Tras interpretar en tres oportunidades al sofisticado espĆa
britĆ”nico James Bond, Sean Connery empezĆ³ a considerar otro tipo de roles que
le permitieran demostrar su versatilidad interpretativa, para asĆ evitar quedar
encasillado en el papel del famoso agente secreto. Fue asĆ como obtuvo roles
protagĆ³nicos en los thrillers “Marnie”
(1964) y “Woman of Straw” (1964), de los directores Alfred Hitchcock y Basil
Dearden respectivamente. Sin embargo, no serĆa hasta el estreno de “The Hill” (1965)
que Connery comenzarĆa a ser tomado en serio como un actor dramĆ”tico. Ambientada
en un campo de detenciĆ³n ubicado en Ćfrica del Norte, la cinta estĆ” basada en
la obra teatral autobiogrƔfica de Ray Rigby del mismo nombre, la cual relataba su
cruenta experiencia al interior de una prisiĆ³n militar durante la Segunda
Guerra Mundial. Si bien en un inicio el mismo Rigby estuvo a cargo de escribir
la adaptaciĆ³n cinematogrĆ”fica de su obra, eventualmente el productor Kenneth
Hyman insatisfecho con el trabajo del escritor, pidiĆ³ que su guion fuese
reescrito por completo. Sin embargo, cuando el director Sidney Lumet se integrĆ³
al proyecto, recuperĆ³ el borrador desarrollado por Rigby, y junto a Ć©l elaboraron
lo que serĆa el guion definitivo del film.
Alejada de las historias bƩlicas cinematogrƔficas ligadas a la
Segunda Guerra Mundial, que suelen presentar a un puƱado de hƩroes ligados al
bando de los aliados que tras superar diversas dificultades, logran llevar a
cabo su objetivo, “The Hill” presenta a un grupo de soldados caĆdos en desgracia
que estĆ”n cumpliendo condena en una prisiĆ³n ubicada en pleno desierto libio por diferentes motivos. Dentro de los prisioneros
se encuentra el Sargento-Mayor Joe Roberts (Sean Connery), quien fue destituido de su cargo por golpear a su
oficial superior luego de negarse a liderar a sus hombres en una misiĆ³n
suicida; George Stevens (Alfred Lynch), un joven soldado que fue sorprendido
desertando mientras trataba de regresar a Inglaterra escondido en un barco;
Jacko King (Ossie Davies), un soldado caribeƱo que terminĆ³ tras las rejas luego
de ser sorprendido robƔndole tres botellas de whisky a un grupo de oficiales;
Monty Bartlett (Roy Kinner), quien fue acusado de vender propiedad del ejƩrcito
al enemigo; y finalmente Jock McGrath (Jack Watson), un hombre cuyo gusto por
las riƱas terminĆ³ metiĆ©ndolo en problemas. Como todo buen drama carcelario, el
lugar es controlado por el Sargento Mayor Wilson (Harry Andrews), un hombre que
en sus prĆ”cticas diarias incluye el abuso fĆsico y verbal de todos los residentes
del recinto carcelario, y por el Sargento Williams (Ian Hendry), quien ve su nuevo trabajo
como una oportunidad para atormentar a sus prisioneros mƔs que para intentar
reformarlos, razĆ³n por la cual usualmente los obliga a subir y bajar una colina de arena y roca con una pesada mochila a
cuestas.
Uno de
los temas principales que trata el film es la deshumanizaciĆ³n de la que son
vĆctimas ciertos integrantes de las instituciones militares, en especial
durante tiempos de guerra, los cuales ven con impotencia como sus destinos son
controlados por oficiales enceguecidos por su propio poder. Una de las escenas
que mejor resume el mensaje de la cinta, tiene a Joe Roberts y al Sargento
Mayor Wilson como protagonistas. En dicha escenas, ambos se estƔn gritando en
medio del campo de detenciĆ³n con todo el resto de los prisioneros como
testigos. Solo ha pasado una semana desde que Roberts fue trasladado a la
prisiĆ³n, pero ya tiene un pie quebrado y su rostro denota varias golpizas, lo
que no le importa demasiado a Wilson quien continĆŗa castigĆ”ndolo, forzĆ”ndolo a
trabajar en doble turno bajo el inclemente sol. El oficial empecinado en
convencer a Roberts que lo estĆ” haciendo por su bien, de pronto le grita: “¡Disciplina!
¡El ejĆ©rcito se maneja con disciplina!" Roberts, que viene escapando del abuso
existente en el ejƩrcito, no estƔ dispuesto a ceder nuevamente en nombre de la
disciplina. Con lƔgrimas en sus ojos, el soldado le responde al oficial a
cargo: “¡Soy un soldado debido a que no pude encontrar un maldito trabajo como
civil! ¡Pero era un buen soldado de juguete a cuerda, tal y como lo es usted!”
