Arsène
Lupin, detective, ladrón caballeroso y maestro del disfraz, fue creado por el
escritor francés Maurice Leblanc en respuesta al éxito mundial obtenido por Sir
Arthur Conan Doyle de la mano de su personaje Sherlock Holmes. En Agosto de
1967, 52 años después de la publicación de la primera historia de Arsène Lupin,
el artista del manga Kazuhiko Katō, más conocido como Monkey Punch, publicó una serie de historietas
cuyo protagonista era Arsène Lupin III, el supuesto nieto del Lupin de
Leblanc. Fue tal el éxito del manga creado por Katō que en 1969 la productora Tokyo Movie
Shinsha (TMS) ordenó la realización de un piloto que sentaría las bases de la
serie de televisión animada protagonizada por Lupin III, la cual se estrenaría
en 1971 y estaría conformada por 23 episodios. Realizada pensando en un público
más adulto, la serie tuvo pésimos resultados de audiencia durante la emisión de
sus primeros episodios, lo que provocó que su director Masaaki Ōsumi
fuese despedido y que sus responsabilidades recayeran sobre los hombros de
Hayao Miyazaki y Isao Takahata, quienes recientemente habían abandonado los
Estudios TOEI para integrarse a la TMS. Aun pese a los cambios ejecutados por Miyazaki y Takahata, cuya
mayor preocupación fue remover la apatía reinante en los capítulos dirigidos
por Ōsumi, la serie fue cancelada tras la emisión de la primera temporada.
Curiosamente, cuando años más tarde la serie volvió a ser emitida en
televisión, adquirió una inusitada popularidad que incentivó la creación de una
nueva serie que estaría conformada por 155 episodios. Mientras se emitía “Lupin
the Third Part II” (1977-1980), los ejecutivos de la TMS ordenaron la realización del film “Lupin
III: The Mystery of Mamo” (1978), el cual al no estar sometido al
escrutinio de los organismos de censura que supervisaban los contenidos de los
programas de televisión, pudo acercarse más temática y estéticamente al manga
original de Kazuhiko
Katō lo que en gran medida aseguró su éxito comercial. A raíz de esto, al
año siguiente le ofrecieron a Hayao Miyazaki la dirección de una nueva película
de Lupin III, quien en compañía de Tadashi Yamazaki escribió un guion basado en las
novelas “The
Countess of Cagliostro” de Leblanc
y “The
Clock-Tower Mystery” del escritor japonés Edogawa Ranpo. Tras cuatro frenéticos
meses de trabajo, “Lupin the Third: The Castle of Cagliostro” (1979) estaba
lista para ser estrenada.
En “The
Castle of Cagliostro” luego de asaltar el casino de Monte Carlo, el ladrón
experto y casanova elegante Arsène Lupin III (Yasuo Yamada), junto a su fiel
compañero Daisuke Jigen (Kiyoshi Kobayashi), se ven forzados a desligarse de su
cuantioso botín cuando se dan cuenta que consiste en dinero falso cuya
manufactura es increíblemente realista. Decididos a descubrir el origen de las
falsificaciones, Lupin y Jigen rastrean el dinero falso hasta el pequeño ducado
ficticio de Cagliostro, donde a su llegada intentan rescatar a una joven que
está siendo perseguida por un grupo de criminales que buscan capturarla. Tras
ser golpeado por un tronco en la cabeza, Lupin la identifica como
Clarisse (Sumi Shimamoto), la princesa de Cagliostro, quien está a punto de
contraer matrimonio con el Conde Lazare (Taro Ishida), el actual regente del
país quien está convencido que su matrimonio arreglado lo ayudará a consolidar
su poder y le permitirá apoderarse de un mítico tesoro que se encuentra oculto
en algún lugar del reino. Determinado a irrumpir en el castillo del Conde para
salvar a Clarisse, pero consciente que la combinación de calabozos
laberínticos, trampas sofisticadas y un peligroso ejército de ninjas asesinos
no será fácil de vencer, Lupin tendrá que aceptar la ayuda de Fujiko Mine (Eiko
Masuyama), otra experimentada ladrona con la que tiene una complicada relación,
del misterioso espadachín Goemon Ishikawa XIII (Makio Inoue), e incluso del
Inspector Kôichi Zenigata de Interpol (Gorô Naya),
quien solo desea poner a Lupin tras las rejas.
