Una vez que Dario Argento definió las características principales del subgénero conocido como giallo y lo popularizó mediante el estreno de “L´uccello dalle piume di cristallo” (1970), fueron muchos los directores italianos que decidieron formar parte de una tendencia artística y temática que gozaría de bastante éxito durante la primera mitad de la década del setenta. Entre estos directores se encontraba Luciano Ercoli, quien luego de filmar “Le foto proibite di una signora per bene” (1970), rodaría un díptico conformado por “La morte cammina con i tacchi alti” (1971) y “La morte accarezza a mezzanotte” (1972), películas las cuales además de estar protagonizadas por la esposa de Ercoli, la actriz española Nieves Navarro cuyo nombre artístico era Susan Scott, compartieron a parte del elenco y del equipo técnico por lo que gozan de una estética y temáticas similares. En el caso puntal de “La morte accarezza a mezzanotte”, esta cinta contó con la participación del prolífico guionista Ernesto Gastaldi, quien trabajó en más de cien producciones de diversa índole a lo largo de su carrera. El guion de Gastaldi nace a partir de una historia escrita por Sergio Corbucci, quien en algún momento pensó en hacerse cargo de la dirección de la película, la cual más que beber de la influencia de cineastas como Mario Bava o el propio Argento, se acerca más al cine de Alfred Hitchcock, en especial a su film “Rear Window” (1954).

La protagonista de “La morte accarezza a mezzanotte” es Valentina (Nieves Navarro), una atractiva modelo que acepta participar de una sesión fotográfica organizada por el periodista Gio Baldi (Simón Andreu), que busca documentar los efectos de una nueva droga alucinógena llamada HDS. Mientras se encuentra bajo los efectos del narcótico, Valentina cree ver a una mujer siendo brutalmente asesinada por un hombre armado con un guantelete con púas metálicas. Incapaz de distinguir si lo que vio fue real o simplemente una alucinación, ella intenta olvidar la experiencia lo que no le será sencillo ya que una vez que Baldi publica el reportaje, Valentina no solo es interrogada por la policía y la prensa, sino que también comienza a ser acosada por el supuesto asesino a quien ve donde quiera que vaya. Las cosas se complican aún más cuando el Inspector Serino (Carlo Gentili) le explica a Valentina que el asesinato descrito por ella, tiene muchas similitudes con uno ocurrido seis meses atrás, cuya víctima estaba relacionada con el tráfico de drogas. Ante la aparición súbita de otros misteriosos y poco confiables personajes en su vida, entre los que se encuentra Verushka Wuttenberg (Claudie Lange), la hermana de la víctima del crimen investigado con anterioridad por Serino, Valentina hará lo posible por unir las piezas del complejo rompecabezas en el que está involucrada antes de convertirse en la próxima víctima del asesino. 


A diferencia de lo que sucede con la gran mayoría de los giallos, Valentina asoma como una protagonista atípica ya que se trata de una mujer segura de sí misma e independiente que no está dispuesta a dejarse pasar a llevar por nada ni por nadie, ni por la frustración de su novio Stefano (Pietro Martellanza) que es un escultor incapaz de vender sus obras de arte, ni por Gio Baldi quien no cumple su promesa de proteger su identidad durante la sesión fotográfica que él mismo organiza en base a engaños, ni tampoco por la policía encabezada por el Inspector Serino quienes no creen una sola palabra de lo que ella intenta denunciar en numerosas oportunidades. La pasividad es un concepto que le resulta completamente extraño a Valentina, quien está determinada a descubrir la verdad aun cuando eso signifique poner en peligro su vida, lo que se traduce en que ella es quien domina cada una de las escenas en las cuales participa. También resulta interesante que la interacción de Valentina con la galería de personajes que se cruzan en su camino una vez que asegura haber sido testigo de un asesinato, está teñida por evidentes toques de comedia que no pretenden burlarse de la protagonista, sino que más bien son incluidos con el objetivo que el espectador se ría con ella de lo surrealista de la situación en la que se ve involucrada. De hecho, gran parte de la comedia presente en el film tiene relación con los numerosos intentos por parte de Gio de congraciarse con la modelo, y con las múltiples oportunidades en que ella les da golpes de puño y rodillazos en los genitales a los hombres que la molestan o la ofenden de alguna forma.

