Después del éxito
comercial obtenido por “The Abominable Dr. Phibes” (1971), los ejecutivos de la
productora American International Pictures de inmediato se lanzaron a la tarea
de desarrollar una secuela. En esta oportunidad, el director Robert Fuest se
vio obligado a escribir el guion en compañía de Robert Bless, un viejo amigo
del productor Louis M. Heyward, el cual fue reclutado para establecer un
equilibrio entre los elementos macabros de la historia y el peculiar humor
negro de Fuest. Con el fin de aprovechar al máximo el escaso presupuesto con el
que contaba el proyecto, la producción se desarrolló en Inglaterra porque
ciertos gastos operacionales de la industria cinematográfica británica eran
mucho menores que las de su par norteamericana. Esto permitió crear la ilusión
que la película contó con un presupuesto mayor al utilizado, lo que se tradujo en
la construcción de sets más llamativos, acordes a la excentricidad del peculiar
Dr. Phibes. Por otro lado, la contraparte de Phibes estaría interpretada por
Robert Quarry, quien recientemente había protagonizado otra cinta de la AIP, la
exitosa “Count Yorga, Vampire” (1970). Tal y como ocurrió con Joseph Cotten en el
film anterior, a Quarry le resultó complicado interpretar las escenas que
compartía con Price, básicamente porque Phibes se comunica mayormente mediante
expresiones faciales y algo de pantomima, ya que su voz solo puede ser
proyectada con la ayuda de un gramófono. Lo que dificultó aún más la tarea de
Quarry fue el particular sentido del humor de Price, quien frecuentemente
exageraba sus expresiones faciales con el fin de desconcentrar a su compañero
de reparto, y así intentar aliviar la tensión que se generó entre ellos por
hechos externos a su relación personal.
En aquel entonces,
la relación entre los mandamases de la American International Pictures y
Vincent Price se encontraba sumamente desgastada. Con su contrato próximo a
llegar a su fin, James H. Nicholson y Samuel Z. Arkoff se lanzaron a la tarea
de encontrar un actor más joven que pudiese reemplazarlo, siendo Quarry el
seleccionado por la dupla de productores. Cuando un publicista inglés se enteró
de las intenciones de Nicholson y Arkoff, quiso corroborar los rumores con el
mismísimo Price, lo que provocó que su relación con Quarry se deteriorara. Según
el propio Quarry, “Llevábamos una semana de rodaje. La productora organizó una
gran recepción. Fue entonces cuando un publicista inglés se acercó a Vincent y
le preguntó: ´¿Qué opina del hecho que el Sr. Quarry haya llegado a la AIP para
reemplazarlo?´ Vincent me contó lo que había sucedido. Él no estaba para nada
contento; estaba dolido. Aquel publicista le dio a entender que yo quería
destronar al rey. No debería haber dicho algo así, ese hombre debió haber sido
despedido. Después de eso, Vincent nunca fue el mismo. Eso creó una brecha
entre nosotros, al menos en la esfera social. En cuanto al aspecto laboral,
todo fue increíblemente placentero. Nuestro sentido del humor fue el lazo que
nos mantuvo unidos laboralmente. Disfrutamos trabajar en esa película. Pero
nunca más lo vi fuera del ámbito de trabajo después de ese incidente, nunca
más.”
“Dr. Phibes Rises
Again” (1972) comienza exactamente tres años después de los acontecimientos
relatados en la primera película. Luego de un largo letargo, el Dr. Anton
Phibes (Vincent Price) despierta para ver con horror como su magnífica guarida
ha sido destruida durante su ausencia. Lo que es peor, es que alguien se ha
llevado unos pergaminos que especifican la locación de la tumba de un faraón
egipcio, la cual en su interior alberga el llamado Río de la Vida, cuyas aguas Phibes
cree que pueden ser utilizadas para resucitar a su amada esposa, Victoria. Pese
a que Phibes se las arregla para encontrar y asesinar a uno de los responsables
del robo de los pergaminos, recuperándolos en el proceso, de todas formas se ve
envuelto en una carrera contra el tiempo con el Profesor Darrus Biederbeck (Robert
Quarry), quien tiene sus propios motivos para dar con el paradero del mítico
río. Decidido a impedir que alguien frustre la única oportunidad que tiene para
revivir a su esposa, Phibes en compañía de su fiel asistente Vulnavia (Valli
Kemp), viajan a Egipto con el fin de asesinar a Biederbeck y a los hombres que
lo acompañan, sin saber que en el lugar lo estará esperando un viejo conocido
suyo, el perseverante Inspector Harry Trout (Peter Jeffrey).
