El poliziottesco o  cine policial italiano fue uno de los subgéneros más interesantes que surgieron durante la década del setenta en Europa, ya que tomaba elementos de los thrillers policiales norteamericanos como "Dirty Harry" (1971) del director Don Siegel, y otros propios del llamado cine Polar francés, y los fusionaba con el uso de escenarios atractivos, excitantes persecuciones automovilísticas, violencia gratuita e hipnóticas piezas musicales de compositores como Ennio Morricone o Stelvio Cipriani, entre otros. Pese a que en general las producciones pertenecientes a este subgénero presentaban muchas características en común, sus historias exhibían diversos enfoques los que en ocasiones podían ser evidenciados durante el transcurso de una misma película. Mientras que algunas se centraban en los procedimientos policiales, otras se sumergían de lleno en el mundo criminal. También podían ser sobrios dramas políticos, o presentar escenarios más propios del subgénero del giallo. Si bien muchas bordeaban el fascismo, el resto eran liberales hasta la médula. Cada una de las películas pertenecientes al poliziottesco puede ser catalogada como un thriller de venganza o como un violento film policial, pero en su conjunto buscaban representar el malestar y la desilusión social reinante a fines de los sesenta y principios de los setenta en Italia. Aquella época conocida como los “años de plomo”, estuvo definida por una serie de atentados, secuestros y asesinatos llevados a cabo por militantes de diversos grupos políticos, por lo que el accionar violento de los protagonistas del poliziottesco tiene relación con su deseo de hacer justicia con sus propias manos luego de ver como el sistema les ha fallado.

"Roma a mano armata” (1976) del director Umberto Lenzi, seguiría las convenciones habituales del poliziottesco. A diario el Inspector Tanzi (Maurizio Merli) es llevado al límite por la violencia desenfrenada y el derramamiento de sangre provocado por los elementos criminales de la ciudad de Roma. Para colmo, gran parte de los delincuentes que captura terminan siendo liberados por diversos motivos, como por ejemplo la falta de evidencias, las numerosas artimañas de los abogados defensores, o la excesiva bondad de su novia Anna (Maria Rosaria Omaggio), quien trabaja como psicóloga criminal. Más allá de la frustración que le produce esta situación, la mayor preocupación de Tanzi es poder capturar a Vincenzo Moretto (Tomas Milian), un peligroso delincuente jorobado que ha eludido a las fuerzas policiales durante años, cuyo trabajo en un matadero le sirve como fachada de sus negocios clandestinos. Al contrario de lo que se podría pensar, él es el líder de una banda de criminales que se verán envueltos en el violento asalto a un banco y en el eventual secuestro de la novia de Tanzi, lo que desencadenará una increíble persecución automovilística a bordo de una ambulancia que desatará el caos en las calles de Roma.

“Roma a mano armata” es una cinta sumamente entretenida pese a que su mayor problema es el guion superficial y sin sentido que Dardano Sacchetti desarrolló a partir de una historia del director Umberto Lenzi. El film al estar totalmente desprovisto de una trama, presenta un desarrollo episódico que salta de un incidente violento a otro sin mayor justificación o conexión. La estructura básica de la cinta es la siguiente: se efectúa un crimen violento o a lo menos repugnante, al lugar de los hechos llega el Inspector Tanzi, se desarrolla una adrenalínica persecución automovilística por las calles de Roma, seguida por la aprehensión/golpiza/o asesinato de los criminales, para luego pasar al interrogatorio dependiendo si el o los delincuentes sobrevivieron al particular estilo policial de Tanzi, para terminar con la liberación temprana del culpable y con la crítica destemplada de un furioso protagonista hacia el sistema judicial para el cual trabaja. Esto no sería mayormente criticable si no fuera por el hecho que esta estructura se repite al menos en cinco oportunidades durante el transcurso del film. Será entremedio de esta repetitiva estructura cíclica que termina adquiriendo importancia el feudo entre Tanzi y un psicopático Vincenzo Moretto.


