El estreno de la cinta “North by Northwest” (1959) del director Alfred Hitchcock, generaría un creciente interés en los thrillers de espionaje que se materializaría durante gran parte de la década del sesenta, dando origen a películas como “Dr. No” (1962) de Terence Young, que terminarían por cimentar la popularidad de ese tipo de relatos. Con el objetivo de realizar su aporte al subgénero, los escritores Peter Stone y Marc Behm desarrollaron un guion titulado “The Unsuspecting Wife”, el cual intentaron vender sin éxito a varios productores de Hollywood. Fue entonces cuando el agente de Stone, Robert Lance, le sugirió que convirtiera el guion en una novela, la cual eventualmente no solo fue publicada bajo el título de “Charade”, sino que también fue serializada en la revista “Redbook”. Fue recién ahí que el relato llamó la atención de los mismos productores que previamente lo habían menospreciado. Stone eventualmente terminaría vendiéndole el guion al productor y director Stanley Donen, por una serie de diversos motivos. Según el propio Stone, escogió a Donen porque “primero, era la única persona que no había leído previamente el guion y sentí vergüenza de vendérselo a alguien que ya lo había rechazado. Segundo, me ayudaría a salir de Nueva York, cosa que en ese momento quería hacer ya que había estado ahí un largo tiempo a causa de ´Kean´ (una obra de Alexandre Dumas que había adaptado para Broadway). Y tercero, Stanley podía trabajar con estrellas, y yo había escrito el guion con Cary Grant y Audrey Hepburn en mente.”

El encuentro en la pantalla grande de Grant y Hepburn era algo que se venía dilatando desde hace ya varios años. Pese a que al actor le habían ofrecido el rol protagónico en tres de las mejores películas de la actriz, “Roman Holiday” (1953), “Sabrina” (1954) y “Love in the Afternoon (1957), él había rechazado trabajar con ella por los 25 años de diferencia que los separaban. Y durante un tiempo, todo parecía indicar que tampoco iba a participar en “Charade” (1963). Según lo que describe Donen en su biografía, “Cary pensó que iba a hacer una película con Howard Hawks llamada ´Man´s Favorite Sport?´ así que rechazó participar en ´Charade´. Los Estudios Columbia me dijeron que consiguiera a Paul Newman. Newman dijo que sí, pero el Estudio no estaba dispuesto a pagar su sueldo. Entonces me dijeron que llamara a Warren Beatty y Natalie Wood. Cuando aseguré su participación, el Estudio decidió que no podía costearlos a ellos ni a la película. Fue ahí cuando le vendí ´Charade´ a la Universal. Mientras tanto, Cary leyó el guion de Hawks y no le gustó. Así que me llamó y me dijo que le gustaría participar en ´Charade´.” Pese a que la dupla de actores se conoció durante una incómoda cena en la que una nerviosa Hepburn le derramó accidentalmente una botella de vino encima a Grant, ambos se complementaron de manera maravillosa durante el rodaje de la película, lo que les permitió incluso improvisar algunas líneas de diálogo. Varios años más tarde, Stone revelaría que con el fin de no incomodar a Grant, realizó una serie de cambios en el guión para que el público no catalogara al actor como “un viejo verde”. De acuerdo al guionista, “Cary me hizo cambiar la dinámica de los personajes y me pidió que convirtiera a Audrey en la agresora. Ella lo perseguiría, y él trataría de disuadirla. Ella lo encontraría irresistible, y él finalmente sucumbiría a sus encantos. Por este motivo le di líneas como ´Soy demasiado viejo para ti, aléjate de mí, pequeña niña.´ Y ´Soy lo suficientemente viejo como para ser tu padre.´ De esa manera Cary no se metería en problemas. ¿Qué podía hacer él? Era ella quien lo perseguía.” 


En “Charade” la protagonista es una joven llamada Reggie Lambert (Audrey Hepburn), quien mientras se encuentra de vacaciones esquiando en Alta Saboya, Francia, le comenta a una de sus amigas que desea divorciarse de su marido Charles. Durante su viaje conoce a un encantador extraño llamado Peter Joshua (Cary Grant), quien sin saberlo pronto pasará a tener un rol relevante en su vida. A su regreso a Paris, Reggie descubre con horror que su departamento ha sido completamente desvalijado y que su marido ha sido asesinado mientras trataba de escapar de la ciudad. La situación empeora rápidamente cuando descubre que durante la Segunda Guerra Mundial, su difunto marido junto a otros cuatro hombres, se robaron $250.000 dólares que estaban destinados a apoyar a la resistencia francesa. Según el agente de la CIA Hamilton Bartholomew (Walter Matthau), tres de estos hombres, Tex Panthollow (James Coburn), Herman Scobie (George Kennedy), y Leopold W. Gideon (Ned Glass), se encuentran en Paris buscando el botín que Charles ocultó luego de traicionarlos. Ahora que Charles ha muerto, ellos están convencidos que el dinero está en posesión de Reggie. O que al menos ella sabe dónde está escondido. Ella sin embargo solo está segura de una cosa; que nunca conoció al hombre con el que estuvo casada. Cuando las cosas comienzan a complicarse, a Reggie no le queda más remedio que pedirle ayuda a Peter Joshua. Pero, ¿podrá confiar realmente en él?

