Tras el inesperado éxito de “Cat People” (1942), los ejecutivos del Estudio RKO empezaron a presionar al productor Val Lewton para que llevara a cabo una secuela lo más rápido posible. Para Lewton, “The Curse of the Cat People” (1944) terminaría convirtiéndose en un proyecto sumamente personal, ya que el guion escrito por DeWitt Bodeen integró una serie de detalles autobiográficos del productor, entre los que se incluían la manera en como le fueron enseñados los números durante su niñez, y su marcada afición por las historias de fantasmas como “The Legend of Sleepy Hollow” del escritor Washington Irving.  Su esposa Ruth además agregaría en una entrevista que durante su niñez, Lewton se vio “forzado a retraerse de la realidad para sumergirse en un mundo insustancial de su propia creación.” En la misma entrevista, ella además aseguraría que su marido “nunca volvió del todo a la realidad.” Lamentablemente para Lewton, el proceso de producción de “The Curse of the Cat People” no estaría exento de problemas. Si bien Gunther von Fritsch originalmente había sido contratado para dirigir el film, eventualmente terminó siendo despedido al no poder cumplir con el plazo de 18 días que se le habían otorgado para filmar la cinta. Restando aproximadamente la mitad del guion por filmar, Robert Wise, quien estaba encargado de la edición de la película, tuvo que asumir la dirección de la producción cuyo rodaje terminó en tiempo récord.

Cuando eventualmente Lewton invitó a los ejecutivos de la RKO a una proyección de prueba, estos se sintieron extremadamente decepcionados con el producto final, básicamente porque esperaban encontrarse con un thriller de tintes sobrenaturales que repitiera la fórmula utilizada en “Cat People”. Temiendo que los cambios narrativos y temáticos impulsados por Lewton pudiesen afectar el rendimiento comercial del film, los ejecutivos del Estudio tomaron una serie de medidas cuyo único fin era resguardar su inversión. Entre otras cosas, le exigieron a Lewton reformular algunas escenas y agregar otras que acercaran la trama de “The Curse of the Cat People” al género del horror. Pese a que el productor insistió en reiteradas ocasiones que era mejor cambiar el título de la producción a “Amy and Her Friend”, los encargados del Estudio se rehusaron a escucharlo y dieron inicio a una particular campaña publicitaria que buscaba engañar a los potenciales espectadores. De esta manera, la RKO lanzó una serie de afiches publicitarios con frases como “¡La mujer bestia acecha la noche otra vez!” y “¡La Amenaza negra aterroriza nuevamente!” No contentos con esto, el departamento de publicidad del Estudio le sugirió a los dueños de las salas de cine que pintaran garras de pantera en el suelo de sus teatros, y que enviaran pequeños grupos de personas a la calle con máscaras de gato y carteles con la frase, “¿Son personas gato?”


“The Curse of the Cat People” transcurre varios años después de los hechos relatados en el primer film. Tras la muerte de Irena Dubrovna (Simone Simon), el matrimonio conformado por Alice (Jane Randolph) y Oliver Reed (Kent Smith) se ha mudado a un idílico pueblo ubicado en Nueva Inglaterra, con la intención de conformar una familia alejada del mundanal ruido de la ciudad. En dicho lugar viven junto a Amy (Ann Carter), su hija de seis años, quien debido a que tiene algunos problemas para socializar con los niños de su edad, ha optado por retraerse a un mundo de fantasía de su propia creación. Cierto día, luego que Amy es abandonada por unas niñas con las que estaba intentando jugar, se percata de la existencia de una tenebrosa mansión que queda a pocos pasos de su hogar. En dicho lugar vive Julia Farren (Julia Dean), una vieja y excéntrica actriz con la que Amy entabla una peculiar relación de amistad. Durante una de sus tantas visitas a la casa de la anciana, Amy recibe un anillo que en teoría es capaz de cumplir cualquier deseo de quien lo posea, lo que incentiva aun más la vívida imaginación de la pequeña. Todo se complica cuando tras encontrar una vieja foto de Irena escondida dentro de un mueble de su casa, la niña le pide al anillo que le conceda una amiga. Es entonces cuando Amy comienza a ver al supuesto fantasma de Irena, cuya aparición amenaza la aparente tranquilidad de la familia Reed.