El feudo entre Moretto y Tanzi es en hecho el evento principal que permite que la narrativa avance, aun cuando el deficiente guion lo presenta más bien como una simple subtrama. Por este mismo motivo el film a ratos se olvida por completo del despiadado jorobado, quien entra y sale de la narrativa de manera errática, lo que provoca que en cada una de sus apariciones se muestre más desquiciado y ruin que en la anterior. Milian realiza una interpretación sumamente histriónica que está a la par del comportamiento de su personaje, quien no tiene problema en secuestrar ambulancias y acribillar hasta el olvido a un gran número de transeúntes inocentes. Es necesario señalar que el motivo que lleva a Moretto a centrarse en la figura de Tanzi tiene relación con la brutalidad con la que el policía lo visita en intervalos regulares. Durante su primer encuentro en el matadero que emplea al sádico deforme, lo primero que hace Tanzi es patearlo en la entrepierna, para luego recién comenzar a interrogarlo. El protagonista es una bomba de tiempo ambulante, y si hay algo que lo hace estallar es ver como los criminales que ha arrestado están de regreso en las calles a tan solo horas de haberlos apresado. Mientras que sus métodos son respetados por personajes como el Comisionado Francesco Caputo (Giampiero Albertini), otros como el jefe del departamento de policía interpretado por Arthur Kennedy, ven con indignación el comportamiento de Tanzi ya que afecta la forma en como los medios de comunicación cubren la labor policial.

La rebeldía y la brutalidad de Tanzi son destacadas en un episodio donde una banda conformada por un grupo de jóvenes burgueses decide matar el aburrimiento violando a una muchacha, y en otro episodio que cuenta con la participación de un despreciable narcotraficante interpretado por Ivan Rassimov, quien provoca que su novia sufra una sobredosis de heroína. El ambiente que crean en conjunto Lenzi y Sachetti es absolutamente repugnante y corrupto, donde las mujeres son presentadas como prostitutas o víctimas, como es el caso de la novia de Tanzi quien pese a que inicialmente es retratada como una mujer inteligente y opinante que cree en los alcances de la rehabilitación carcelaria, eventualmente termina convertida en una persona temerosa que decide huir de la ciudad en busca de un ambiente más seguro. Lamentablemente el guion falla a la hora de desarrollar con mayor profundidad las visiones opuestas de Tanzi y Anna, perdiendo de esta forma la oportunidad de establecer una lucha ideológica bastante interesante. Lo que si incluye el guion de Sachetti quien durante su carrera demostró una cierta fijación por las escenas de violencia explícita en contra de las mujeres, es una despreciable escena en la que un hombre toma la rama de un árbol y le sugiere a una muchacha que acaba de sufrir una violación que la utilice como consolador, lo que refuerza lo sórdido del escenario donde se desenvuelve el explosivo Inspector Tanzi.
 

Maurizio Merli realiza un buen trabajo interpretando a un personaje que se considera a sí mismo como el último bastión de la justicia, y que está claramente inspirado en el mítico personaje de Clint Eastwood, Harry Callahan. Pese a no tener demasiadas características que permitan que el espectador simpatice con el Inspector Tanzi, especialmente porque en su discurso es detectable un cierto anhelo por los viejos días en los que el fascista Benito Mussolini estaba en el poder, el actor logra que la frustración y la ira de su personaje resulten palpables e incluso comprensibles cuando sus sentimientos son contrastados con los eventos que debe enfrentar. Tomas Milian por su parte, irónicamente provoca que el espectador simpatice con Moretto cuando es víctima del abuso policial de Tanzi, para luego convertirse en un personaje completamente despreciable capaz de asesinar a cualquiera que se cruce en su camino sin siquiera pestañar. En cuanto al aspecto técnico del film, se destaca la dinámica banda sonora del compositor Franco Micalizzi, la pulcra dirección de fotografía de Federico Zanni, y lo bien orquestadas que están la mayoría de las escenas de acción. En la vereda contraría se encuentra el trabajo de edición de Daniele Alabiso, cuyos errores en la sala de montaje no solo son notorios sino que además son bastante molestos.

El consenso general que existe sobre la irregular carrera como director de Umberto Lenzi, quien dirigió más de sesenta largometrajes en un lapso de aproximadamente 35 años, es que su obra puede ser dividida en dos campos bien definidos. Mientras que en el primero se encuentran sus numerosas contribuciones a los subgéneros del giallo y el poliziottesco, las cuales usualmente son recordadas con afecto gracias a que presentan una serie de elementos a lo menos rescatables, en el segundo grupo básicamente se encuentra todo lo demás que hizo el cineasta. El principal problema de las cintas del director italiano, es que en muy pocas ocasiones Lenzi puede ser considerado como una de las principales virtudes de sus películas, que es precisamente el caso de “Roma a mano armata”. De todas formas el film resultaría ser un éxito en Italia, generando una secuela titulada “Il cinico, I´infame, il violento” (1977), la cual también sería dirigida por Lenzi y que presentaría a un contrariado Inspector Tanzi quien se ve obligado a fingir su muerte para esconderse de un criminal que le ha puesto precio a su cabeza.

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