A principios de la
década del sesenta, Alfred Hitchcock se mostró interesado en adaptar la novela “The
Birds” de la escritora Daphne du Maurier, la cual fue publicada por primera vez
en 1952 dentro de la colección “The Apple Tree”. Aunque originalmente Hitchcock
planeaba presentar el relato en el marco de su serie de televisión “Alfred
Hitchcock Presents” (1955-1962), tras escuchar que en Agosto de 1961 los
residentes del pueblo de Capitola, California, despertaron una mañana con el
intenso golpeteo de cientos de aves que se estaban estrellando contra los
techos de sus casas, el cineasta británico decidió contratar a Evan Hunter para
llevar el relato de la escritora a la pantalla grande. Junto a Hunter,
Hitchcock desarrolló la historia tomando como base argumental conceptos tales
como que los habitantes del pueblo donde se ambienta el film esconden un
secreto, y que los pájaros funcionan como un instrumento de castigo casi
divino. Una de las ideas de Hunter que más le gustó al director, tenía relación
con un cambio tonal entre el inicio del relato, el cual estaba fuertemente
influenciado por las comedias románticas filmadas durante la década del
cuarenta, con el resto de la cinta que de forma gradual iba girando al horror
absoluto, provocando de esta forma que el espectador aun cuando era consciente
de que la película retrataba el ataque furibundo de miles de aves sin motivo
aparente, no fuese capaz de anticipar en que momento del relato esto iba a
suceder, transformado el suspenso en shock.
La protagonista de “The Birds” (1963) es Melanie Daniels (Tippi
Hedren), una joven acomodada conocida por su comportamiento atrevido y su gusto
por las bromas pesadas, la cual conoce al abogado Mitch Brenner (Rod Taylor) en
una tienda de mascotas de San Francisco. Él desea comprar un par de tórtolas
para el cumpleaños número once de su pequeña hermana Cathy (Veronica Cartwright),
pero en la tienda no tienen ninguna a la venta. Tras divisar a Melanie, a quien
vio una vez en el juzgado luego que su imprudencia terminara con un vidrio
quebrado, decide jugarle una broma y simular que la confunde con una de las
vendedoras del lugar. Intrigada por el curioso acercamiento de Brenner, donde
ambos experimentaron una extraña mezcla de atracción, repulsión y fascinación, Melanie
averigua la dirección de la casa de la madre (Jessica Tandy) del abogado en el
pequeño pueblo costero de Bodega Bay, y decide manejar hasta dicho lugar con el
fin de llevarle un par de tórtolas que ha comprado para él. Sin embargo, poco
tiempo después de su llegada, comienzan a ocurrir una serie de extraños
incidentes que tienen relación con el inexplicable comportamiento de las aves
que circulan en el lugar, las cuales comienzan a atacar sin motivo aparente a
los habitantes de Bodega Bay, desatando el caos y obligando a todo el mundo a
protegerse con tal de escapar con vida de una situación que parece
incontrolable.
A diferencia de
las prácticas que llevó a cabo durante gran parte de su carrera, a medida que
iba avanzando el rodaje del film Hitchcock se fue dando cuenta que algunas de
las ideas que desarrolló en conjunto con Hunter no funcionaban o bien no podían
llevarse a cabo por diversos problemas técnicos, por lo que se vio obligado a
improvisar ciertos pasajes de la película. Con respecto a esto, Hitchcock señalaría
lo siguiente en la entrevista que le otorgó al cineasta François
Truffaut: “Siempre he tenido miedo de improvisar en el set porque, aunque uno
podría tener tiempo para explorar una nueva idea, no hay suficiente tiempo en
el estudio para examinar el valor de dicha idea. Hay mucha gente del equipo
técnico dando vueltas… Algo sucedió que fue completamente nuevo en mi
experiencia: comencé a estudiar el escenario mientras avanzábamos, y vi que
existían algunas debilidades. El calvario emocional que experimenté sirvió para
aumentar mi lado creativo. Empecé a improvisar. Por ejemplo, la escena en la
que solo se escucha como los pájaros atacan el exterior de la casa (de la madre
de Brennan) fue realizada de forma espontánea, en el mismo set. Yo casi nunca
hice algo así antes, pero me decidí y rápidamente diseñé los movimientos de la
gente que estaba dentro del cuarto. Decidí que la madre y la pequeña niña
darían vueltas buscando refugio. Como no hay lugar donde correr o esconderse,
hice que se movieran en direcciones contradictorias, como si fueran pequeñas
ratas corriendo por las esquinas.”
