En Judea, Brian (Graham Chapman) nace el mismo día que Jesús en un pesebre
contiguo al del Mesías. Desde el momento en el que los Reyes Magos, tras confundirlo con el hijo
de Dios, le quitan los presentes que cargaban consigo, la vida de Brian se ve
marcada por una sucesión de desencuentros y desgracias, que eventualmente lo llevarán
a ser proclamado Mesías, lo que le supondrá más de algún inconveniente.
Durante la gira promocional del film “Monty Python and
the Holy Grial” (1975), cuando a Eric
Idle le preguntaron cuál sería el título de la próxima película del exitoso grupo
cómico británico Monty Python, este respondió: “Jesucristo: Ansias de Gloria”. Por
ridículo que sonara el título, este sirvió de inspiración para el próximo
trabajo del grupo, quienes no pudieron evitar juguetear con la controversial idea
de realizar una comedia bíblica. Tras descartar la posibilidad de efectuar una
parodia de la vida de Jesús, ya que consideraban que no era un personaje
particularmente gracioso, y que su discurso no era motivo de mofa, el grupo
consideró varias ideas que le fueron dando forma al proyecto. Primero pensaron
en escribir la historia de Judas Iscariote, un tipo que siempre llegaba tarde.
Luego propusieron rodar la vida de San Brian, el discípulo número trece.
Finalmente y luego de documentarse leyendo la biblia, decidieron realizar una
película acerca de un hombre contemporáneo a Jesús, cuya historia mostraría
algunas semejanzas con las del verdadero Mesías, la cual titularían "Life of Brian" (1979).
Como era de esperarse,
rodar una película cómica de temática religiosa no sería una tarea sencilla. Luego
de que ciertas personas ligadas al conglomerado EMI, productora encargada de
financiar la producción, consideraran que el proyecto caía en la blasfemia,
convencieron al presidente de la compañía, Sir Bernand Delfont, que era mejor
cancelar el film, sin importar que el inicio de su rodaje estuviese programado para
unos pocos días más. Al enterarse de la compleja situación en la que se
encontraban los integrantes del grupo cómico, su amigo George Harrison salió al
rescate. Fue así como junto al banquero Denis O´Brien, formaron la productora
Handmade Films, la que finalmente financió el proyecto de los Python. Durante
el transcurso de los años, Harrison estaría a cargo de la producción de 23
películas, hasta que en el año 1990 abandonó la compañía para dedicarse
exclusivamente a la música. Cabe mencionar que esta no era la primera vez que
el ex guitarrista de los Beatles se involucraba en un proyecto cinematográfico
ajeno a los realizados por la mítica banda. Algunos años antes, Harrison había conversado con el
director chileno Alejandro Jodorowsky, sobre la posibilidad de participar en la
cinta “The
Holy Mountain” (1973). Sin embargo, debido a que surgieron algunas
diferencias creativas, el músico terminó desechando su participación en la
producción.
Tras su estreno, el film fue inmediatamente
catalogado de blasfemo por diversos grupos católicos de los Estados Unidos,
mientras que en Inglaterra una organización llamada “Festival de la Luz”, persuadió
a varios países para que calificaran la cinta para mayores de 18 años. Según
estos grupos, la película presentaba un exceso de sátira religiosa y trataba a
los creyentes como hipócritas y fanáticos. También aseguraban que durante el
transcurso de la trama, se da a entender de manera sutil que muchos de los
milagros realizados por Jesús no eran más que curiosos accidentes que la gente
interpretaba como milagros. Lejos la escena que más controversia provocó fue la
escena final, la cual se centraba en la crucifixión de Brian. Los católicos
criticaron duramente el hecho que la cinta se burlara del supuesto sacrificio
realizado por Cristo, quien ofreció su vida para expiar los pecados del hombre.
En dicha escena, todos los condenados a morir crucificados entonan la canción “Always Look on
the Bright Side of Life”, poseedora de tintes humorísticos, anulando por
completo la solemnidad de la situación. Con respecto a esta polémica, el
director Terry Jones aseguró en una entrevista: “Cualquier religión que haga de
una forma de tortura un icono al que luego adoren, honestamente me hace sentir
bastante asqueado de la misma.”.
