El creciente temor a
la amenaza nuclear y al inicio de la Guerra Fría entre Norteamérica y la URSS, se
materializó en una serie de producciones realizadas durante la década del
cincuenta que mezclaban sin pudor elementos ligados al género del horror con
temáticas relacionadas a la ciencia ficción. Una de las primeras cintas que
hizo esto fue “The Thing From Another World” (1951), del director Christian
Nyby, la cual está basada en la novela “Who Goes There?” del escritor John W.
Campbell Jr., quien hoy en día es considerado como una de las figuras clave en
el desarrollo de la ciencia ficción moderna. Si bien el guionista Charles
Lederer es quien fue acreditado por la adaptación del relato de Campbell, es
sabido que tanto el productor Howard Hawks como el guionista Ben Hetch
participaron en la construcción del guión definitivo, el cual solo mantiene la
premisa básica de la historia original. Entre otras cosas, el guion de Lederer
y compañía cambia la naturaleza del alienígena creado por Campbell. Por lo
tanto, mientras que en la novela “la Cosa” es descrita como una forma de vida
capaz de asumir las características físicas y mentales de cualquier ser
viviente que se cruza en su camino, “la Cosa” de Lederer es una forma de vida
humanoide cuya estructura celular es similar a la de un vegetal, lo que no
impide que necesite alimentarse de sangre para sobrevivir.
“The Thing From
Another World” comienza en una base militar ubicada en Anchorage, Alaska, lugar
al que ha viajado el periodista Ned Scott (Douglas Spencer) en busca de una
historia. Junto al Capitán Patrick Hendry (Kenneth Tobey) y su equipo, Scott viaja
a una recluida estación de investigación ubicada en el Ártico a petición del
científico Arthur Carrington (Robert Cornthwaite), quien recientemente ha
reportado una misteriosa explosión en las cercanías de la base que parece ser
producto de la caída de una aeronave de origen desconocido. Cuando el equipo de
exploración liderado por Hendry llega al lugar del accidente, descubren que la
supuesta aeronave resulta ser un platillo volador que ha quedado incrustado en
el hielo, y que en cuyo interior se encuentra un extraño cuerpo completamente
congelado, el cual es retirado y llevado a la base con el objetivo de
estudiarlo. Es ahí cuando empiezan los verdaderos problemas, ya que una serie
de desavenencias entre los militares y los científicos con respecto a que deben
hacer con el cuerpo que han descubierto, provoca que en un descuido la criatura
(James Arness) despierte de su letargo y comience a sembrar el caos y la
destrucción, obligando a todos en la base a reunir fuerzas si es que desean
sobrevivir.
Si bien previo al
escape de la criatura existían dos grupos claramente polarizados al interior de
la base ártica, cuando esta huye dejando uno de sus brazos atrás la situación
se torna aún más tensa entre militares y científicos. Una vez que el Dr.
Carrington y su equipo comprueban que han descubierto lo que según ellos es una
“forma de vida perfecta”, la cual es capaz de reproducirse de manera asexuada y
que cuyas decisiones no están influenciadas por ninguna clase de emoción, se
empeñan en la idea de capturar viva a la criatura para estudiarla más en
profundidad, sin importar los riesgos que eso conlleva. El Capitán Hendry y sus
hombres en cambio, están convencidos que el humanoide no solo representa una
amenaza para quienes están al interior de la estación, sino que también para el
resto de la humanidad, por lo que para ellos la única opción posible es destruirla
lo antes posible. El problema para los planes de ambas facciones, es que “la
Cosa” comienza a asesinar a quienes residen en la estación antes de que
cualquiera pueda ponerle las manos encima. Resulta interesante como en esta peligrosa
lucha de intereses, el Dr. Carrington termina siendo retratado como una suerte
de villano, algo parecido a un científico loco dispuesto a cualquier cosa con
tal de conseguir sus objetivos, sin importar si se pierden vidas humanas en el
proceso. Pero esto no significa que Carrington responda en su totalidad al
arquetipo clásico del “mad doctor”, ya que en un inicio se muestra como un
hombre amable y bastante razonable. Esto se debe a que pese a estar motivado
por una innegable sed de conocimiento, no está completamente cegado por ella,
lo que permite que en un determinado momento del film trate de enmendar sus
errores antes de que sea demasiado tarde.