A la par con la improvisación estuvo la compleja implementación
de los efectos especiales en el film, que era precisamente uno de los detalles
que más le preocupaban a Hitchcock. Como le desagradaba la idea de utilizar una
pantalla azul para insertar a las aves en determinadas escenas, principalmente
por las alteraciones cromáticas que aparecían en los contornos de las imágenes,
el director recurrió a un método utilizado por los Estudios Disney que
consistía en la combinación de múltiples fondos y primeros planos con el
objetivo de crear una silueta que no resultaba contaminada con el fondo en el
que era superpuesta. Posteriormente, esta composición era iluminada con una luz
de sodio amarilla, mientras que los actores eran iluminados con una luz blanca,
y el conjunto era filmado con una cámara especial que poseía dos rollos que
captaban las diferentes fuentes lumínicas. Para llevar a cabo este proceso,
Hitchcock se hizo asesorar por Ub Iwerks, quien en ese entonces era el jefe de
procesos especiales de los Estudios Disney. Por otro lado, para no depender solo
del proceso desarrollado por Iwerks, Hitchcock utilizó pájaros de cartón y un
grupo de aves adiestradas, donde estas últimas eran incentivadas a perseguir a
los actores mediante el ocultamiento de alpiste y pequeños trozos de carne en
sus cabelleras, lo que resultó ser una estrategia sumamente efectiva. Cabe
señalar que debido a la utilización de aves reales, la producción fue seguida
de cerca por la Sociedad Protectora de Animales, cuyos miembros visitaban frecuentemente
el set de filmación para fiscalizar el trato que se les daba a los animales.
En términos de la trama, Hitchcock nunca aclara la
raíz del súbito ataque de los pájaros a los habitantes de Bodega Bay, lo que no
le impide sugerir en varios pasajes del film que Melanie parece estar
relacionada en cierta forma con el extraño suceso. De hecho, son varios los
personajes que le atribuyen a la muchacha un grado de responsabilidad en el
extraño acontecimiento, ya que su llegada al pueblo costero coincide con el
inicio de los ataques efectuados por los pájaros. Esta noción se torna
explícita durante una escena que acontece al interior de un pequeño restaurante,
en la cual varios lugareños exponen sus teorías con respecto a la naturaleza de
los ataques. A la intervención profética de un borracho (Karl Swenson), se suma
la opinión de una ornitóloga aficionada (Ethel Griffies) quien asegura, “Los
pájaros no son criaturas agresivas… Ellos traen belleza al mundo. Es la
humanidad, más bien, quien insiste en dificultar la existencia de la vida en
este planeta.” De manera solapada, sus dichos parecieran apuntar a Melanie
quien asoma como el epítome de la soberbia humana, con su abrigo de piel y su
posición de privilegio y poder. Tras el primer ataque masivo de las aves, una
madre histérica (Doreen Lang) no duda en señalar a Melanie como la responsable:
“¡Cuando llegaste comenzó todo esto! ¡¿Quién eres tú?! ¡¿Qué eres tú?! ¡¿De
dónde vienes?! Yo creo que eres la causante de todo esto. ¡Yo creo que eres
malvada! ¡Malvada!” Acto seguido, Melanie la abofetea en el rostro, lo que no
necesariamente contradice los dichos de la descontrolada mujer.
