Tras adquirir
cierta notoriedad de la mano de los relatos míticos y cargados de testosterona enmarcados
dentro del género del péplum, y luego de haber saltado con confianza al cínico,
polvoriento y violento mundo del spaghetti western, era cuestión de tiempo para
que el director italiano Duccio Tessari intentara probar suerte en los sórdidos
terrenos del giallo. Sin embargo, a diferencia de otros realizadores como Dario
Argento, Sergio Martino, Mario Bava o Umberto Lenzi, el acercamiento de Tessari
con el cosmopolita mundo del giallo fue más bien breve, lo que no impidió que
el director buscara dejar su huella dentro del popular subgénero. Tras
incursionar con éxito con la bella y evocativa “Una
farfalla con le ali insanguinate” (1971), Tessari se despediría del llamado
thriller a la italiana con “L´Uomo senza memoria” (1974), cinta la cual a diferencia
de su predecesora, exhibiría una estética bastante más recatada y reduciría sus
niveles de violencia casi al mínimo. De la mano del guionista Ernesto Gastaldi,
quien realizó una importante pero silenciosa labor estableciendo ciertos
patrones del giallo junto a directores como Luciano Ercoli, Aldo Lado y el ya
mencionado Sergio Martino, entre otros, Tessari adoptó un enfoque más sencillo
a la hora de rodar esta particular historia de misterio, con el fin de centrarse
en el desarrollo de la trama y no necesariamente en ciertos aspectos accesorios
que solían presentar los giallos y que en parte fueron responsables de su fugaz
popularidad.
“L`Uomo
senza memoria” está protagonizada por Peter Smith (Luc Merenda), un hombre que
ocho meses después de sufrir un grave accidente automovilístico en Londres, se
encuentra aquejado por una amnesia que le impide recordar su verdadera identidad.
Es entonces cuando conoce a un hombre llamado Philip (Manfred Freyberger),
quien le asegura que es un reconocido estafador cuyo verdadero nombre es Ted
Walden. Al no poder comprobar la veracidad de las afirmaciones de Philip, Peter
decide reunirse con él para ahondar más en el asunto. Sin embargo, mientras que
ambos hombres se encuentran enfrascados en una acalorada discusión, Philip es
asesinado por un misterioso tirador ubicado estratégicamente en un edificio
cercano al departamento de Peter. Asustado y confundido por lo sucedido, Peter
esconde el cuerpo y emprende el rumbo hacia una pequeña localidad costera
italiana donde supuestamente vive Sara Grimaldi (Senta Berger), una mujer que
recientemente la ha enviado un telegrama y que asegura ser su esposa. Aun
cuando Peter no confía del todo en Sara, junto a ella se lanza a la tarea de
unir las piezas de su fragmentada memoria para descubrir la verdad que se
encuentra oculta en su subconsciente, tarea que no será sencilla y que estará
entorpecida por la presencia de un matón llamado George (Bruno Corazzazi),
quien está decidido a obtener lo que está buscando aun si eso significa
asesinar a la atribulada pareja.
Durante años el tema de la pérdida de la memoria ha ocupado
un lugar de privilegio dentro del cine de suspenso. Mientras que directores
como Alfred Hitchcock a través de su film “Spellbound” (1945), se aventuraron a
explorar los alcances de la psiquiatría en el tratamiento de la amnesia y el
papel del subconsciente en el resurgimiento de recuerdos reprimidos, otros
realizadores como Mario Bava con la cinta “La ragazza che sapeva troppo”
(1963), obra seminal del giallo, optaron por establecer la idea que los
recuerdos no siempre son un reflejo fiel de lo acontecido en un momento
determinado del pasado, por lo que es imposible confiar ciegamente en ellos. La
mecánica de situar como protagonistas a personajes cuyos recuerdos acerca de un
determinado hecho son difusos o sencillamente son prácticamente inexistentes, fue
utilizada de forma frecuente por muchos de los directores que se aventuraron en
el ciclo del giallo, con el objetivo de manipular la percepción que el
espectador tiene respecto al misterio central que se planteaba en las distintas
entradas del subgénero, y obviamente como una de las principales herramientas
generadoras de suspenso. Sin embargo, en el caso puntual de “L`Uomo senza
memoria” la amnesia que sufre Peter Smith/Ted Walden tiene un rol protagónico
dentro de la trama, al punto que gran parte de los personajes giran en torno a
los secretos que esconde la fragmentada memoria de un cada vez más confundido
protagonista, quien entre más cosas descubre sobre su pasado, más ansioso se
torna por olvidar la cadena de sucesos que desencadenaron su infortunado
accidente, y que ahora amenazan con quitarle la vida a él y a quien dice ser su
amada esposa.
