En el año 1958, los fundadores de la productora American International Pictures, James H. Nicholson y Samuel Z. Arkoff, contrataron al agente de talentos Flavio Lucisano para que encontrara películas italianas que pudiesen comercializar en los Estados Unidos tras el exitoso estreno de “Hercules” (1958) del director Pietro Francisci. Fue así como la American International Pictures se asoció con la productora italiana Galatea, junto a quien realizarían un mínimo de nueve coproducciones durante un lapso de ocho años. Una de estas tantas coproducciones sería “I tre volti della paura” (1963), la cual estaría a cargo del director Mario Bava, quien inicialmente le pediría a Alberto Bevilacqua que desarrollara un par de historias basadas en libros que ejemplificaran como el horror podía golpear a la humanidad en diferentes periodos de tiempo. Una vez que Bevilacqua terminó su borrador del guion, Bava contrató a Marcello Fondato para que lo revisara. Si bien los ejecutivos de la American International Pictures aprobaron el concepto temático seleccionado por el director italiano, lo incentivaron a fijar su atención en historias de dominio público con el fin de disminuir los costos de la producción. Aun cuando Bava se acreditó la autoría del segmento “The Drop of Water”, el crítico italiano Antonio Bruscini aseguró que el relato estaba inspirado en la historia “Dalle tre alle tre e mezzo”, la cual fue incluida en el libro de antologías “Storie di fantasmi” (1960). El historiador británico Julian Granger en cambio, identificó como responsable de la historia al escritor Franco Lucentini.

“I tre volti della paura” seguiría la tendencia de un gran número de producciones italianas de la época. Al estar caracterizadas por la falta de estrellas importantes, los productores crearon las cintas de antologías que estaban compuestas por tres o cuatro historias cortas, como en el caso de “Ieri, oggi, domani / Ayer, Hoy y Mañana” (1963), con el objetivo de disminuir los costos asociados a la contratación de elencos importantes. La segunda tendencia que tendría un objetivo similar, consistía en juntar a estrellas ascendentes con actores experimentados, como sucede por ejemplo en “Berlin, Appointment for the Spies” (1965) que reunía a un veterano Dana Andrews con la joven actriz Pier Angeli. La tercera y última tendencia tenía relación con el giro hacia los géneros del western y el horror que estaban dando las producciones italianas, cuyos costos de producción eran mucho menores que los de las cintas enmarcadas dentro del género del péplum. De esta forma, mientras que la American International Pictures aseguró la participación de los actores Mark Damon y Boris Karloff, la productora francesa Societé Cinématographique Lyre contrató a las actrices Michèle Mercier y Jacqueline Pierreux, quienes trabajarían juntos durante un lapso de ocho semanas en las que la mayor dificultad que debió enfrentar Bava tenía relación con la forma en como los actores debían pronunciar sus diálogos, ya que como la película iba a ser doblada en varios idiomas, se vieron obligados a hacerlo de forma rítmica y no fonética.

En el primer segmento titulado “The Telephone”, el cual está basado en la historia del mismo nombre del escritor F. G. Snyder, luego que una prostituta francesa llamada Rosy (Michèle Mercier) llega a su departamento, comienza a recibir una serie de extraños llamados telefónicos que coinciden con el escape de prisión de Frank, su antiguo proxeneta. Aterrorizada por la situación ya que fue su testimonio el que envió a Frank a prisión, Rosy acude a su vieja amiga Mary (Lidia Alfonsi), con quien se encuentra distanciada hace ya un tiempo, para contarle que supuestamente Frank la ha estado observando y que ha amenazado con asesinarla. Si bien hay ciertos hechos que no se mencionan de manera explícita, a medida que avanza la historia se puede inferir que Mary no es solo una amiga de la protagonista, sino que posiblemente fue también su pareja en algún momento, por lo que el deseo sexual que siente por Rosy fue lo que provocó su eventual alejamiento. El gran mérito de Bava es que pese a entregar gran parte de estos datos de manera increíblemente sutil, les otorga un cierto grado de profundidad a los personajes sin la necesidad de desarrollar una compleja historia de fondo para ellos. Al tratarse de una historia de misterio que goza de un estilizado aspecto visual, “The Telephone” ha sido descrita en muchas oportunidades como uno de los primeros intentos de Bava por definir los parámetros del subgénero del giallo, el cual iniciaría con el film “La ragazza che sapeva troppo” (1963). 


