En Noviembre de 1939, Philip Van Doren Stern escribió una historia corta titulada “The Greatest Gift” la cual intentó publicar sin éxito. Debido a esto, decidió convertirla en una tarjeta de Navidad que les envió a 200 amigos y familiares en Diciembre de 1943. La historia llamaría la atención del productor de los Estudios RKO, David Hempstead, quien tras enseñársela al agente del actor Cary Grant compró sus derechos en Abril de 1944 con la intención que Grant protagonizara la adaptación. Tras desarrollar tres guiones que resultaron insatisfactorios, el proyecto se archivó y Grant se retiró para participar en otra cinta de temática navideña titulada “The Bishop´s Wife” (1947). Preocupado por la situación, el presidente de la RKO, Charles Koerner, le sugirió a Frank Capra que leyera “The Greatest Gift” quien de inmediato vio el potencial que tenía el relato. Ansioso por recuperar el dinero invertido, Koerner le vendió los derechos de la historia a la productora de Capra, Liberty Films, por $10.000 dólares, y además le regaló los tres guiones que no habían sido utilizados. Capra en compañía de Frances Goodrich y Albert Hackett, quienes además contaron con la colaboración de Jo Swerling y Michael Wilson, elaboraron un guion que mezclaría un puñado de ideas originales con algunos de los elementos rescatables presentes en los tres guiones desarrollados por la RKO, y lo titularon “It´s a Wonderful Life”. Desde el primer momento Capra visualizó a James Stewart como el protagonista del film, ya que había trabajado con él previamente en las películas “You Can´t Take it With You” (1938) y “Mr. Smith Goes to Washington” (1939). Sin embargo, Stewart había regresado hace poco de la Segunda Guerra Mundial, por lo que no estaba muy dispuesto a participar en la producción ya que consideraba que era demasiado pronto para regresar a la actuación. Eventualmente sería Lionel Barrymore, quien interpreta al malvado señor Henry F. Potter en la cinta, quien convencería a Stewart de sumarse al proyecto.

En “It´s A Wonderful Life” (1946), un hombre de familia llamado George Bailey (James Stewart) se encuentra al borde del suicidio tras la súbita desaparición de una importante suma de dinero. Cuando las plegarias por su bienestar son escuchadas en el Cielo, a un viejo ángel de segunda clase que aún no ha ganado sus alas llamado Clarence Odbody (Henry Travers), se le asigna la misión de salvar a George. Pero antes que Clarence lleve a cabo su tarea, deberá conocer que eventos del pasado de George lo han llevado a posarse en el borde del puente que se encuentra sobre las congeladas aguas del pueblo de Bedford Fall en plena víspera de Navidad. George básicamente es descrito como un ciudadano modelo, quien durante su vida ha tenido que realizar algunos sacrificios con tal de beneficiar a quienes lo rodean. Entre las cosas buenas de su vida se encuentra Mary Hatch (Donna Reed), su amor de juventud con quien termina contrayendo matrimonio y formando una familia. Pese a George parece tener una vida perfecta, cuando una serie de eventos lo llevan al borde del abismo, su destino queda en las manos de Clarence quien planea demostrarle como hubiese sido la vida de los habitantes de Bedford Falls sin su positiva influencia.

Contrario a lo que se podría pensar y a la fama que la precede, “It´s A Wonderful Life” es una película sorprendentemente oscura, o al menos cínicamente bipolar. Aun cuando el film inicialmente atrae al espectador con imágenes de estrellas centellantes, gentiles ángeles, una narración folclórica, y el encanto que tienen los pequeños pueblos, a pocos minutos de haber comenzado introduce temas como la muerte y el alcoholismo, y retrata de manera gráfica una brutal agresión a un niño. Emil Gower (H. B. Warner), un farmacéutico que acaba de perder a su hijo a causa de la influenza, debido al excesivo consumo de alcohol y al dolor de su pérdida, casi provoca la muerte de uno de sus clientes al equivocarse en la prescripción de un fármaco al cual le agregó veneno, tras lo cual no encuentra nada mejor que desquitarse con un joven George Bailey, cuya intervención impidió que la situación se convirtiera en un trágico desastre. Gower golpea fuertemente a George hasta que comprende que ha cometido un error. De esta forma, una escena que comienza con dos niños coqueteando en una fuente de soda termina con un niño y un anciano aferrados el uno al otro, llorando desconsoladamente como forma de expresar su alivio y su dolor. Luego en otro drástico giro emocional de los muchos que están contenidos en el film, cuando en 1928 George está listo para dejar Bedford Falls para viajar por el mundo y luego ingresar a la universidad, se entera que su padre ha fallecido a causa de un infarto cardíaco. Es así como George se ve obligado a posponer sus planes para hacerse cargo del negocio familiar, el cual consiste en una pequeña empresa de construcción y préstamos. Aun cuando obtiene algunos triunfos que son importantes para su vida y para quienes lo rodean, durante la siguiente hora de metraje el espectador es testigo de cómo distintas circunstancias se encargan de destruir tanto los sueños como el ánimo de George. Es así como a la par de cada sonido proveniente de una campana celestial, George pierde parte de su impulso vital.