“The
Castle of Cagliostro” se caracteriza por ser una película poseedora de una
energía inconfundible que se hace presente desde el primer minuto. La persecución
automovilística en la que participa Lupin y Jigen a bordo de su Fiat 500 acondicionado
con un motor con turbo, en la que a toda velocidad transitan estrechos caminos
repletos de curvas mientras intentan ayudar a Clarisse a escapar del grupo de
matones enviados por el Conde para arrastrarla de vuelta al castillo, todo esto
mientras esquivan granadas, disparos, arbustos y vehículos que vienen en la
dirección contraria, es un buen ejemplo de la acción explosiva que incluye
Miyazaki a lo largo del film. Más adelante en la historia, Lupin no se limita
solo a irrumpir en el castillo del Conde para liberar a Clarisse, sino que
además se ve obligado a desafiar los cuantiosos sistemas de defensa que
resguardan el lugar de la entrada de intrusos, a arreglárselas para trasladarse
entre los empinados techos del castillo, a buscar la forma de salir de los
calabozos que se encuentran bajo la fortaleza, y a esquivar el asedio de
asesinos, guardias, del propio Conde, e incluso del Inspector Zenigata quien ha
conseguido dar con su paradero. Toda la secuencia es frenética y tensa, aunque
no está exenta de humor, que es parte de los múltiples matices que Miyazaki incluye
en una cinta que no teme bajar sus revoluciones en algunos pasajes con tal de
contar una buena historia.
En numerosas
ocasiones se han mencionado que el Lupin III que aparece en “The Castle of Cagliostro” difiere bastante
del que habita en las historietas de Kazuhiko
Katō, ya que con la excepción del robo que sirve como introducción de la
cinta, el Lupin III de Miyazaki se alza más como un héroe que como un canalla, presentándose
como un personaje bienintencionado capaz de poner el bienestar del resto por
sobre el suyo. De hecho no solo ayuda a las autoridades a evitar una crisis en
la economía global al intervenir en los planes del Conde de Cagliostro, sino
que además la relación que establece con Clarisse está teñida por una ternura
evidente que dista de la actitud seductora habitual de Lupin. Lo mismo sucede
con la mayoría de los personajes que forman parte del círculo de conocidos
habituales del protagonista, lo que en su momento molestó bastante a los
fanáticos del manga original e incluso al mismísimo Katō. Entre otras
cosas, las críticas que recibió Miyazaki tenían relación con la eliminación del
erotismo característico de Fujiko, y con la suavización de las personalidades
de Jigen y Goemon quienes en el film resultan ser carismáticos y graciosos,
alejándose de lo visto en el manga o en la serie de televisión. Esto por
supuesto no afecta el funcionamiento de una película que refleja por completo
la filosofía de Miyazaki, quien logra que incluso cuando los protagonistas se
ven envueltos en hechos violentos la historia no se aleje del tono familiar que
caracterizaría a la filmografía del director.
La verdad
es que para quienes no están familiarizados con el manga original, gran parte
del encanto de “The Castle of
Cagliostro” recae en sus personajes y como estos interactúan entre sí. Mientras
que a lo largo del film queda en evidencia que Lupin III es un hombre de acción
que no se toma nada demasiado en serio, y que su aparente incompetencia no es
más que una pantalla para tomar a sus rivales desprevenidos, Daisuke
Jigen por su parte es el más pragmático del grupo, una suerte de hermano mayor
para Lupin poseedor de un temperamento explosivo, cuya habilidad con las armas
de fuego solo se equipara a la lealtad que expresa por su compañero de aventuras.