Desde el inicio de
la película resulta evidente que Fuest y Bless hicieron todo lo posible por
alejarse lo menos posible de la fórmula exitosamente empleada en “The Abominable Dr. Phibes”. Entre otras
cosas, además de incluir un breve resumen de los hechos relatados en la cinta
original, “Dr. Phibes Rises Again” vuelve a contar con personajes como Vulnavia,
el Inspector Trout y el Superintendente Waverley (John Cater), reutiliza la
canción “Over the Rainbow” de Harold Arlen y Yib Harburg como parte de su banda
sonora, y mantiene la estética predominantemente Art Deco del primer film, además
de algunos decorados como por ejemplo la peculiar banda musical de autómatas
fabricada por el propio Phibes. Aunque estas constantes son bien recibidas
porque claramente le otorgan una sensación de continuidad a la trama, algunas
no funcionan de la manera esperada. Por ejemplo, aun cuando Peter Jeffrey y
John Cater realizan un buen trabajo interpretando sus respectivos roles, la
participación del Inspector Trout y el Superintendente Waverley es mayormente
irrelevante. Sus intentos por capturar a Phibes no tienen efecto alguno, por lo
que sus escenas terminan convirtiéndose en meras distracciones que atentan contra
el ritmo narrativo del film. En lo que podría considerarse como un fallo menor,
al menos en relación con la película original, es la falta de una temática que
conecte los asesinatos cometidos por Phibes, lo que le resta simbolismo a sus crímenes.
Afortunadamente esto no afecta la creatividad con la que el protagonista
elimina a sus víctimas, quien en esta oportunidad utiliza escorpiones,
serpientes e incluso tormentas de arena artificiales para llevar a cabo su
objetivo.
Si hay algo que
llama la atención con respecto a “Dr. Phibes Rises Again”, es la particular
dicotomía moral que domina al relato. En el film, tanto Phibes como Biederbeck están
buscando exactamente lo mismo, descifrar los secretos que esconde el Río de la
Vida para así poder acceder a la vida eterna. Para lograrlo, ambos están
dispuestos a jugar sucio, pero solo Phibes considera el asesinato como una
herramienta válida para cumplir sus objetivos. Si bien claramente ambos actúan como
villanos, existe un hecho puntual que provoca que el espectador se incline por
Phibes; mientras que Biederbeck asegura que su interés en el Río de la Vida
responde a su interés por preservar su propia existencia y la de su novia Diana
Trowbridge (Fiona Lewis), aseveración que con el paso de los minutos comienza a
perder verosimilitud dada la frialdad con la que el personaje de Quarry trata a
Diana, Phibes es motivado por el amor profundo y verdadero que siente por su
fallecida esposa, lo que curiosamente provoca que sus actos sádicos y
claramente reprobables sean de alguna forma aceptados por el espectador. La
rivalidad que se genera entre ambos personajes resulta interesante en gran
medida gracias a la estupenda interpretación de Vincent Price y Robert Quarry. Price
repite con creces lo hecho en “The Abominable Dr. Phibes”, demostrando que no
solo era un magnífico actor, sino que además Anton Phibes tiene méritos
suficientes para ser considerado como un personaje icónico dentro del cine de
terror. Quarry por su parte, le imprime un encanto particular a Biederbeck inspirado
en los actores del Hollywood clásico, lo que convierte al elocuente Profesor en
un rival digno para Phibes. La cinta además cuenta con los cameos de Peter
Cushing y Terry-Thomas, quien ya había participado en el primer film
interpretando a una de las víctimas de Phibes.
Pese a que Louis
M. Heyward aseguró que “Dr. Phibes Rises Again” obtuvo un éxito aun mayor que
la primera cinta, los mandamases de la American International Pictures consideraron
que el film fue un completo fracaso comercial, por lo que descartaron la
posibilidad de realizar una nueva secuela, pese a que ya se estaba trabajando
en un guion para una tercera entrega. El principal detractor de la idea fue
Samuel Z. Arkoff, ya que consideraba que el tipo de horror exhibido en las
películas de Phibes ya no le resultaba atractivo al público de aquella época. Mucho
tiempo después que la AIP cerrara sus puertas, la idea de revivir a Phibes
volvió a tomar fuerza. Mientras que uno de los posibles guiones se tituló “Dr.
Phibes in the Holy Land”, otro llevó por nombre “Phibes Resurrectus”, y se dice
que en su confección estuvieron involucrados el productor Jon Davison y el
director George A. Romero. Pese al interés existente en la figura de Phibes,
luego que Robert Fuest se negara a dirigir una nueva entrega por el temor a ser
encasillado, Vincent Price expresó que Fuest era el único director capaz de
sacar adelante una producción que tuviese a Phibes como protagonista, por lo
que eventualmente el proyecto fue archivado sumergiéndose en el más completo
olvido. “The Abominable Dr. Phibes” y “Dr. Phibes Rises Again” conforman un
díptico interesante, entretenido, atractivo, y coherente dentro de su propia
locura, el cual si bien no está exento de errores, estos terminan siendo tan
irrelevantes que no impiden que las surrealistas aventuras del Dr. Phibes ocupen
un lugar destacado dentro del cine de terror realizado durante la década del
setenta.
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