A principios de los setenta, el productor
Jennings Lang le envió a Clint Eastwood una copia de la novela “A Painted Devil”
del escritor Thomas Cullinan, con la intención de involucrar al actor en la
adaptación cinematográfica de la misma. Tras leer su contenido, Eastwood le
comentó al director Don Siegel, con quien acababa de filmar la cinta “Two Mules
for Sister Sara” (1970), “No sé si la odié o me gustó, o si siquiera la
entendí.” Para Siegel, el libro de Cullinan era “un libro gótico y macabro
sobre una niña inocente de trece años de edad que es besada por un seductor y
de suculentas ninfas que se cuidan las unas a las otras.” Mientras que a
Eastwood le entusiasmó la idea de interpretar un rol con un mayor rango
dramático que los personajes de acción que estaba acostumbrado a personificar,
a Siegel le gustó la naturaleza oscura y retorcida de un relato que gira en
torno al “deseo básico de la mujer de castrar al hombre.” Albert Maltz fue el
hombre seleccionado inicialmente para escribir el guion, pero tras una serie de
desacuerdos creativos con Siegel y Eastwood, generados específicamente por la inclusión
de un final feliz, se decidió contratar a Irene Kamp, quien escribió dos
borradores que tampoco serían utilizados por el director. Finalmente sería el
productor asociado Claude Traverse quien se haría cargo de la confección del
guion utilizando elementos presentes en los borradores desarrollados por Maltz
y Kamp, razón por la cual ambos fueron acreditados por su participación bajo
los seudónimos de John B. Sherry y Grimes Grice respectivamente.
“The Beguiled” (1971) se desarrolla durante el último año de la Guerra
Civil norteamericana en territorio sureño, donde una niña de doce años llamada
Amy (Pamelyn Ferdin) encuentra en el bosque aledaño al lugar donde reside a un
soldado de la Unión llamado John McBurney (Clint Eastwood), el cual se
encuentra bastante malherido lo que le impide huir de los soldados Confederados
que están peinando el área. Desesperado, John le pide a la niña que lo ayude, por
lo que Amy finalmente decide llevarlo a una hacienda que funciona como una
escuela para señoritas, la cual es regida por Martha (Geraldine Paige), una
mujer madura y muy religiosa que acepta a regañadientes que el extraño se quede
en el lugar hasta que logre recuperarse. Una vez que logran instalarlo en la
casa, el atractivo de John inmediatamente surte efecto en el grupo de solitarias
mujeres, entre las que se encuentra la profesora Edwina (Elizabeth Hartman)
quien está buscando un amor duradero, la estudiante Carol (Jo Ann Harris) a
quien solo le interesa el sexo, y la esclava Hallie (Mae Mercer) quien ansía su
libertad. Cuando el tormentoso pasado de Martha regresa para atormentarla, ella
también termina sucumbiendo al encanto engañoso de John, poniendo en riesgo al
resto de las residentes de la casa que se ven súbitamente controladas por el
enemigo.
En un principio, el film pareciera tomar
partido por McBurney, situándolo en un conflicto propio de una historia de
horror en el que un hombre se ve enfrentado a un grupo de mujeres reprimidas y
sedientas de sangre. Sin embargo, en vez de presentarse como una oscura
fantasía sexual ambientada en la Guerra Civil, “The Beguiled” opta por plasmar las
perspectivas de todos los involucrados en la trama central de la cinta sin
distinción alguna. Durante el transcurso del metraje, Siegel narra los
pensamientos, deseos, y decepciones de cada uno de los personajes, por lo que
la simpatía del espectador hacia McBurney y las mujeres que lo rodean
inevitablemente va variando a medida que su interacción se vuelve más personal.
Por ejemplo, el protagonista es presentado como un héroe hasta que decide
aprovecharse de las jóvenes estudiantes, para luego ganarse nuevamente la
simpatía del espectador, aunque por un breve periodo de tiempo, durante la
recordada escena de la amputación de la pierna. Algo similar sucede con Martha,
quien despierta la compasión de la audiencia hasta que se revela su retorcida
relación con el Cristianismo y su fallecido hermano. Finalmente, mientras que
la mayoría del resto de las muchachas son más bien inocentes y su personalidad
no está del todo desarrollada, solo Amy merece la empatía del espectador en una
película que para muchos presentaba como mensaje central “no hay nada más
peligroso que una mujer despechada,” lo cual era parte del mensaje políticamente incorrecto
que Siegel deseaba entregar, más aun considerando que durante la década del setenta en los Estados Unidos los movimientos feministas estaban tomando fuerza.
Si bien las residentes de la escuela para
señoritas de Martha constantemente están preocupadas por la posibilidad de que
las patrullas de soldados que circulan cerca de hacienda intenten abusar de
ellas, la verdad es que el mayor peligro que deberán enfrentar está
representado por McBurney, quien de un momento a otro se ve rodeado de mujeres
que se pelean por su afecto. Su verdadera naturaleza es revelada durante una borrachera,
en la que anuncia sus intenciones de satisfacer a todas las jóvenes integrantes
de la escuela. Él comienza demandando que la esclava del lugar, Hallie, lo acompañe
a la bodega de vinos. De inmediato ella le responde, “Será mejor que te guste
hacerlo con una mujer negra muerta, porque es la única forma en que vas a
conseguir algo de esta.” La presencia de Hallie tiene una doble función, ya que
representa el empoderamiento femenino ante la actitud de McBurney, y por otra
parte le recuerda al espectador que Martha y sus estudiantes más allá de su
supuesta vulnerabilidad son Confederadas esclavizadoras, y por lo tanto no son
necesariamente víctimas. Aun cuando no existen ni héroes ni villanos en “The
Beguiled”, sino que más bien todos los personajes se mueven en un área gris, de
todas formas se podría argumentar que el retrato que Siegel realiza de las
mujeres del film cae en los terrenos del machismo y la misoginia, más aun cuando
se toman en cuenta ciertas declaraciones del director con respecto a la
realización de la cinta. “Las mujeres son capaces engañar, hurtar, asesinar, y
de cualquier cosa,” comentaba el cineasta en una entrevista. “Detrás de esa
máscara de inocencia se esconde la misma maldad que podrías encontrar en los
miembros de la Mafia. Cualquier chica joven que se ve inofensiva es capaz de
asesinar.”