El segundo segmento titulado “The Wurdalak”, combina elementos de tres relatos; “The Family of the Vourdalak” del escritor Aleksey Konstantinovich Tolstoy, “Fear” de Guy de Maupassant, y “Dracula” de Bram Stoker. En la Rusia del siglo XIX, un joven aristócrata llamado Vladimir D´Urfe (Mark Damon) se ve obligado a refugiarse en la casa de una familia de granjeros que están esperando el regreso de Gorca (Boris Karloff), el patriarca de la familia, quien ha salido a enfrentarse con un wurdalak, un cadáver viviente que se alimenta de la sangre humana, en especial de aquella proveniente de sus amigos y familiares más cercanos. El gran generador de tensión de la historia es la posibilidad que Gorca haya caído bajo el influjo de los wurdalaks, lo que directamente pone en riesgo a todos los miembros de su familia, así como también al recién llegado el cual no puede evitar sentirse atraído por Sdenka (Susy Andersen), una de las hijas del patriarca. El predominio del mal es uno de los temas más relevantes de este segmento. Su final sombrío postula que los wurdalaks como cualquier otro mal del mundo, son una constante que no puede ser eliminada sin importar los esfuerzos que se hagan para lograrlo. Lo que es aún más perverso, es que como los wurdalaks atacan solo a sus seres más queridos, inevitablemente transmutan la bondad inherente que presentan algunos de los personajes en una ineludible marca mortal, no dejando espacio ni siquiera para que el inocente nieto de Gorca se salve de la maldición que amenaza a su familia.

La protagonista del último segmento del film titulado “The Drop of Water”, es una enfermera llamada Helen Chester (Jacqueline Pierreux), quien mientras se encuentra preparando el cuerpo de una médium que falleció durante una sesión de espiritismo, decide robarle un vistoso anillo sin imaginar las consecuencias que tendrá su reprochable acto. Y es que una vez que Helen regresa a su casa, comienza a ser atormentada por una serie de extraños acontecimientos que van subiendo de intensidad con el paso del tiempo, y que aparentemente son una clara señal de que el espíritu de la médium ha regresado en busca de su anillo. Esta historia parece estar fuertemente influenciada por “The Tell-Tale Heart” del escritor Edgar Allan Poe, en especial porque durante el transcurso del relato Helen, probablemente por su ineludible sentimiento de culpa, escucha el zumbido constante de una mosca junto con un ruido de goteo, lo que la sumerge en un incontrolable miedo irracional. Poseedor de las escenas más escalofriantes de toda la película, “The Drop of Water” goza de un final ambiguo que no permite discernir si el destino de Helen está ligado al espíritu enfadado de la médium o la locura generada por su propia culpa, por lo que las amenazas de este segmento son tanto humanas como sobrenaturales. 



En “The Telephone” se destaca el trabajo de fotografía de Ubaldo Terzano y el uso de la cámara subjetiva por parte de Mario Bava, la cual no solo genera la ilusión de que la protagonista está siendo observada constantemente por su interlocutor, creando la sensación de peligro inmediato, sino que además provoca que el escenario se torne sumamente claustrofóbico. En “The Wurdalak” en cambio, se destaca la dirección de arte de Giorgio Giovannini que permite contrastar el calor de hogar existente al interior de la casa del personaje interpretado por Boris Karloff, con los escalofriantes exteriores que albergan la maldad que pretende penetrar el seno de la familia de humildes granjeros. Por último en “The Drop of Water”, no solo los estímulos auditivos adquieren una especial importancia, sino que en este segmento Mario Bava busca generar una desarmonía de los sentidos mediante un particular uso de la luz y los colores, que permiten que el escenario donde se desenvuelve la acción exude una atmósfera tan escalofriante como onírica. En lo que a las actuaciones se refiere, el elenco en su totalidad realiza un estupendo trabajo, destacándose Boris Karloff quien además oficia de maestro de ceremonia; Mark Damon, quien logra con éxito proyectar la desesperación de la que es víctima su personaje cuando se ve acorralado por un mal hasta entonces desconocido para él; y Michèle Mercier, quien es la gran responsable de sostener los niveles de tensión que presenta el primer segmento de la cinta.

Debido a que el mercado que se buscaba conquistar en Norteamérica estaba compuesto básicamente por adolescentes, los ejecutivos de la compañía American International Pictures se vieron en la obligación de realizarle varios cambios al film de Bava. Para comenzar, cambiaron el orden de los segmentos con el objetivo de dejar el protagonizado por Mark Damon y Boris Karloff al final, se rodaron nuevas escenas de comienzo y de cierre las cuales eran presentadas por Karloff en un tono bastante más liviano al diseñado originalmente por Bava, la escalofriante banda sonora compuesta por Roberto Nicolosi fue reemplazada por las dramáticas piezas musicales de Les Baxter, y se intervinieron cada uno de los segmentos, siendo “The Telephone” el que más cambios sufrió. No solo se eliminó cualquier alusión a la relación lésbica entre Rosy y Mary, sino que además Frank pasó de ser un peligroso proxeneta a un fantasma capaz de dejar notas encantadas que mágicamente se escriben solas una vez que son removidas del sobre en el que están contenidas. También se incluyó un personaje llamado “El Coronel”, quien es presentado como el vecino de Rosy. En el caso de “The Wurdalak” se eliminaron algunas escenas, en especial aquellas que fueron consideradas como las más violentas. “The Drop of Water” sería el único segmento que básicamente conservaría la visión original del director. “I tre volti della paura” no es el típico film de antologías ya que no presenta un hilo conductor obvio que enlace las tres historias, sino que más bien se trata de tres relatos completamente independientes que actúan de forma sinérgica para hablar sobre la denigración de la condición humana, entregando algunas interesantes conclusiones acerca de la verdadera naturaleza del mal.

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