Da la impresión de que los trenes y los relatos de suspenso han estado inexorablemente ligados a travĆ©s de la historia del cine. Realizadores como Alfred Hitchcock y Sidney Lumet, entre otros, supieron reconocer el aura de misterio y tensión que encerraba este medio de transporte, y lo escogieron para rodar historias donde el crimen y la traición son protagonistas habituales. Dentro de los muchos films memorables que ocurren arriba de un tren, nos encontramos con ā€œThe Narrow Marginā€ (1952), la cual serĆ­a la Ćŗltima cinta de bajo presupuesto que el director Richard Fleischer rodó para la RKO (en aquel entonces, Ć©l era un principiante ligado exclusivamente a las producciones mĆ”s ā€œeconómicasā€ del estudio). El que quizĆ”s es su mejor largometraje de cine negro, aprovechaba la conmoción que habĆ­a causado en la sociedad norteamericana la famosa Comisión Kefauver, llevada a cabo por el Senado de los Estados Unidos entre 1950 y 1951, la cual fue televisada y tuvo como objetivo exponer a los criminales ante la sociedad, exentos del romanticismo con el solĆ­an aparecer en el cine, y revelar la red de corrupción que estos estaban extendiendo por todo el paĆ­s. Rodada en 14 dĆ­as con un presupuesto aproximado de 230.000 dólares, la cinta no estarĆ­a exenta de polĆ©mica y significarĆ­a la salida de Fleischer del estudio donde dio sus primeros pasos.

En 1950, Fleischer preestrenó la película con la que había quedado ampliamente satisfecho. El público la recibió bien, aún cuando en la versión original, los dos policías que estaban encargados de proteger a la mujer que testificaría acerca del funcionamiento de una red de sobornos a policías, eran corruptos. Dado que la historia era potencialmente incendiaría, la cabeza de la RKO, el entonces inestable Howard Hughes, decidió enviarles un extenso memorÔndum a los productores del film con todo tipo de correcciones relacionadas con el guion y el montaje. Entre las correcciones se encontraban ideas como la realización de escenas de acción sobre el techo del tren, algunos cambios concernientes a las personalidades de los personajes femeninos, y la petición expresa de que ni el protagonista ni su compañero fueran retratados como policías corruptos. De forma insólita, la cinta permaneció durante casi un año en el limbo, hasta que en 1951 reapareció con algunas correcciones, las cuales fueron realizadas en su mayoría por William Cameron Menzies, ya que Fleischer se negó a mutilar su obra, por lo que fue sancionado y finiquitado por Hughes.

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En la versión final de ā€œThe Narrow Marginā€, Frankie Neal (Marie Windsor), viuda de un miembro del Sindicato Criminal, ha decidido declarar ante el Gran Jurado con la intención de que el Estado la proteja no solo de los colegas de su difunto esposo, sino que tambiĆ©n de los cientos de policĆ­as corruptos que aparecen en una lista que ella tiene en su poder. A los detectives Walter Brown (Charles McGraw) y Gus Forbes (Don Beddoe), se les encarga la tarea de proteger a la mujer durante su viaje en tren a Los Ɓngeles, sin imaginar los muchos problemas que tendrĆ”n que enfrentar para mantenerla con vida. Tan pronto como salen del apartamento donde estĆ” escondida la testigo, Forbes es asesinado por un hombre que se esconde entre las sombras, el cual huye antes de que Brown logre capturarlo. Para su mala fortuna, la relación que se da entre Ć©l y su protegida no es precisamente de lo mejor. Ɖl la detesta por ser una persona egoĆ­sta que a su gusto, serĆ­a capaz de vender a su propia madre por salvar su pellejo. Ella por su parte, no soporta el exceso de moralismo que exuda Brown, quien durante el viaje soporta estoico los numerosos ofrecimientos de dinero que le realiza un grupo de asesinos que han abordado el tren, con la intención de matar a la mujer y arrebatarle la lista de los hombres implicados en los sobornos.