La película analiza las motivaciones femeninas
desde un punto de vista freudiano, lo que resulta algo problemático. Desde Amy
hasta Martha, todas se ven erotizadas por la presencia de McBurney, como si sus
identidades sexuales hubiesen sido activadas o despertadas por el atractivo físico
y el aparente encanto del soldado. Si bien Cullinan escribió su novela en una
época donde el psicoanálisis de Freud estaba adquiriendo cierta notoriedad,
sería el cine de Alfred Hitchcock, puntualmente sus cintas “Spellbound” (1945)
y “Psycho” (1960), lo que ayudaría a popularizar el psicoanálisis en Hollywood,
el cual marginalizaba a la mujer y la definía solo en relación al hombre. La discusión
falocéntrica que Freud propone con respecto a la sexualidad, a menudo habla de
la mujer en un sentido bíblico/biológico como si se tratara de un hombre
incompleto, lo que a su vez provoca que ella desarrolle complejos contra los
hombres. Tan freudiano como el comportamiento de las mujeres en el film,
resulta ser el uso de los sueños como un elemento que juega un papel importante
a la hora de analizar la personalidad de Martha y la relación incestuosa que
ella mantenía con su hermano. A través de un flashback, ella recuerda la
naturaleza de la relación con su hermano, al mismo tiempo que ve a McBurney
como un posible candidato para reemplazarlo. Poco tiempo después, Martha tiene
un sueño en el que se ve teniendo relaciones sexuales con el protagonista y
Edwina, lo que Siegel entrelaza con imágenes de la sagrada trinidad, dejando en
evidencia la contradicción entre el discurso y los actos de una mujer que
esconde su frustración bajo su aparente religiosidad.
En cuanto a las actuaciones, la totalidad del
elenco realiza un espléndido trabajo partiendo por Clint Eastwood, quien en la
segunda mitad del film exhibe una versatilidad pocas veces vista a lo largo de
su carrera. Tan importante como la actuación de Eastwood, resulta ser la labor
interpretativa de Geraldine Paige y Elizabeth Hartman. En el caso particular de
Hartman, ella logra reflejar con éxito como su frágil y virginal personaje se
desmorona emocionalmente ante la presión sexual ejercida por McBurney, lo que
lamentablemente tiene ciertas semejanzas con la vida real de la actriz, quien
se suicidó en 1985 tras una larga batalla contra la depresión. En cuanto al
aspecto técnico de la producción, gran parte del encanto de esta historia de
horror psicológico gótico está dado por la elección del escenario y la
atmósfera inquietante que desarrollan en conjunto Siegel, el director de
fotografía Bruce Surtees, y la banda sonora del compositor Lalo Schifrin. La locación escogida por el Siegel
para filmar los exteriores de la cinta fue una antigua plantación en ruinas
llamada Belle Hélène, la cual está ubicada en las cercanías de Baton Rouge, Luisiana.
Las razones por las cuales se escogió un lugar con una apariencia lúgubre y
claustrofóbica, responden al deseo del director de retratar los horrores de la
Guerra Civil y de presentar a la casona como una suerte de prisión en la cual
el protagonista se verá atrapado debido a la red de traiciones y mentiras que
él mismo se encarga de construir.
“The Beguiled” es una cinta extraña que además de ser un thriller psicológico, contiene
ciertas dosis de humor negro y establece un encendido debate en torno a su
representación del comportamiento femenino. Pese a que el film fue realizado
con un presupuesto relativamente bajo, este resultó ser un fracaso comercial en
especial en los Estados Unidos, debido a que según Siegel los ejecutivos de los
Estudios Universal cometieron un grave error de marketing. Temiendo que una
historia cargada al melodrama no fuera lo suficientemente atractiva, la cinta
se promocionó como si se tratara de otro western protagonizado por Eastwood, lo
que terminó siendo una pésima idea ya que mientras que los seguidores del actor
se sintieron engañados al no verlo interpretar a un pistolero solitario y
taciturno, los espectadores que esperaban ver a Eastwood interpretar otro tipo
de roles prefirieron no perder el tiempo en algo que no representaba ninguna
novedad. Aun cuando no está exenta de problemas, sus virtudes tanto técnicas
como interpretativas junto a su peculiaridad narrativa, convierten a “The
Beguiled” en una obra interesante que según el biógrafo de Clint Eastwood, Marc
Elliot, “es una cinta sobre un seductor rebelde e impenitente que se convierte
tanto en un héroe como en una carga para aquellos que se preocupan por él. En
ese sentido, es su film (Eastwood) más autobiográfico hasta la fecha.”
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