Roland Fériaud (Lino Ventura) es
un marino que ha hecho escala en Barcelona para reunirse con su mujer, quien después
de descubrir un cadáver en la habitación de hotel contigua a la suya, recibe un
violento golpe que lo deja inconsciente. Cuando despierta, ve que ha sido
trasladado a una clínica privada ya que según el doctor a cargo, ha sido
víctima de un robo. Una vez que es dado de alta y angustiado por lo confuso del
incidente, Fériaud inicia su propia investigación acerca de lo sucedido, sin
imaginar que se verá inmerso en una peligrosa trama que puede costarle la vida.
Fiel representante de la gran tradición del cine policíaco francés, Jacques Deray, el llamado “Hitchcock francés”, pasó gran
parte de su carrera como director ligado a historias cuyos protagonistas solían
ser héroes complejos que mantenían una relación bastante ambigua con la ley. En
el caso puntual de “Un papillon sur l'épaule” (1978), el protagonista es un hombre
común corriente, que súbitamente se ve inmerso en una intriga policial que
termina colocando su mundo de cabeza. Será debido a su curiosidad y su mala
fortuna, que eventualmente termina internado en una extraña clínica donde solo
deambula un doctor (Jean Bouise), una enfermera (Jeannine Mestre), y un
paciente (Paul Crauchet) que asegura tener una mariposa posada en su hombro que
tiene la capacidad de comunicarse con él. Convencido de haber visto un cadáver en
el hotel donde se hospedaba, pese a la insistencia del doctor que asegura que
todo ha sido producto de su imaginación, Roland Fériaud se lanzará a la tarea
de investigar qué es lo que en verdad ha sucedido en un mundo que ahora le es
completamente ajeno, y en el cual le cuesta identificar que es o no real.
Si bien el guion escrito por Jean-Claude Carrière y
Tonino Guerra está basado en la novela “The Velvet Veil” del escritor John
Gearon, el hecho de que el tema central del film sea la dualidad entre la
fantasía y la realidad que experimenta el protagonista, evidencia lo mucho que
está influenciada esta producción por la obra de Franz Kafka. Y es que la
situación en la que se ve inmerso Roland Fériaud, bien podría ser comparada con
la que vive el protagonista de la novela “El Proceso”, del ya mencionado autor
checo. En dicha novela el protagonista, Josef K., es arrestado una mañana por
una razón que desconoce. Desde ese momento en adelante, se ve atrapado en una
pesadilla en la que debe defenderse de un crimen que nunca llega a conocer y
con argumentos poco concretos, solo para darse cuenta que no puede acceder ni a
la justicia ni a la ley. En el caso de la cinta de Deray, el protagonista
comienza a ser acosado por un grupo de gente que desconoce, los cuales en
ningún momento se identifican, y cuyo único objetivo conocido es la obtención
de un misterioso maletín que según ellos, está en posesión de Fériaud. Lo que
es aún peor, es que cuando él intenta pedirle ayuda a las autoridades, estas lo
toman por loco, quedando indefenso ante la amenaza invisible que está convirtiendo
su vida en un infierno.
La sucesión de hechos en los que se ve envuelto el
protagonista, terminan siendo tan confusos para él como para el propio espectador,
ya que no siempre las respuestas que entrega la trama son del todo
esclarecedoras. Envuelto en un peligroso juego de apariencias donde nadie es
quien dice ser, y donde ni siquiera puede confiar en sus propios recuerdos, Roland
Fériaud tendrá que oficiar de detective, al mismo tiempo que intenta evadir los
peligros que se esconden en cada uno de los rincones de la ciudad de Barcelona.
Como si todo el asunto no fuese lo suficientemente complejo, el protagonista
además termina viéndose inmerso en una carrera contra el tiempo, cuando sus
perseguidores le comunican que han secuestrado a su esposa (Nicole Garcia).
Confundido, angustiado, y aterrado, a Fériaud no le queda más remedio que
seguir las instrucciones que le son entregadas, aun cuando no tiene certeza
alguna de los riesgos o las consecuencias de lo que le están forzando a hacer.
Algo que resulta interesante con respecto al film,
es que presenta una serie de conceptos extraídos del psicoanálisis, en especial
algunos que tienen relación con la importancia de los sueños dentro del estudio
de los procesos mentales inconscientes. Por ejemplo, en un determinado momento
de la historia, el protagonista parece comprender que en sus sueños reside la
clave que lo ayudará a develar el misterio que se esconde tras la extraña
sucesión de acontecimientos en los que se ve involucrado. En dichos sueños, Fériaud
se ve a sí mismo en medio de un oscuro pasillo repleto de puertas cerradas, las cuales
él intenta abrir con desesperación. Dichas secuencias bien podrían ser
interpretadas como una metáfora de su fragmentada psiquis, donde el oscuro
pasillo estaría representado a la memoria protagonista, mientras que las puertas
vendrían siendo los recuerdos que involuntariamente ha enterrado en su subconsciente,
y que ahora desea desbloquear con el fin de distinguir la verdad de las
supuestas mentiras que le han dicho los diversos personajes que se han ido
cruzando en su camino desde su llegada a Barcelona.
En el ámbito de las actuaciones, si bien la
totalidad del elenco realiza un buen trabajo, resulta destacable el cometido de
Lino Ventura, en cuyos hombros
recae todo el peso de la historia. El actor interpreta de manera impecable a
este hombre confundido y atormentado, que de un momento a otro ve como su vida
comienza a desintegrarse sin explicación aparente. En cuanto al aspecto técnico
de la producción, esta cuenta con el estupendo trabajo de fotografía de Jean
Bofety y Jean Charvein, quienes dotan de un halo de misterio a gran parte de
los escenarios en los que transcurre el film, integrando a Barcelona como un
personaje más de la cinta, y con la efectiva banda sonora del compositor Claude
Bolling, que contribuye enormemente a generar la sensación de paranoia que
domina al relato. “Un papillon sur l'épaule” es probablemente una de las apuestas
más ambiciosas que realizó el director Jacques Deray en su carrera, debido a la
naturaleza abstracta del relato. Sin embargo, Deray sale airoso a la hora de trasladar
esta historia compleja de tintes surrealistas al formato cinematográfico, que invita
al espectador a sumergirse en los confines más oscuros del subconsciente
humano.
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