En una época donde los thrillers de espías estaban centrados en el erotismo, la acción, el cinismo, o la irreverencia absurda, “Charade” fue la única película que de manera exitosa puso el foco de atención en una mujer. Esa simple diferencia permitió que la cinta de Donen se distinguiera de su competencia. Sin embargo, ese no sería el único motivo por el cual “Charade” rompió la tendencia establecida por cintas como las protagonizadas por James Bond, las cuales construyeron su popularidad en torno a la figura de Sean Connery y al atractivo de las hermosas mujeres que lo acompañaban. Si algo distingue a “Charade”, es que exuda un glamour propio del Hollywood clásico, en especial si se considera que Grant fue una de las grandes estrellas de la industria cinematográfica norteamericana durante más de veinticinco años, y que Hepburn fue una de las últimas estrellas femeninas que emergió de un Hollywood que mostraba una especial preocupación por el estilo y la elegancia. La sola presencia de esta dupla de actores y la dinámica que se establece entre ellos durante gran parte de la cinta, por momentos provocan que el film se asemeje más a una comedia romántica típica de la década del cincuenta, que a un thriller de espionaje donde la vida de la protagonista está en constante peligro. Pero más allá de estos detalles, el núcleo de la cinta claramente reside en Hepburn y su personaje, quien es el motor emocional del relato. Por ejemplo, durante la secuencia en la que Reggie regresa a su departamento solo para encontrarlo completamente vacío, es posible identificar como ella es dominada por el pánico, el dolor y la confusión. Aun cuando en las escenas siguientes existen toques de acción, comedia, romance y misterio, su personaje continúa transmitiéndole las mismas emociones al espectador, otorgándole una profundidad mayor a su compleja encrucijada.


Uno de los grandes aciertos de “Charade” es la forma en como Donen le saca el máximo provecho al género del thriller. Entre otras cosas, el director utiliza el mismo principio de composición empleado por Alfred Hitchcock en el film “Suspicion” (1941), que dicho sea de paso también está protagonizado por Cary Grant, el cual consistía en el entrelazamiento de escenas que cargaban o liberaban de culpa a un protagonista cuyas intenciones no están del todo claras. Pese a lo sospechosa que resulta ser la figura de Peter Joshua, Reggie Lambert decide confiar en él motivada principalmente por la atracción que siente por este encantador norteamericano que convenientemente se ha cruzado en su camino cuando más lo necesitaba. Por otro lado, el dinero que busca gran parte de los personajes que participan en el film, sirve únicamente como excusa para poner en marcha una historia que incluye una peligrosa búsqueda del tesoro, paseos románticos por el Sena, giros de tuerca inesperados, y un grupo de sospechosos cuyo número disminuye dramáticamente a medida que avanza el relato. Esta ingeniosa y atractiva mezcla de elementos dramáticos, provoca que la cinta sufra constantes cambios de tono, pasando de lo cómico a lo macabro, o de lo romántico a lo amenazador en cuestión de segundos. En “Charade” nada es lo que parece, ya que la trama posee múltiples capas que impiden que esta se torne predecible.

Además de las magníficas actuaciones de la totalidad del elenco que participa en el film, “Charade” se ve nutrida por el estupendo trabajo de fotografía de Charles Lang, quien le otorga a la cinta un atractivo brillo otoñal que se torna más patente en aquellos momentos en los cuales los protagonistas visitan diferentes puntos insignes de París como por ejemplo Notre Dame, los Campos Elíseos, el Palais-Royal o el barrio de Les Halles. El resultado del trabajo de Stanley Donen y compañía es una película sumamente entretenida y rica en matices, la cual está llena de atractivos visuales entre los que se incluye una secuencia de créditos inicial repleta de coloridas figuras geométricas la cual fue diseñada por Maurice Binder, las elegantes tenidas utilizadas por Audrey Hepburn que estuvieron a cargo de Givenchy, y una inolvidable escena en la que los personajes de Cary Grant y George Kennedy se enfrentan en la azotea de un edifico. “Charade” no solo se convirtió en todo un éxito de taquilla, sino que también fue bien recibida por la crítica y obtuvo una nominación al Oscar a la mejor canción original, cuya autoría le pertenece al gran Henry Mancini. Además de todo esto, “Charade” es reconocida por tener todos los ingredientes de los thrillers clásicos de Alfred Hitchcock; una trama compleja que involucra confusión de identidades y asesinatos, una hermosa mujer cuya vida está en peligro, la presencia de villanos amenazadores, un héroe encantador, escenarios atractivos, diálogos ingeniosos, una banda sonora memorable, y una dupla protagónica que brilla por méritos propios. Esto convierte al film de Donen en todo lo que uno podría esperar de una película de Hitchcock, con la excepción del nombre del maestro británico en los créditos. Esto sucede porque desde un principio la intención de Donen fue homenajear tanto el cine de Hitchcock, como sus colaboraciones con Cary Grant. Con respecto a esto, Donen menciona lo siguiente en la biografía de Audrey Hepburn escrita por Barry Paris: “Siempre quise hacer una película similar a una de mis favoritas, ´North by Northwest´. Lo que más admiraba de ese film era la maravillosa historia de confusión de identidades que sufre el protagonista. Ellos lo confunden con alguien que ni siquiera existe, y él nunca pudo probar que no era alguien que ni siquiera estaba vivo. Durante un tiempo busqué algo que tuviera el mismo idioma de aventura, suspenso y humor.” Esa búsqueda terminaría con “Charade”, la que para muchos es la mejor película hitchcockiana que no fue dirigida por Hitchcock.

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