Para John Cleese, aquellos que criticaban la
naturaleza del film cometían un error que radicaba en su propia perspectiva.
Según el actor, lo verdaderamente gracioso es que alguien como Jesús haya
predicado de forma tan apasionada sobre la importancia del amor y la paz, para
que luego sus seguidores pasaran más de dos mil años matándose y torturándose
los unos a los otros, debido a que no fueron capaces de llegar a un consenso
con respecto a la interpretación de su mensaje. De hecho, el absurdo no tiene
relación con las enseñanzas de los fundadores de la religión católica, sino con
lo que hicieron con ellas quienes posteriormente estuvieron a la cabeza de la
Iglesia Católica. Más allá del tema religioso, “Life of Brian” contiene una
serie de escenas memorables, como por ejemplo aquella en la que uno de los
tantos personajes interpretados por John Cleese pregunta indignado, “¿Qué han
hecho los romanos por nosotros?”, solo para añadir, “Bueno, además de
implementar medidas sanitarias, la medicina, la educación, el vino, el orden
público, la irrigación, los caminos, el sistema de agua fresca y la salud
pública, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?”. En otra escena, la cinta
satiriza de manera elegante la devoción sin sentido y la desesperación
ignorante por creer religiosamente en algo, cuando Brian da un sermón en medio de
una gran asamblea. Tras proclamar la importancia del pensamiento independiente,
Brian ve sorprendido como todos los asistentes le responden al unísono: “¡sí,
todos somos diferentes!”. Desesperado por dar a entender su mensaje, Brian
luego argumenta: “¡Deben pensar por ustedes mismos! ¡Ustedes son individuos! ¡Son
todos diferentes!”, solo para escuchar que alguien le responde: “¡Yo no lo soy!”.
Como sucede en todas las cintas de los Python, en “Life
of Brian” cada uno de los integrantes del grupo cómico interpretan numerosos
roles, entre los cuales es posible encontrar a enfadados ex leprosos,
centuriones romanos eruditos, feligreses en busca de algún Mesías a quien
seguir, un Poncio Pilato (Michael Palin) con problemas de dicción, al famoso
partidario romano Biggus Dickus (Graham Chapman), e integrantes del “Frente de
la Gente de Judea”, que es una suerte de organización terrorista que busca
derrocar a los romanos, entre otros. Si bien todos realizan un estupendo
trabajo, el caso de Chapman es particularmente especial, ya que venía saliendo
de una serie de problemas causados por su alcoholismo, enfermedad que lo llevó
a internarse en una clínica escocesa debido a que sufría a diario episodios de
delirius tremens. En relación al aspecto técnico del film, tanto el trabajo de
fotografía de Peter Biziou como la banda sonora del compositor Geoffrey Burgon
resultan ser correctos, mientras que el diseño de producción que estuvo a cargo
de Terry Gilliam, se presenta como uno de los puntos altos de película, debido
principalmente a que muchos de los sets en los que transcurre la historia,
habían sido utilizados previamente por el director Franco Zeffirelli en su
miniserie “Jesús de Nazareth” (1977).
Entre los fanáticos de la obra de los Monty Python,
existe un consenso con respecto a que “Life of Brian” es la mejor película del
grupo cómico británico, opinión que es compartida por los propios artistas. Lo
que es aún más decidor, es el hecho de que el film con el paso de los años se
haya convertido en un ícono de la irreverencia cómica, en gran medida gracias a
que es un claro ejemplo de que cualquier tema, sea tabú o no, puede ser mirado
con humor siempre y cuando el ejercicio sea realizado con inteligencia. Por
último, si la cinta posee algún mensaje, este tiene relación con que algunos de
los hechos que son reconocidos como verdades absolutas por una determinada
religión (en este caso la católica), son el resultado de siglos de opiniones y
especulación. Por lo tanto, el problema que reside en la interpretación literal
de los textos bíblicos, es que se trata de la traducción de la traducción de
documentos que fueron seleccionados por los primeros miembros de la Iglesia,
entre muchos otros documentos que bien podían haberse convertido en parte de
los llamados manuscritos bíblicos.
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