La relación que se establece entre Irena y Amy presenta una serie de paralelos con la relación que existe entre la Sra. Farren y su hija Barbara (Elizabeth Russell), ya que ambas involucran dosis similares de realidad y fantasía. La propia casa de la anciana parece sacada de una historia de terror, con sus numerosos libros antiguos y sus animales disecados, lo que de manera indirecta incentiva la imaginación de quienes la frecuentan. Según la Sra. Farren, Barbara en verdad es una sirviente que tomó el lugar de su hija quien falleció cuando tenía seis años de edad. Barbara por su parte, asegura que su madre la ha olvidado, idea que de seguro la molesta pese a su aparente frialdad, si es que en verdad es la hija de la Sra. Farren. Dentro de está dinámica donde resulta difícil distinguir la realidad de la fantasía, durante las escenas finales de la cinta, Amy se adentra en el bosque cercano a su casa en plena Víspera de Navidad, con el objetivo de encontrar a Irena quien ha desaparecido, pese a que su padre le prohibió que la siguiera viendo. Cuando llega a la casa de los Farren, la anciana en un ataque de pánico, intenta esconder a la niña debido al temor que le produce la posibilidad que Barbara le haga daño en un ataque de celos, todo lo cual conduce a un inesperado clímax. Según el propio Robert Wise, “El film presenta dos grandes fuerzas que amenazan a los protagonistas. La más obvia, es el misterio que encierra la vieja casa de los Farren y la extraña relación que existe entre la anciana y su hija, lo que además incluye el fantasmagórico entorno del lugar. La otra amenaza, claramente más sutil, es la falta de entendimiento que tiene el padre de la vida de fantasía de la pequeña niña, y su incapacidad a la hora de manejarla o reconocerla como tal.” 


Algo que resulta evidente cuando se analiza la trama de “The Curse of the Cat People”, es que gran parte de las dinámicas establecidas por sus protagonistas son completamente diferentes a las retratadas en la cinta original. Para comenzar, en esta oportunidad la historia es relatada desde la perspectiva de una pequeña niña, a diferencia de lo que ocurría en “Cat People” donde los eventos eran retratados tomando en cuenta el punto de vista de una mujer frágil y sensible. Oliver y Alice por su parte, pasan de ser dos compañeros de trabajo cuyos sentimientos no estaban del todo claros, a ser un matrimonio estable cuya mayor preocupación es el comportamiento de su pequeña hija. Finalmente Irena, más allá si es real o simplemente es una materialización de la imaginación de Amy, deja de ser alguien insegura e impredecible para convertirse en una mujer tierna, sincera y empática. Como era de esperarse, cuando se estrenó “The Curse of the Cat People” tanto la crítica como el público se mostró sorprendido ante la escasa conexión que existía entre esta producción y la cinta original. Sin embargo, esto no impidió que el film fuese ampliamente alabado, en especial por algunos psicólogos infantiles, quienes destacaron la manera en que Lewton y Wise representaron la mentalidad infantil, al punto que la cinta terminó siendo utilizada por diversos catedráticos a la hora de discutir ciertas pautas de tratamiento en niños con problemas emocionales. Y es que muy pocas producciones han logrado capturar la mente de un niño de manera tan atractiva, difuminando la línea que divide a la realidad con la fantasía al punto que es casi imposible distinguirla. Gran parte del encanto de “The Curse of the Cat People”, reside en el hecho que para el espectador es todo un reto determinar si las visiones de Amy corresponden al fantasma de Irena que ha decidido resguardar a la hija de su ex esposo, o si la pequeña ha creado a Irena en su mente, partiendo posiblemente de algunas de las historias que su padre contó acerca de su primera esposa (lo que se asemeja bastante al poema de Robert Louis Stevenson, “The Unseen Playmate”, el cual es mencionado en el film).

Tal como sucede en “Cat People”, tanto Simone Simon como el resto del elenco, en especial la pequeña Ann Carter cuya carrera se vio truncada a temprana edad a causa del polio, realizan un estupendo trabajo. Lo mismo sucede con el equipo técnico conformado por el compositor Roy Webb, el director de fotografía Nicholas Musuraca, y los directores de arte Albert S. D´Agostino y Walter E. Keller, entre otros, quienes también trabajaron en la cinta original. A menudo señalado como el film más personal de Lewton, “The Curse of the Cat People” continúa siendo una obra encantadora e inclasificable, la cual retrata de la manera más humana posible el mundo interior de los niños. La reseña que en su momento publicó el crítico James Agee en el semanario The Nation, resume perfectamente la sensación que provocó la cinta en el público de la época: “Cuando la película terminó y pese a que quedó en evidencia que cualquiera que hubiese asistido a ver una historia acerca de maldiciones y mujeres gato debió haberse mantenido alejado de ella, nadie se sintió engañado; durante una hora fueron cautivados por la poesía y los peligros de la niñez, cosa que demostraron mediante un cálido aplauso.” Y es que “The Curse of the Cat People” se presenta bajo la forma de una fábula melancólica que no termina de definir que es real y que pertenece al mundo de la fantasía, provocando que la película se convierta en una experiencia tan encantadora como misteriosa.

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