Son precisamente los múltiples problemas que tendrÔ que solucionar Brown para mantenerla oculta, los que actúan como los generadores de la tensión del film. Afortunadamente para él, los criminales nunca han visto a la señora Neal, lo que le da una pequeña ventaja a la hora de protegerla. Sin embargo, esta ventaja se convertirÔ en un problema cuando los asesinos confunden a una mujer llamada Ann Sinclair (Jacqueline White), quien entabla una relación de amistad con Brown, con la mujer que ellos estÔn buscando. Es este juego de mÔscaras, de apariencias y engaños, lo que convierte a la cinta en un viaje sumamente entretenido y cautivador. El director juega constantemente con la posibilidad de que los personajes no son lo que aparentan, y que en cualquier momento pueden revelar su verdadera naturaleza, provocando la muerte de uno de los pasajeros del tren. Junto con esto, aprovecha de manera brillante lo claustrofóbico del escenario donde transcurre la historia. Policías, criminales y civiles, se ven obligados a convivir en un espacio reducido, negÔndole cualquier posibilidad de escape a los protagonistas. Paradójicamente, pese a que Brown sabe la identidad de algunos de los criminales que estÔn a bordo del tren, se ve imposibilitado de actuar debido al riesgo que esto significa para la mujer que intenta proteger.

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cinta estÔ repleta de diÔlogos punzantes, los cuales resultan efectivos gracias al pulcro trabajo de un elenco bien ensamblado. Charles McGraw, quien era un actor habitual del género, interpreta de buena manera a este policía rudo que mantiene permanentemente una mirada desafiante, aún cuando este se muestra intranquilo por la situación de la testigo. Al mismo tiempo, demuestra la fragilidad propia del ser humano, lo que por momentos lo lleva a pensar en ceder ante la tentación del dinero. Marie Windsor por su parte, se destaca como esta mujer Ôcida y desafiante, que se muestra fría y calculadora, y cuya relación con el protagonista se basa en el odio mutuo. El elenco lo completa Jacqueline White, cuyo personaje hace la veces del interés amoroso de Brown, y quien eventualmente adquirirÔ un rol importante dentro de la trama de intrigas y asesinatos. Por otro lado, con respecto al aspecto técnico, el film cuenta con el estupendo trabajo de fotografía de George E. Diskant, el cual refuerza la atmósfera claustrofóbica dada por los pequeños compartimentos del tren. El juego de las cÔmaras y la iluminación es por momentos sorprendente, demostrando todo su potencial en la secuencia donde Brown se enfrenta a puñetazos con uno de los gÔnsteres en un minúsculo cuarto de baño. Dicha secuencia, ademÔs cuenta con la particularidad de haber sido filmada con cÔmara en mano, lo que en aquel entonces era bastante inusual. Por último, es necesario mencionar que la cinta utiliza como banda sonora, únicamente los ruidos provenientes del paso del tren por las vías y el realizado por el resto de los pasajeros, lo que en cierta forma viene a reforzar la idea del confinamiento al que estÔn sometidos los personajes.

En una gran demostración de sus capacidades como director, Richard Fleischer mantiene un ritmo narrativo trepidante durante los cerca de 72 minutos que dura la cinta, pese a la ya mencionada utilización de un escaso nĆŗmero de escenarios. AĆŗn cuando existen algunos agujeros en el guion, estos pasan a segundo plano gracias a la inclusión de momentos de suma tensión y a giros de tuerca inesperados. Aunque la crĆ­tica hacia un sistema corrupto, que era la parte mĆ”s corrosiva del film que originalmente rodó el director, fue finalmente removida de la versión final, Fleischer se encarga de plantear de manera sutil la existencia de corrupción en las diversas instituciones del Estado, especĆ­ficamente en el cuerpo de policĆ­a. En 1990 se rodarĆ­a un remake de la cinta, protagonizado por Gene Hackman y Anne Archer, el cual no solo cambiaba varios de los detalles de la trama, sino que ademĆ”s trasladaba algunos acontecimientos fuera de los confines del tren. Si bien se trata de una producción interesante por mĆ©rito propio, en lo personal no supera a la cinta original. Y es aun cuando ā€œThe Narrow Marginā€ no es una pelĆ­cula perfecta, fĆ”cilmente puede ser considerada como una de las mejores entradas del llamado Cine Negro. A fin de cuentas, el viaje al que nos invita a participar Fleischer es uno que solo incluye el boleto de ida, y el cual logra atrapar al espectador en su asiento hasta que este termina.

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