando el actor estaba bajo los efectos del alcohol o era desafiado, usualmente solía perder el control. Cuando no golpeaba a las mujeres, les tiraba botellas o las apuntaba con una pistola en la cabeza, hechos que eran ocultados por la prensa de la época con el fin de proteger a una de las estrellas más importantes de Hollywood. Tal y como Peckinpah describe que McCoy es un producto del entorno en el que está inmerso y del que no puede escapar, el caso de McQueen no distaba mucho de aquello. Hijo de una prostituta adolescente y de un artista circense que jamás conoció, McQueen pasó su infancia entre la casa de su tío abuelo en Missouri, y la casa de su madre que cada cierto tiempo decidía tenerlo a su lado. Para empeorar las cosas, cuando tenía nueve años, fue golpeado de tal manera por el nuevo marido de su madre, que optó por dormir en las calles de Los Angeles, dando inicio a una serie de desencuentros con su progenitora y sus posteriores parejas marcados por lo general por la violencia y el descontrol, lo que explica en parte su cuestionable accionar una vez que alcanzó la adultez.


En “The Getaway” Steve McQueen entrega una de las mejores interpretaciones de su carrera, dotando de su usual carisma a un personaje cuyas características lo hubiesen convertido fácilmente en un villano si el contexto de la historia hubiese sido diferente. Ali McGraw en cambio, se alza como el eslabón más débil del film debido a su interpretación mediocre y completamente carente de emoción. Muy diferente es el caso de Al Lettieri, quien realiza una labor memorable interpretando a un personaje que es retratado por Peckinpah con características prácticamente subhumanas, con el fin de realzar el contraste que existe entre los criminales que persiguen a la pareja protagónica y el propio McCoy. En cuanto al aspecto técnico, el film cuenta con la correcta dirección de fotografía de Lucien Ballard y la estupenda banda sonora de Quincy Jones, cuya contratación fue motivo de una de las tantas discusiones que tuvo McQueen y Peckinpah durante el rodaje de la cinta. Pese a que el director originalmente había contratado a Jerry Fielding para hacerse cargo de la banda sonora de la película, McQueen no tardó en mostrar su insatisfacción con el trabajo del músico y contrató a Jones para reemplazarlo. Pese a que “The Getaway” se convirtió en un éxito de taquilla, eventualmente Peckinpah expresaría públicamente su desagrado con una cinta que a su gusto estaba demasiado influenciada por los caprichos de McQueen, quien durante todo el rodaje ejerció su poder de estrella y productor para implementar una serie de cambios que en lo posible lo hicieran lucir bien. En más de un sentido, “The Getaway” bien puede ser considerada como un precursor del film “No Country for Old Men” (2007). En ambas cintas existe una bolsa llena de dinero, una organización criminal que desea recuperar dicho botín, tiroteos ambientados en hoteles ubicados en la frontera entre Texas y México, y un villano que utiliza métodos inusuales para lograr sus objetivos. Aun cuando “The Getaway” carece del trasfondo filosófico del film de los hermanos Coen, y pese a que es considerada como una de las obras menores de Sam Peckinpah, de todas formas es un thriller de acción sumamente efectivo, bien construido, y poseedor de un particular encanto, que bajo la superficie intenta presentar el amor que existe entre los protagonistas como un viaje literal y figurativo, el cual está repleto de peligros físicos y emocionales que amenazan con destruirlos si no son capaces de afrontarlos y dispararles en el rostro.

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