Una escena que refleja perfectamente la dualidad tonal del film, es aquella en la que George regresa a casa luego de enterarse que debido a un error de su tío Billy (Thomas Mitchell), su futuro se ha arruinado por completo. Su frustración y su temor a ser encarcelado por el descuido de alguien más, se termina contrastando con la alegría cotidiana de su esposa Mary y sus cuatro adorables hijos, a través de frases punzantes que esconden un humor negrísimo como, “¿Tú llamas a esto una familia feliz? ¿Por qué tuvimos que tener a todos estos niños?” Resulta tan divertido como aterrador ver la monstruosa y violenta desesperación de George mientras intenta fallidamente abrazar el afecto que siente por su familia y la vida doméstica. Es así como en cosa de minutos, toda su familia termina estallado en llanto al ver la reacción del patriarca. Esta escena además tiene la importancia de graficar como el temor y la desorientación prevalece cuando la depresión transforma a las personas en seres irreconocibles tanto para aquellos que los aman, como para ellos mismos. Pero el espectador no solo es testigo de los cambios en la vida del protagonista, sino que también de como determinados hechos históricos repercuten en la vida de los habitantes de Bedford Falls, como por ejemplo la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Todo esto sucede antes de las escenas sobrenaturales en las cuales George camina en la que podría haber sido su vida como un extraño, cumpliendo su deseo de nunca haber nacido.

De la misma forma, Capra se encarga de retratar como la pequeña compañía de préstamos de la familia Bailey, la cual se encarga de facilitarle dinero a todos aquellos a los cuales el banco les niega un préstamo, sobrevive a los numerosos ataques de Henry F. Potter (Lionel Barrymore), el poderoso magnate que dirige prácticamente todo el pueblo, y que ve a la humilde empresa de George Bailey como el único obstáculo que le impide tener un control absoluto de Bedford Falls. La ambición de Potter es tal, que incluso en un determinado momento del film le ofrece a George un trabajo bien remunerado si es capaz de sacrificar sus principios y venderle su negocio, cosa a la cual el protagonista se niega. Esta lucha entre el hombre común y corriente y un sistema dominado por el poder económico, era uno de los temas que a Capra le gustaba plasmar en sus películas. Curiosamente, este mensaje de igualdad de oportunidades y dignidad para todos sin distinción, le trajo problemas a la producción con el FBI, debido a que el organismo gubernamental consideraba que el mensaje entregado por la cinta presentaba un marcado mensaje político que podía resultar controversial, razón por la cual esta película junto a otras siete producciones de la época fueron catalogadas como subversivas. 
 

Las actuaciones de todo el elenco son espléndidas, comenzando por Henry Travers quien le da vida a un ángel con alma de niño que espera conseguir sus tan ansiadas alas ayudando a un destrozado George Bailey. James Stewart por su parte, quien sería nominado a un Oscar por su actuación en este film, interpreta de manera brillante a un hombre bienintencionado que en el fondo esconde una tremenda frustración que lo lleva al borde de hacer lo impensado, y que tan solo tras un revelador e impactante viaje sobrenatural que lo quebranta espiritualmente hablando, es capaz de reencontrarse consigo mismo y con las cosas importantes de su vida. Por último, Lionel Barrymore encarna a la perfección a un villano que no es del todo despreciable, pero que es lo suficientemente codicioso e inescrupuloso como para contrastarse con la actitud noble y desinteresada del protagonista. En cuanto al aspecto técnico de la producción, es posible evidenciar ciertas fluctuaciones estilísticas en el trabajo de fotografía a lo largo de la cinta, que se deben al hecho que fueron tres los directores de fotografía que participaron en el film. Cuando Capra comenzó a considerar que el trabajo de Victor Milner era lento y pretencioso, el director contrató a Joseph Walker quien antes de regresar a los Estudios Columbia Pictures con quienes estaba bajo contrato, entrenó a Joseph Biroc para ejercer como su reemplazante. Más allá de este detalle la fotografía de la película es estupenda, así como también la emotiva banda sonora compuesta por Dimitri Tiomkin.

“It´s A Wonderful Life” fue estrenada a poco de terminar la Segunda Guerra Mundial, por lo que el mensaje de positivismo que entrega la cinta no fue bien recibido por una sociedad que había dejado de creer en los finales felices, razón por lo cual terminó siendo una decepción en términos comerciales. En 1974, la compañía National Telefilm Associates que en ese entonces era dueña de los derechos de la película, se olvidó de renovarlos por lo que la producción pasó a ser de propiedad pública, lo que provocó que todas las cadenas de televisión norteamericanas comenzaran a emitirla de manera habitual durante la época navideña, causando que “It´s A Wonderful Life” se transformara en uno de los grandes clásicos navideños de la historia del cine. Lo interesante del film de Capra es que su mensaje varía según el prisma con el que se mire; por un lado es posible asegurar que la película define como riqueza el amor de la familia, el respeto de los amigos, y la nobleza de ser un buen hombre, al mismo tiempo que retrata de cuerpo completo el espíritu de la Navidad y el significado de la vida, y pone sobre la mesa la idea de que un simple individuo es capaz de cambiar la vida de quienes lo rodean de forma positiva o negativa según lo que él desee. En la vereda contraria, Capra pareciera decir que George puede tener una vida maravillosa, pero solo si renuncia a sus deseos de trabajar en algo que a él le guste para continuar trabajando en algo que odia; si es capaz de disfrutar como el resto accede a nuevos hogares mientras él sigue criando a su familia en una pocilga; y si acepta que su destino financiero no depende de su trabajo duro o de alguna institución política, sino que de la caridad de sus amigos. Sin importar la forma en cómo se vea, es fácil identificarse con George Bailey ya que representa al 99% de los espectadores, quienes al igual que él, si son capaces de lidiar con los problemas de distinta índole que surgen a diario, puede que descubran lo maravilloso de la vida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

| Designed by Colorlib