Cierto día Andrew Wyke (Laurence Olivier), un famoso escritor de novelas policíacas aficionado a todo tipo de juegos, decide invitar a un peluquero de ascendencia italiana llamado Milo Tindle (Michael Caine) a su lujosa mansión. Aunque en un principio todo parece ir bien entre ellos, cuando la conversación se centra en Marguerite, la esposa de Wyke y la amante de Milo, lo que parecía ser una simple velada se convierte en un peligroso juego de engaños que puede terminar en asesinato.

Tras el fracaso monumental de “Cleopatra” (1963), la carrera del escritor, productor y director Joseph L. Mankiewicz sufrió un duro golpe, por lo que durante el lapso de una década vio como disminuían drásticamente los proyectos a los que lo invitaban a participar. Mientras buscaba como reactivar su carrera, Mankiewicz vio la obra teatral ganadora de un premio Tony, “Sleuth”, escrita por Anthony Shaffer, y de inmediato pensó en adaptarla. Aunque al principio Shaffer se mostró reacio a vender los derechos de su obra debido a que temía que una adaptación cinematográfica pudiese afectar el éxito de la versión teatral, eventualmente accedió a la petición del director cuando este le ofreció escribir el guion de la adaptación. Pero la supervisión del guion no era lo único que le preocupaba a Shaffer. El escritor tenía la esperanza de contar con los mismos actores que había trabajado en la obra de teatro, lo que colisionaba directamente con los planes de Mankiewicz, quien ya había hecho los arreglos necesarios para sumar al experimentado actor Laurence Olivier a la producción.

Para el rol del arrogante Milo Tindle, originalmente el director había pensado en contratar a Albert Finney. Sin embargo, debido al sobrepeso evidente que exhibía el actor en aquel entonces, Mankiewicz le ofreció el rol a Alan Bates quien terminaría rechazando el rol. Fue así como finalmente el rol le fue cedido a Michael Caine, quien desde el primer momento expresó el temor que le provocaba trabajar con Laurence Olivier, reconocido por muchos como el mejor actor del mundo, y quien además era el único de sus colegas que había sido honrado con un título nobiliario por la corona británica. Cuando ambos actores fueron presentados, lo primero que Caine le preguntó a Olivier fue como debía llamarlo, a lo que el veterano actor respondió: “Bueno yo soy Lord Olivier y tú eres el Señor Michael Caine. Desde luego eso es válido solo para la primera vez que tú te dirijas a mí. Después de eso yo soy Larry y tú eres Mike”. Curiosamente, lo que más sorprendió a Caine a la hora de trabajar con Olivier, fue lo difícil que le resultaba a su colega interpretar al calculador Andrew Wyke. Tras mostrarse algo dubitativo en los primeros ensayos, a Olivier se le ocurrió la idea de que su personaje necesitaba un bigote. Según Caine, Olivier se había dado cuenta que le resultaba difícil actuar con su rostro descubierto, razón por la cual necesitaba una especie de disfraz. Aun cuando al día siguiente Olivier llevaba un bigote, seguía viéndose distraído y tuvo varios problemas para recordar sus líneas.


Algún tiempo después, Caine y Mankiewicz se enterarían que el aclamado actor británico se estaba medicando con una especie de sedante que interfería con su concentración. El motivo por el cual Olivier estaba consumiendo dicho fármaco, respondía al hecho de que poco después que el proceso de producción comenzó, se enteró que había sido destituido del puesto de jefe de la Compañía Teatral Nacional de Londres, luego de años de arduo trabajo. Por esta razón, Caine y Mankiewicz optaron por actuar de manera prudente frente a las dificultades del actor, cuyo estado de ánimo eventualmente comenzó a mejorar, lo que se vio reflejado directamente en la ejecución de su trabajo. Más allá de la interacción entre los profesionales participantes en la cinta, resulta importante mencionar que la historia que le da vida a “Sleuth” (1972) en la superficie es bastante simple, y transcurre en su totalidad al interior de la mansión del personaje interpretado por Olivier. Sin embargo, el duelo psicológico que se desarrolla entre Andrew Wyke y Milo Tindle esconde más de lo que se ve a simple vista, debido a que está marcado por constantes giros dramáticos y la siguiente interrogante: ¿Qué es real y qué es parte del intrincado juego entre los protagonistas?

Desde el inicio queda claro que Andrew Wyke es un jugador. Su enorme mansión está repleta de juegos, robots, tableros de ajedrez, y llamativos muñecos. Sin embargo, a él también le gusta jugar con las personas. Es por esto que cita a Milo Tindle en su domicilio. Milo es todo lo que Wyke detesta: es mitad británico, no tiene el acento adecuado, y su vestimenta no es propia de un caballero. Pese a todo eso, Milo y la esposa de Wyke se han enamorado, y están planeando casarse. A sabiendas de esto, el millonario ha elaborado un pequeño plan para matar dos pájaros de un tiro. Él está dispuesto a entregar a su esposa, pero con la condición que Milo se aseguré que ella se mantendrá lejos. Con el fin que el joven galán pueda hacerse cargo de Marguerite, Wyke le propone a Milo que robe las joyas familiares y las empeñe en Ámsterdam. De esa forma, Milo podrá disponer de una pequeña fortuna, y Wyke será capaz de cobrar el dinero del seguro. Lo que en un principio parece un acuerdo sencillo entre rivales, pronto se vuelve una lucha de ingenios tan compleja, que los participantes parecen olvidarse de lo que está en juego, y terminan viéndose absorbidos en un macabro juego del gato y el ratón. 


En lo que se refiere a las actuaciones, tanto Caine como Olivier realizan un trabajo extraordinario, lo que motivó que ambos recibieran una nominación al Oscar por sus respectivas interpretaciones. Mientras que Andrew Wyke es un hombre excéntrico que se niega a dejar de lado su niñez, lo que lo ha llevado a ver la vida como un juego eterno en el que necesariamente debe existir un ganador, Milo Tindle es un tipo ambicioso que desea salir del círculo de pobreza y frustración en el que su familia se ha visto envuelta durante generaciones de cualquier manera posible. En cuanto al aspecto técnico de la producción, al magnífico trabajo de fotografía de Oswald Morris, quien por momentos dota al film de una atmósfera surrealista, se suma el atractivo diseño de producción de Ken Adam, y la efectiva banda sonora compuesta por John Addison. Como dato curioso, Addison sería nominado al Oscar por su trabajo en este film, pero solo luego de que a Nino Rota se le acusara de haber plagiado la música que compuso para el film “The Godfather” (1972). Solo un tiempo después se comprobó que Rota había sido objeto de difamación, por lo que eventualmente se le otorgó el reconocimiento que siempre mereció.

“Sleuth” es una excelente película de suspenso que funciona como una sátira/tributo de los filmes clásicos de detectives, la cual presenta un rompecabezas cuyas piezas van variando y reorganizándose durante el transcurso del relato, lo que impide que este se torne predecible. En su núcleo, es un juego cambiante que incluye asesinatos, misterio, intrigas, decepciones, y mucha deducción. Lo que es aún más importante, es que pese a su marcado tono teatral, la cinta ostenta un ritmo narrativo dinámico sostenido por los inteligentes diálogos escritos por Shaffer. Una nueva versión del film sería estrenada el año 2007 bajo la dirección de Kenneth Branagh, la cual contaba con un guion de Harold Pinter y estaba protagonizada por Michael Caine y Jude Law. Pese al talento involucrado, el remake no le hace justicia al film original, que dicho sea de paso, sería la última película del aclamado director Joseph L. Mankiewicz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

| Designed by Colorlib