En gran medida debido a la actitud resuelta de la protagonista, Ercoli no pierde demasiado tiempo explorando la vida amorosa de Valentina, sino que más bien se concentra en como ella se las arregla para superar a un puñado de personajes en su mayoría masculinos que le mienten, la explotan, la humillan e intentan asesinarla a lo largo del film. La relación que Valentina tiene con el mundo de los hombres se resume perfectamente en una escena donde, intentando encontrar la salida de una institución psiquiátrica la cual visita con el fin de obtener el testimonio de quien fue declarado culpable del asesinato de la hermana de Verushka Wuttenberg, ella ingresa a un cuarto repleto de pacientes psiquiátricos muchos de los cuales la rodean y la manosean con el fin de llamar su atención. Es en este momento que Valentina se convierte en la única representante de la cordura en un mundo dominado por hombres desquiciados o inmaduros, algunos de los cuales intentan hacerle daño, mientras que otros simplemente optan por no prestarle atención ya que están demasiado ocupados con sus propios asuntos como para preocuparse de lo que ella está experimentando. Si bien la manera en como Ercoli retrata a Valentina está teñida por un tono medianamente feminista, esto no significa que el director no explote el atractivo físico o la sensualidad de Nieves Navarro cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo. La única diferencia con otros giallos entre los que también se encuentra “La morte cammina con i tacchi alti”, es que prescinde por completo de la inclusión de desnudos o escenas de sexo a la hora de sacar provecho del innegable atractivo del personaje femenino protagónico.


Si hay algo por lo que ha sido ampliamente criticada “La morte accarezza a mezzanotte”, es por los problemas que presenta su guion debido a la gran cantidad de subtramas que lo conforman, lo que provoca que no todas sean desarrolladas de la mejor manera y que existan algunas cuya inclusión no resulta del todo comprensible. Ejemplo de esto último es la escena donde Valentina luego de pedir un aventón, se salva de convertirse en la víctima de un violador ridículamente bien preparado. Contra todo pronóstico, Ercoli y Gastaldi logran aglutinar todas las subtramas en una resolución que es lo suficientemente convincente como para que el espectador pase por alto algunas de las inconsistencias presentes en la trama, como la omnipresencia de ciertos personajes secundarios que se las arreglan para saber dónde se encuentra la protagonista en todo momento. Dicha resolución además, concentra gran parte de la violencia y la acción presente en un giallo que a diferencia de la mayoría de las entradas del subgénero, contiene unos niveles de sordidez bastante reducidos al punto de ser casi inexistentes. Lo interesante de la historia escrita por Gastaldi es que casi todos los personajes que participan en ella son culpables de algo hasta cierto grado, por lo que el objetivo que comparten tanto Valentina como el espectador es descubrir de qué son realmente culpables y cuál es su papel en la pesadilla que está viviendo la protagonista.

Las actuaciones sin ser nada espectacular, juegan a favor del buen funcionamiento de la película. Mientras que Nieves Navarro le da vida a una protagonista por sobre todo carismática, el resto del elenco interpreta de buena manera a personajes cuyo comportamiento por momentos errático, los convierte en perfectos sospechosos de los crímenes que se van cometiendo a lo largo de la historia. Por otro lado, Ercoli junto al director de fotografía Fernando Arribas hacen un estupendo trabajo tanto a la hora de construir una cinta que visualmente hablando es sumamente atractiva, como al momento de crear una atmósfera dominada por la paranoia y el surrealismo. Complementando la labor de ambos profesionales se encuentra la jazzística banda sonora del compositor Gianni Ferrio, la cual aun cuando no es precisamente memorable al menos es lo suficientemente efectiva a la hora de marcar el sentido de urgencia de algunos pasajes del film. Quizás lo más criticable de la película sea su ritmo narrativo, ya que luego de comenzar con la interesante y violenta escena alucinógena que desencadena todos los sucesos en los que se ve envuelta Valentina, “La morte accarezza a mezzanotte” avanza de manera irregular hasta llegar a su explosivo clímax. Pese a tratarse de un giallo atípico y menor no exento de falencias, “La morte accarezza a mezzanotte” termina siendo una película entretenida cuyas diferencias con las entradas más recordadas del alguna vez popular subgénero, la convierten en un producto potencialmente atractivo para aquellos espectadores que no son asiduos a visitar los usualmente sórdidos y violentos terrenos del giallo.

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