A principios de la década del noventa, el director argentino radicado en Francia, Gaspar Noé, realizó un cortometraje titulado “Carne” (1991), el cual relataba la vida de un violento carnicero después de ser liberado de prisión. Algunos años más tarde, Noé retomaría la historia del desequilibrado carnicero y desarrollaría el guion de lo que se convertiría en su primer largometraje. Bajo el alero de la productora Les Cinémas de la Zone, la cual había sido formada por el mismo director en compañía de su novia Lucile Hadžihalilović, Noé llevó a cabo el proceso de rodaje de manera intermitente durante un periodo cercano a los dos años y medio, tiempo en el cual debió enfrentar una serie de problemas presupuestarios que casi lo dejan en bancarrota. Eventualmente, gracias a la ayuda de la diseñadora de modas agnés b., quien le otorgó un préstamo a Noé, el director pudo terminar su film sin imaginar lo difícil que sería conseguir que este fuera estrenado en Francia, debido a lo controversial de su contenido y a la supuesta incapacidad del elenco involucrado en la producción.
“Seul contre tous” (1998) es básicamente una historia horrible acerca de una persona horrible. Inmediatamente después de terminados los créditos iniciales, el protagonista (Philippe Nahon) se encarga de relatar en tercera persona su propia biografía utilizando una serie de fotografías. Tras nacer en las cercanías de París en 1939, él sería abandonado por su madre solo dos años después. A los seis años de edad, descubre que su padre era un comunista francés que fue asesinado en un campo de concentración alemán. Tras aprender su oficio durante la adolescencia, a los treinta años se establece con un local en Aubervilliers donde vende carne de caballo. Dos años más tarde, mantiene relaciones sexuales con una joven virgen en el Hotel del Futuro, que está ubicado en frente de la fábrica donde ella trabaja, lo que provoca que nueve meses después nazca una niña llamada Cynthia, quien queda al cuidado del carnicero luego de que su madre los abandone a ambos. La pequeña crece muda y con un aparente retardo cognitivo, lo que no impide que su padre se sienta atraído sexualmente hacia ella cuando alcanza la pubertad. Tras tener su primera regla, la muchacha corre hacía la carnicería de su padre, quien al ver la sangre piensa que su hija ha sido violada. En un ataque incontrolable de ira, el hombre apuñala a un inocente en el rostro, razón por la cual es enviado a prisión y  su hija es internada en una institución psiquiátrica. 

Tras salir de prisión, el carnicero intenta empezar una nueva vida junto a otra mujer (Frankye Pain) que queda embarazada. Ambos se van a vivir a Lille con la madre de ella (Martine Audrain), con la esperanza de poder arrendar un local para instalar una nueva carnicería. Sin embargo, frustrado por no poder ejercer su oficio y harto de su situación familiar, el carnicero termina siendo dominado por pensamientos de violencia y destrucción que lo llevan a agredir brutalmente a su mujer. Esa misma noche decide regresar a París, donde se propone empezar de nuevo. Desde este punto en adelante, la cinta entra en un reino de brutalidad temática, lingüística y estética, que se mantiene prácticamente hasta el final. “Seul contre tous” se caracteriza por presentar violencia física y psicológica que en ocasiones alcanza niveles prácticamente intolerables. Esto responde al hecho de que el protagonista de la historia es un personaje con el cual al espectador le es imposible empatizar, aun cuando Noé hace lo posible por intentar que la audiencia vea el mundo desde su distorsionada perspectiva. El carnicero es un hombre sexista, prejuicioso, racista, misógino, homofóbico y marcadamente nihilista, que constantemente intenta convencerse que es un buen hombre, y que el mal reside en aquellos que lo rodean y que han provocado que viva una existencia miserable.
En más de un sentido, el protagonista de “Seul contre tous” se asemeja a Travis Bickle, personaje interpretado por Robert De Niro en “Taxi Driver” (1976). El carnicero es un ser frustrado, contradictorio y peligrosamente armado, un nacionalista que detesta su país y que se pasea errante en búsqueda de trabajo por las calles de una Francia miserable y decrépita. Al mismo tiempo, ambos experimentan un proceso de catarsis a través de la violencia, solo que en el caso del carnicero sus estallidos son espontáneos y esporádicos. Pese a su constante proceso de introspección, se ve imposibilitado de cambiar su cruel destino, en gran medida debido a que odia todo y a todos, inclusive a sí mismo. En sus numerosos monólogos clarifica que ni su familia, ni sus amigos, ni menos la sociedad, están dispuestos a ayudarlo, lo que provoca que un arraigado sentimiento de venganza sea su motor principal, y que en varias ocasiones se presente como un verdadero psicópata dispuesto a todo por saciar sus necesidades. Ya en el tercer acto del film, el protagonista se reúne con su hija (Blandine Lenoir), quien recientemente ha cumplido 18 años. Al igual que su padre, la muchacha no posee voz ni un gran rango emocional, y su vida se ha visto marcada por el abandono y la soledad. En más de una forma, ella es la única capaz de entenderlo y simpatizar con su miseria, por lo que se alza como una figura a través de la cual el carnicero intentará alcanzar su propia redención de la manera más cuestionable posible. 


Philippe Nahon captura de manera brillante la desesperación del carnicero, al mismo tiempo que integra algunas dosis de humor negro que provocan que su personaje resulte aún más repulsivo. También retrata manera perfecta los explosivos cambios de ánimo del protagonista, quien pasa de un estado de represión emocional a comportarse como un energúmeno incapaz de controlar sus impulsos. En cuanto al aspecto técnico de la producción, Noé muestra una especial preocupación por desarrollar la historia utilizando una serie de escenarios que reflejan el estado de ánimo de su protagonista, lo cual está complementado por el estupendo trabajo de fotografía de Dominique Colin, que escoge una paleta de colores monocromática para configurar la atmósfera espeluznante y depresiva que domina el relato. Lo que resulta aún más interesante, son las técnicas empleadas por Noé para intensificar las emociones del protagonista. En vez de emplear sutiles transiciones entre una escena y otra, el director realiza súbitos acercamientos acompañados de algún estruendoso sonido, parecido al que emite una pesada puerta de metal cuando es cerrada de manera violenta. También utiliza diversos textos que son proyectados en la pantalla, los cuales tienen por objetivo otorgarle al espectador cierta información verbal adicional que el carnicero es incapaz de articular.
“Seul contre tous” no es una cinta pensada para espectadores sensibles, ya que contiene violencia gráfica que resulta estremecedora y escenas de alto contenido sexual. Pese a esto, se podría argumentar que la verdadera violencia que presenta el film, y que es precisamente aquella que resulta ser más perturbadora, es la que reside en la fragmentada mente del protagonista. La película es tanto un retrato de la locura del carnicero, como un estudio acerca de lo brutal que puede ser la vida cotidiana. “Vivir es un acto egoísta; sobrevivir es una ley genética,” asegura Noé. “Toda mi vida es un error,” afirma el carnicero cuando se percata que ya no tiene nada que perder. En la secuencia final de la cinta, él supuestamente lleva a su hija institucionalizada a una excursión a la Torre Eiffel. Lo que finalmente sucede, tanto en su mente como en la realidad, resulta ser paradójico, ya que afirma y niega que existe siquiera un vestigio de humanidad al interior del protagonista.

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