Dado el contexto
sociopolítico de la época, en “The Thing From Another World” se hace presente la
amenaza comunista encarnada en la figura de la criatura, cuya existencia “seduce”
a hombres como el Dr. Carrington, quienes desean explorar los alcances de sus
capacidades pese a estar plenamente conscientes de los peligros que supone una
empresa de esas características. En la vereda contraria están los soldados liderados
por el Capitán Hendry, quienes están preparados para eliminar la amenaza que se
cierne sobre ellos sin siquiera cuestionarse si esa es la mejor vía de acción. Curiosamente,
más allá de realizar la advertencia simbólica de rigor acerca del peligro que
representaba la amenaza comunista, la trama en su núcleo no solo intenta
establecer que el diálogo debe anteceder a toda acción armada, sino que además
trata de reivindicar la importancia del método científico, aunque mediante una
particular inversión de roles. Cuando Hendry y sus hombres están intentando
elaborar un plan para acabar con la criatura, primero se preocupan de reunir
información, luego plantean una hipótesis basada en numerosos factores, la que
posteriormente es discutida con el grupo de científicos para obtener una mejor
evaluación de la situación, y finalmente cuando han logrado configurar un plan
de acción, hacen todo lo posible para ponerlo en práctica. Cuando su primer
plan falla, discuten cuales fueron sus aciertos y sus errores, luego revisan la
evidencia que han logrado reunir, y formulan un nuevo plan. El Dr. Carrington
en cambio, realiza su trabajo de manera irremediablemente dogmática, lo que
impide que modifique sus planes aun cuando sus hipótesis no tienen ningún respaldo
científico. Y es que pese a que “la Cosa” ha demostrado que no tiene ningún
interés en comunicarse con los humanos, él insiste en lo contrario olvidando
por completo los preceptos que supuestamente como científico está llamado a
defender.
De manera muy
inteligente, el director utiliza algunas de las falencias técnicas de la producción
a su favor con resultados magníficos. A sabiendas que la apariencia del
extraterrestre distaba de ser amenazante (al punto que el actor James Arness
toda su vida se sintió avergonzado por su rol en este film), se limitaron sus
apariciones y se le otorgó un aura de misterio a su figura, lo que terminó
acrecentando la sensación de paranoia provocada por una criatura que acecha a sus
presas entre las sombras. Otra decisión interesante por parte de los creativos,
es la de incluir a un personaje femenino que dista bastante de muchas de las
mujeres que protagonizaron cintas de ciencia ficción en los cincuenta. La
secretaria del Dr. Carrington, Nikki Nicholson (Margaret Sheridan), no solo se
destaca por oficiar como el interés amoroso del Capitán Hendry y por ser la
encargada de aportar con dosis de alivio cómico durante el transcurso del film,
sino porque además es un personaje bastante feminista para la época. Aparte de burlarse
y humillar al protagonista por un encuentro previo en el que falla
miserablemente en su burdo intento por seducirla, Nicholson es claramente una
mujer que está buscando su lugar en un mundo dominado por hombres, por lo que
constantemente se atreve a expresar abiertamente sus ideas y opiniones,
demostrando ser un aporte para quienes la rodean.
Tan interesante como
su trasfondo temático, es la controversia que rodea a “The Thing From Another
World” y que tiene relación con su director. Durante años se ha dicho que el
productor Howard Hawks fue quien en realidad dirigió gran parte del film, y no
Christian Nyby, quien finalmente fue acreditado por dicha tarea. Según el
propio Hawks, “Chris Nyby había realizado un maravilloso trabajo como editor en
´Red River´ y fue una gran ayuda para nosotros también, así que dejé que él
dirigiera esta película. Él quería ser director y yo tenía un contrato con la
RKO que me permitía tomar esa decisión. Estuve en los ensayos y los ayudé con
los diálogos, pero creo que Chris hizo un buen trabajo.” Sin embargo, son
muchos los testimonios que señalan que pese a que Nyby fue designado como
director, Hawks estuvo todos los días en los sets de filmación dando
instrucciones, anulando por completo la autoridad de su protegido. Este rumor
se ve reforzado por el hecho que Nyby trabajó mayormente en televisión después de
terminar esta cinta, y nunca volvió a realizar nada que se acercara en términos
de calidad a “The Thing From Another World”. Se cree que Hawks dejó que Nyby se
llevara el crédito del film, porque no quería ser asociado a una producción de ciencia
ficción, género que en ese entonces era mirado con cierto desprecio. Si esto es
cierto o no, de todas formas no oculta el hecho que la película tiene algunas
similitudes con otras obras de Hawks, especialmente con aquellas que se centran
en el funcionamiento de dinámicas grupales, donde todos los participantes,
incluyendo a las mujeres, se ven obligados a trabajar bajo presión e
inevitablemente son juzgados por sus acciones. Independiente de quien fue el
director, “The Thing From Another World” se nutre de las buenas actuaciones de
la totalidad de su elenco, del magnífico trabajo de fotografía de Russell
Harlan, de la atmosférica banda sonora de Dimitri Tiomkin, de una serie de
diálogos que elevan a la producción por sobre la Serie B a la que pertenece, y de
una particular mezcla de géneros que sirvió de base para otras producciones que
se rodaron durante el mismo periodo, lo que en conjunto explica porque la cinta
de Christian Nyby y Howard Hawks es usualmente considerada como una de las
mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos.
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