Goemon Ishikawa XIII en cambio, quien es el supuesto descendiente del samurái
renegado Ishikawa
Goemon el cual fue una suerte de Robin Hood que vivió entre 1558 y 1594
en Japón, es un tipo más bien silencioso con un fuerte apego a todo aquello
proviene de la cultura japonesa, el cual posee una espada que le permite cortar
prácticamente cualquier cosa. A diferencia del resto de los secuaces de Lupin,
Fujiko Mine tiene su propia agenda y solo colabora con él si eso la ayuda a
llevar a cabo sus objetivos, lo que no le importa demasiado al avezado ladrón
quien está dispuesto a perdonar sus numerosas traiciones. Además de ser el
interés amoroso de Lupin, Fujiko es gran medida su equivalente femenino, una
mujer poseedora de una personalidad fuerte que se niega a ser subyugada por un
hombre. Por último, el Inspector Zenigata aun cuando inicialmente es presentado
como uno de los antagonistas de Lupin, la verdad es que entre ambos existe una
relación de mutuo respeto muy cercana a la amistad, lo que no significa que
Zenigata esté dispuesto a renunciar a su deseo de capturar al ingenioso
criminal.
En lo que respecta al aspecto visual de “The Castle of Cagliostro”, la
película exhibe una animación fluida y dinámica que se destaca aún más en las
numerosas escenas de acción que presenta la historia, donde por momentos Miyazaki
incluso se atreve a desafiar las leyes de la física con tal de hacerlas más
emocionantes. En ese sentido, uno de los puntos más altos del film es la
confrontación final entre Lupin y el Conde al interior de la torre del reloj
del castillo, donde el funcionamiento de los múltiples engranajes que componen
el mecanismo del reloj cobra especial importancia tanto a nivel visual como dramático.
En cuanto al diseño de personajes, Miyazaki no se aleja demasiado de lo
dibujado por Kazuhiko Katō en sus
historietas, con la sola excepción de Fujiko quien es retratada de manera mucho
más recatada. Lo último que cabe destacar con respecto a la animación, es el increíble
detallismo que caracteriza a la gran mayoría de los escenarios en los que
transcurre el relato, algunos de los cuales son sencillamente deslumbrantes. Básicamente
al dotar al ducado de Cagliostro de una identidad propia, Miyazaki logra que al
espectador le resulte más fácil involucrarse en la fantasía que se trata de un
lugar real, permitiendo de esta forma que el film funcione de mejor manera.
Cabe mencionar que las imágenes son perfectamente complementadas por la
energética banda sonora del compositor Yûji Ôno, quien durante gran parte de su
carrera estaría ligado a la serie de adaptaciones televisivas y
cinematográficas de las aventuras de Lupin III.
“The Castle of Cagliostro” es una entretenida aventura para toda la
familia con toques fantásticos que no permite áreas grises, por lo que el
carismático grupo de granujas comandado por Lupin III son retratados como
héroes más allá de sus tendencias criminales. Eso también explicaría porqué el Conde
de Cagliostro si bien es un villano despreciable, jamás representa una
verdadera amenaza para el protagonista y su banda de colaboradores. Lejos del
humor más natural y orgánico que caracterizaría al resto de su filmografía, en
esta ocasión Miyazaki recurre al humor físico el cual funciona perfecto con el
tono del film. Si bien no obtuvo grandes resultados de taquilla al momento de
su estreno, con el paso de los años “The Castle of Cagliostro” adquirió una
gran popularidad que incluso llevó a algunos círculos de fanáticos del anime a
escogerla como “la mejor película de anime de la historia”. Para otro grupo de
entendidos en cambio, esta es quizás la cinta más baja de Hayao Miyazaki, lo
que obviamente no significa que sea una mala película. Muy por el contrario, el
primer largometraje de Miyazaki contiene una serie de elementos que demuestran
el inmenso talento de quien con el paso del tiempo se convertiría en un maestro
del cine de animación, cuya obra ha influenciado a un sinnúmero de espectadores
y cineastas alrededor del mundo.
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