Pese a que la amnesia de Peter es claramente el motor de la
trama, “L`Uomo senza memoria” se vuelve más
interesante cuando Tessari deja de lado la problemática del protagonista y se
centra en la figura de su esposa Sara, quien no puede evitar sumergirse en una
creciente paranoia cuando se percata de las consecuencias que ha traído consigo
el regreso de su olvidadizo marido. Este cambio de foco por parte de Tessari no
solo es interesante debido a que Sara se alza como una mujer atractiva,
ingeniosa e independiente, que está dispuesta a superar sus temores con tal de
ayudar a Peter, sino porque además el proceso de adaptación que ella
experimenta luego del regreso de su esposo se convierte en uno de los
principales generadores de tensión del relato. Otro de los elementos que dota
de una tensión constante a la trama, es la posibilidad que Peter/Ted esté
simulando haber perdido la memoria para así poder manipular a quienes lo rodean
y lograr sus objetivos con mayor facilidad. George, un criminal supuestamente conectado
con el pasado del protagonista, está convencido que todo no es más que un
elaborado engaño, por lo que mediante el uso de la intimidación y la fuerza
pretende obtener la información que tanto necesita y que al parecer solo conoce
Peter. Esta arista de la trama funciona de buena manera en gran medida gracias
a la interpretación de Luc Merenda, quien pese a ser un actor bastante limitado
e inexpresivo, logra que su personaje sea lo suficientemente ambiguo como para
que el espectador se cuestione si está fingiendo su amnesia.
Algo
que resulta sumamente curioso con respecto a “L`Uomo senza memoria”, es que el
film carece de gran parte de los elementos que suelen estar presentes en los
giallos. Notoria es la ausencia de asesinos maníacos de guante negro o de
personajes marcados por algún trauma infantil. Tampoco existe un elevado conteo
de cadáveres, y los pocos momentos de violencia que presenta la trama son
filmados por Tessari con especial cuidado por la estética y el gusto. Por otro
lado, el ritmo narrativo empleado por el director es más bien pausado, ya que
se toma bastante tiempo para desarrollar las personalidades y las problemáticas
de los protagonistas. Afortunadamente gran parte de los personajes que
participan a lo largo de la cinta son interesantes, con la excepción de Luca (Duilio Cruciani), un molesto e
insoportable niño que está encaprichado con Sara. Su inclusión es probablemente
el único traspié de Gastaldi, quien en esta oportunidad escribió un interesante
y poco convencional thriller que funciona de buena manera, el cual presenta un suspenso
bastante hitchcockiano que solo se quiebra durante el peculiar tramo final, donde
una atemorizada pero decidida Sara opta por utilizar una motosierra como
elemento de defensa ante el inminente ataque del villano de turno. En cuanto al
aspecto técnico de la producción, esta se ve beneficiada por la estupenda
dirección de fotografía de Giulio Albonico y la atmosférica banda sonora de
Gianni Ferrio, quienes en conjunto ayudan a materializar la sensación de
claustrofobia y paranoia experimentada por la dupla protagónica. “L`Uomo senza
memoria” merece un reconocimiento mayor al que actualmente posee, ya que además
de tratarse de una película entretenida, evidencia la habilidad de la dupla
conformada por Tessari y Gastaldi a la hora de conjurar un giallo fascinante
sin la necesidad de recurrir al exceso de violencia gráfica o a rebuscados
giros de tuerca.
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