Temáticamente hablando, tan interesante como las
posibles teorías en torno al errático comportamiento de las aves, es la
relación que mantienen las mujeres del film con el personaje de Rod Taylor. Desde
Melanie, pasando por la madre de Brenner, hasta Annie Hayworth (Suzanne
Pleshette), una antigua novia del abogado con quien la protagonista entabla una
breve amistad, se disputan el amor de quien está llamado a ser el héroe del
relato. La interacción entre estos personajes esconde un discurso marcadamente
sexista, que pareciera aseverar que las mujeres necesitan a un hombre a su lado
para que las proteja del mundo que las rodea y las valide como personas. Lo
interesante de este concepto claramente erróneo, es que asoma como una
proyección del pensamiento de Hitchcock, quien en variadas oportunidades intentó
ejercer un control que iba más allá de lo profesional sobre las actrices con
las cuales trabajó. Más allá del subtexto presente en el film, la pieza central
de la producción son los numerosos ataques efectuados por los vehementes
animales alados. La intensidad de los ataques va aumentado de manera gradual a
medida que avanza la historia, dando pie a escenas memorables como la que
retrata el destructivo ataque de los pájaros a un restaurante y a los edificios
cercanos, el escalofriante
escape de la protagonista junto a un grupo de niños provenientes de la escuela
del pueblo, o aquella en la que un granjero yace muerto en su habitación luego
de haber sido sorprendido por un puñado de violentos pájaros mientras dormía. Si
bien todo esto sucede a plena luz del día, durante la noche la acción se traslada
a la casa de los Brenner, donde Melanie y compañía se encuentran parapetados
ante el inminente ingreso de las aves al domicilio, momento en el que Hitchcock
le imprime una tensión claustrofóbica a la trama que se mantiene hasta los
últimos minutos del metraje.
Tippi Hedren,
quien en ese entonces era una modelo cuya carrera se encontraba en decadencia, realiza
un gran trabajo interpretando a una joven frívola y alocada que termina
traumatizada y quebrada tras su experiencia en Bodega Bay. Tristemente existen
paralelos entre el personaje y la actriz, quien durante el proceso de rodaje
del film fue sometida por Hitchcock a una serie de escenas que pusieron en
riesgo su integridad física, razón por la cual incluso sufrió un corte en su
rostro tras ser atacada por un pájaro. Rod Taylor por su parte, interpreta con
aplomo al héroe de la historia, mientras que Jessica Tandy realiza un correcto
trabajo personificando a una mujer controladora y celosa que finalmente termina
empatizando con Melanie. Por otro lado, la película cuenta con el espléndido trabajo
de fotografía de Robert Burks, y la poco convencional pero atmosférica banda
sonora compuesta por Oskar Sala y Remi Gassmann, la cual está conformada por
diversos sonidos electrónicos cuyo objetivo principal era realzar la presencia
amenazante de los pájaros en determinados momentos del film. Al momento de su
estreno “The Birds” tuvo una recepción mixta por parte del público y la
crítica, lo que significó un pequeño traspié en la carrera de Hitchcock. Aun
cuando los efectos especiales no han envejecido de la mejor manera y la cinta
para que funcione requiere que el espectador no solo suspenda su incredulidad durante
el transcurso del metraje, sino que además eche a correr su imaginación de
forma activa a la par con la escalada de extraños acontecimientos que
experimentan Melanie y compañía, es indudable la importancia de “The Birds”
tanto en la filmografía de Hitchcock como en la historia del cine. En ese
sentido, la descripción que realiza el escritor Donald Spoto es quizás la más
acertada a la hora de analizar esta película: “…El resultado es probablemente
la película menos accesible de Hitchcock, ya que revela su riqueza tal y como
sucede con una novela artística demandante o una compleja sinfonía, solo
después de un esfuerzo considerable. Incluso los seguidores más férreos de
Hitchcock se vieron desconcertados y decepcionados con esta película, aun
cuando The Birds está claramente entre sus seis obras maestras y pese a que es
uno de los filmes más puros, y oscuramente líricos jamás creados.”
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