Antes de dar sus
primeros pasos como director en 1968, Nicolas Roeg era conocido por ser uno de
los mejores directores de fotografía de Inglaterra, lo que lo llevó a trabajar
con cineastas como Roger Corman en “The Masque of the Red Death” (1964), François Truffaut en “Fahrenheit 451” (1966), y John
Schlesinger en “Far From the Madding Crowd” (1967). Tras debutar como director
con el film “Perfomance” (1970) y rodar la aclamada “Walkabout” (1971), los
guionistas Allan Scott y Chris Bryant se acercaron a Roeg con la intención que
rodara un guion que estaba basado en una historia corta de la escritora Daphne
du Maurier titulada “Don´t Look Now”, la cual dentro de su trama involucraba
temas como las premoniciones y la percepción extrasensorial. Intrigado por la
naturaleza del relato, Roeg aceptó participar en el proyecto el cual sería
protagonizado por Julie Christie y Donald Sutherland, y no por Natalie Wood y
Robert Wagner como quería el productor Peter Katz. El relato de Daphne du
Maurier comienza de manera bastante intrigante: “´No mires ahora,´ le dice John
a su esposa, ´pero hay una pareja de ancianas a dos mesas de distancia que
están tratando de hipnotizarme.´” El matrimonio en cuestión, los Baxters, han
perdido recientemente a su hija de cinco años, Christine, debido a una
meningitis fulminante. Ahora se encuentran de vacaciones en Venecia, lugar
donde conocen a dos hermanas bastante excéntricas. Una de ellas es no vidente y
asegura tener poderes psíquicos que le permiten ver a la hija fallecida del
acongojado matrimonio. En el guion de Scott y Bryant en cambio, la trágica
muerte de la niña es producto de un ahogo accidental en un estanque, y la razón
por la cual los Baxters viajan a Venecia tiene relación con los trabajos de
restauración que John (Donald Sutherland) está realizando en una iglesia. De
manera paralela, la ciudad está siendo aterrorizada por una serie de
asesinatos, cuyas víctimas han sido encontradas flotando en los angostos y
laberínticos canales venecianos.
A segundos de
comenzada “Don´t Look Now” (1973), Roeg de inmediato introduce elementos
visuales que serán claves dentro de la historia (agua, cristales rotos y un
impermeable rojo), incluso antes que los protagonistas tengan la oportunidad de
decir un par de palabras. En una tarde lluviosa, una pequeña niña ataviada en
un impermeable rojo cae en un estanque ubicado en el patio trasero de su casa;
al interior de la misma, John Baxter tiene el presentimiento que algo horrible
ha sucedido, pero eso no impide que su hija pierda la vida. En un abrir y
cerrar de ojos, Roeg instala a John y a su esposa Laura (Julie Christie) en
Venecia sin especificar cuánto tiempo ha pasado del trágico fallecimiento de su
hija. Mientras que John intenta mantener su cabeza ocupada con los trabajos de
restauración que está realizando, Laura aún está sumergida en la pena, lo que
la hace más susceptible a las supuestas visiones que dice tener una mujer ciega
a la que conoce en un restaurante. La extraña le comenta a Laura que su hija
está feliz y que la acompaña siempre, lo que de inmediato cambia su estado de
ánimo motivándola a intentar volver a la normalidad (John y Laura celebran este
cambio de ánimo con una escena de sexo que no solo resulta ser provocativa y
catártica, sino que además resultó ser altamente controversial por los rumores
que aseguraban que la pareja de actores había tenido sexo real). Sin embargo,
esta breve luz de esperanza rápidamente se apaga cuando John comienza a ver una
figura vestida de rojo que se asemeja bastante a su hija fallecida, la cual
parece tener una conexión con los asesinatos que están ocurriendo en la ciudad.
Suele decirse que
dentro del espectro cinematográfico aquellas amenazas que no son completamente
tangibles por el espectador o por los protagonistas de una determinada
historia, producen una sensación de inquietud mucho más potente que aquellas
que son retratadas de forma explícita. Este sería precisamente el concepto que
Roeg aplicaría en el film, ya que mediante la utilización de una serie de
flashbacks y flashfowards reconfigura por completo la cronología del relato,
con el fin de desorientar al espectador exponiéndolo a una experiencia de
tintes surreales. Al mismo tiempo, el director integra una serie de
yuxtaposiciones en extremo interesantes y simbólicas: el color rojo intenso y
los cristales rotos; los maravillosos canales venecianos y las estructuras
geométricas presentes en la arquitectura de la ciudad; las diferentes pistas
que entrega la trama en relación a los asesinatos y los distractores clásicos
de los relatos de misterio; las reacciones predecibles de los Baxters y sus
respuestas impredecibles; y por último sus percepciones distorsionadas que
provocan la creación de un mundo imaginario donde el sueño es realidad y la
realidad es sueño. El complejo espectro emocional experimentado por la pareja
protagónica, el cual abarca el amor, la lujuria, la pasión, la confusión, la
ira, la indiferencia, la angustia y el miedo, complementan todos estos
contrastes transformando a “Don´t Look Now” en una obra mucho más profunda de
lo que aparenta.