En gran
medida, se podrĆa argumentar que la trama central del film estĆ” fuertemente
influenciada por el mito griego de SĆsifo; el protagonista es un soldado cuyo
castigo es bastante similar al recibido por SĆsifo por parte de los Dioses, ya
que se trata de la ejecuciĆ³n de una tarea inĆŗtil e imposible, que ambos deben
realizar una y otra vez. En el ensayo “El Mito de SĆsifo”, del filĆ³sofo Albert
Camus, se postula la idea de que pese a que SĆsifo no tiene esperanza, ni
futuro ni oportunidad de llevar a cabo con Ć©xito la tarea que le es encomendada,
se debe creer que es un hombre feliz debido a que su lucha contra la adversidad
es lo que lo impulsa a vivir. Si bien “The Hill” se presenta como un retrato
mƔs realista de lo que sucede cuando los seres humanos se ven confrontados a la
desesperanza, tambiĆ©n postula que es el espĆritu de lucha lo que mantiene vivos
a gran parte de los prisioneros. En varios momentos de la cinta, es posible ver
como los soldados liderados por Roberts obtienen pequeƱas victorias sobre sus
captores, que se traducen en breves momentos de libertad y rebeldĆa en un lugar
donde dichas cosas no estĆ”n permitidas. Lo que es aĆŗn mĆ”s relevante, es que en
el momento de mayor adversidad, que ocurre tras la absurda muerte de uno de sus
compaƱeros, los prisioneros se unen para luchar contra lo que ellos creen
injusto, aun cuando saben que sus posibilidades de victoria son mƔs bien
reducidas.
Posiblemente,
la actuaciĆ³n de Sean Connery en este film es una de las mejores de su carrera,
ya que no solo resulta ser potente y cautivadora, sino que ademƔs su
interacciĆ³n con el resto de los personajes funciona de manera perfecta. La
verdad es que la totalidad del elenco realiza un trabajo maravilloso, siendo
Ian Hendry uno de los actores a destacar por su brillante interpretaciĆ³n de
quien se convierte en el principal villano del relato. Quien tambiƩn se destaca
es Ossie Davis, cuyo personaje es vĆctima de una serie de comentarios racistas
a lo largo del film. En cuanto al aspecto tĆ©cnico de la producciĆ³n, resulta
necesario mencionar al director de fotografĆa Oswald Morris, responsable de una
serie de postales que no hacen mƔs que reflejar el dolor y el sacrificio
experimentado por Roberts y sus improvisados compaƱeros de castigo. Esta
impresiĆ³n es complementada por el trabajo de direcciĆ³n de Sidney Lumet, quien mediante
una serie de acercamientos a los rostros de los protagonistas, se preocupa de
exhibir los efectos que el brutal rĆ©gimen de abuso fĆsico y psicolĆ³gico tiene
sobre los prisioneros. El director tambiĆ©n mostrĆ³ una especial preocupaciĆ³n por
dotar de realismo a su obra, por lo que omitiĆ³ el uso de cualquier tipo de
banda sonora, con la esperanza de que la conjunciĆ³n de las actuaciones con las
imƔgenes fuese lo suficientemente potente como para involucrar al espectador en
la historia. Como dato curioso, cabe mencionar que “The Hill” fue rodada en
locaciones situadas en AlmerĆa, EspaƱa, en medio de una zona desĆ©rtica. Como
las altas temperaturas que hacĆan en aquel lugar eran verdaderamente
agobiantes, el proceso de filmaciĆ³n resultĆ³ ser una experiencia desagradable
para los involucrados, lo que sin duda se reflejĆ³ en la pantalla dotando a la
producciĆ³n de un grado de realismo adicional.
Pese al
buen recibimiento que tuvo por parte de la crĆtica en el Festival de Cannes,
que le otorgĆ³ el premio al mejor guion a Ray Rigby, la cinta de Lumet tuvo un
pobre desempeƱo a nivel comercial, lo que provocĆ³ que este drama bĆ©lico quedara
relegado a un olvido que a todas leguas parece injusto. “The Hill” presenta un
fuerte mensaje antibƩlico, antirracista y anti maltrato, en el marco de una historia
emocionalmente agotadora, que tambiĆ©n funciona como crĆtica a la rigidez despiadada
y a la inercia que en ocasiones domina a las personas que se ven enfrentadas a
situaciones injustas. En el fondo, Lumet busca que el espectador responda la
siguiente interrogante: Con tal de sobrevivir, ¿quĆ© estĆ”s dispuesto a aceptar?
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