La disonancia
psicológica presente en el film está estrictamente ligada a su atmósfera
sobrenatural. Pese a que algunos hechos carecen de lógica, tanto el espectador
como los protagonistas son invitados a seguir creyendo, seguir cuestionándose,
y seguir involucrándose en esta surreal experiencia veneciana. “Nada es lo que
parece,” asegura John Baxter en un momento de la cinta, recalcando que no se puede
confiar en aquellas cosas que solo se perciben con la vista. En gran medida es
esta incertidumbre la que lleva a John a perseguir a la pequeña figura vestida
de rojo que se mueve de forma fantasmal por las calles de Venecia, y a Laura a
seguir creyendo en las predicciones de la mujer ciega. Con la intención de estructurar
un diseño visual y narrativo de tonos oníricos, Roeg se preocupa de integrar
una serie de imágenes que producen un particular efecto en el espectador, como
por ejemplo un inusual encuentro al interior de un cuarto de baño, la ya
mencionada escena de sexo entre los protagonistas, un primer plano a los ojos
sin vida de la mujer ciega, diversas ratas arrastrándose por las orillas de
algunos canales venecianos, y un cuerpo en descomposición flotando en el agua,
entre otras cosas. Por último, Roeg se preocupa que el escenario donde se
desarrolla la trama amalgame de manera coherente tanto los giros narrativos
como el tono de la historia. En todo momento, la ansiedad que sufre el
matrimonio protagónico rememora la lógica del “extraño en una tierra extraña”, que
en ocasiones invade a quienes deciden migrar lejos de su hogar. Aunque nunca
llega a ser opresiva, esta dinámica provoca un cierto grado de estrés en ambos;
el viaje, las barreras idiomáticas, las ansias de escapar, los confusos paseos
por las calles de Venecia, y la tensión marital experimentada por John y Laura,
aumentan la sensación de alienación que por momentos domina a la trama y a sus
protagonistas.
La labor de la dupla
protagónica es esencial para el buen funcionamiento de la cinta. Ambos entregan
unas de las mejores interpretaciones de su carrera, lo que les permite
interactuar como si fuesen un verdadero matrimonio. La ternura y el humor que
comparten John y Laura a lo largo del film, sirve para matizar los aspectos más
macabros de “Don´t Look Now”, algo que resulta necesario considerando que es
una historia cuyo punto de partida es la muerte de una pequeña niña. En el caso
puntual de Julie Christie, si bien su reacción a las premoniciones de la pareja
de hermanas que conoce casualmente en un principio parece absurda, ella logra
que al espectador le parezca verosímil, en especial cuando exterioriza la
pasión que le provoca la idea de saber más acerca de su hija fallecida. Donald
Sutherland por su parte, hace un excelente trabajo interpretando a un hombre
que hace todo lo posible por no sucumbir a las turbulentas emociones que por
momentos lo dominan. Lo que es aún más interesante, es que ellos comparten una
perfecta simetría: uno es apasionado, reflexivo e instintivo, mientras que el
otro es mesurado, prudente y racional. Complementando la espléndida labor del
elenco participante, se encuentra el magnífico trabajo de fotografía de Anthony
B. Richmond, por el cual fue merecedor de un premio BAFTA, el espectacular
trabajo de edición de Graeme Clifford, y la inquietante banda sonora de Pino
Donaggio, quien algunos años más tarde se convertiría en el compositor
preferido del director Brian De Palma.
Cuando “Don´t Look
Now” fue estrenada en Inglaterra, formó parte de una función doble junto al
film “The Wicker Man” (1973) del director Robin Hardy. Mientras que la cinta de
Hardy sobre el paganismo existente en una isla escocesa se convirtió en una
obra de culto, el extraordinario thriller de Roeg frecuentemente es señalado
como una de las mejores películas del cine británico. Uno de los grandes
méritos del film de Roeg es que hasta el día de hoy mantiene intacta su
capacidad para envolver al espectador en un misterio poseedor de múltiples
capas, gracias al fenomenal manejo por parte del director de aquello que Alfred
Hitchcock llamaba “cine puro”, lo cual se manifiesta a través de la decisión
por parte de Roeg de negarse a seguir las convenciones de un estilo narrativo
guiado por los diálogos o por una cronología estructurada. Al mismo tiempo,
pese a presentar ciertos paralelos con la entonces popular corriente del giallo
italiano, Roeg evita caer en la explotación banal de la violencia para
centrarse de manera elegante en los interesantes matices de la condición
humana, y para demostrar que los fenómenos psíquicos no necesariamente pertenecen
al terreno de la fantasía, sino que también pueden estar enraizados en
experiencias que todo el mundo vivencia como lo son el nacimiento, el sexo y la
muerte, demostrando que todo está conectado. Por todo esto y más, “Don´t Look
Now” puede ser definida como una cinta elusiva, excéntrica, elegante, compleja,
espeluznante, y poseedora de un poder hipnótico que resulta difícil de
describir.
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