Dentro de los muchos subgéneros existentes dentro del mundo del cine, hay uno que llama particularmente la atención debido a su crudeza y a lo controversial de su contenido. Dicho subgénero comúnmente se conoce como Cine de Caníbales, y tuvo su nacimiento en la década del setenta, de la mano de directores italianos como Umberto Lenzi, Ruggero Deodato y Sergio Martino, entre otros. Sin embargo, la historia del canibalismo en el cine comenzó varios años antes, puntualmente en el año 1917, cuando se estrenó el filme “The Enchanted Kiss”, del cual posiblemente no existen copias en la actualidad. A lo que sí es posible tener acceso, es a la historia corta de O. Henry en la que está basada la cinta, la cual relata como un hombre enamorado descubre que el secreto de la eterna juventud, consiste en comer la carne de mujeres jóvenes. Lo que es aún peor, es que él intenta probar dicha teoría comiendo la carne de la mujer de la que supuestamente está enamorado. Varios años más tarde, el tema del canibalismo volvería a aparecer en la primera de muchas adaptaciones cinematográficas de “Sweeney Todd” (1926), la historia del vengativo barbero que decide convertir a sus víctimas en pasteles de carne. Dicho relato sería replicado nuevamente en 1928, 1936, 1970, 1982, 1997, 2006, y 2007. El tema nuevamente sería repasado en la cinta “Doctor X” (1932), donde un psicópata interpretado por Lionel Atwill, canibaliza a sus víctimas, y en el thriller “Circus Queen Murder” (1933), donde algunos de los integrantes del circo en el que se centra la trama resultan ser caníbales.

Con el arribo del Código de Producción Cinematográfica y sus numerosas restricciones a principios de la década del treinta, el tema del canibalismo fue desplazado a la oscuridad durante muchos años. Recién en 1959, en uno de los episodios de la serie de televisión “Alfred Hitchcock Presents” (1955-1962), titulado “Specialty of the House”, volvería a emerger utilizando como vehículo una historia en la que los miembros de un club gastronómico, consumen carne humana sin saberlo. Cuatro años después, el director Herschell Gordon Lewis plasmaría su particular visión del tema en el filme “Blood Feast” (1963), el cual relata los esfuerzos de un proveedor de comida por revivir a una diosa egipcia, mediante el uso de los restos de sus víctimas. Ya en 1966, se estrenaría la película “The Undertaker and his Pals”, un macabra comedía de horror en donde un enterrador y dos de sus amigos que poseen un restaurante, comienzan a asesinar personas con el fin de establecer un lucrativo negocio; mientras que sus amigos utilizan los restos humanos para ofrecerlos como parte del menú de su restaurante, el enterrador gana dinero cobrándole por sus servicios a los familiares de las víctimas. Un año más tarde, se estrenaría la cinta de culto “Spider Baby” (1967), en la que un chófer interpretado por Lon Chaney Jr., oficia de cuidador de una familia que padece una enfermedad mental genética que los convierte en asesinos casuales.

“Lo strangolatore di Vienna / The Mad Butcher” (1971), de Guido Zurli

Recién iniciada la década del setenta, la película “Lo strangolatore di Vienna / The Mad Butcher” (1971), del director italiano Guido Zurli, hacía su irrupción en las salas de cine contando la historia de Otto, un hombre que tras salir de un hospital psiquiátrico, intenta retomar su vida y su viejo trabajo de carnicero. Sin embargo, esto no será sencillo, ya que termina asesinando accidentalmente a su esposa tras una fuerte discusión con ella. Horrorizado ante la posibilidad de regresar a la institución psiquiátrica, Otto procesa el cadáver de su esposa y lo comienza a comercializar como salchichas. Tras numerosos coqueteos con el tema del canibalismo, casi siempre en tono de comedia negra, la industria cinematográfica italiana estaba lista para dar el paso que convertiría al mundo del canibalismo en un subgénero que estaría marcado por la controversia. Es posible reconocer dos influencias claras en el surgimiento del Cine de Caníbales; la primera es gran parte del cine de aventuras realizado antes de la década del setenta, el cual se desarrollaba en escenarios como la selva tropical o en lugares alejados de la civilización. Algunas de estas producciones incluso presentaban a tribus primitivas, que bien pudieron servir para configurar ciertos elementos del cine moderno de caníbales. Un buen ejemplo de esto es la película “The Naked Prey” (1965), del director Cornel Wilde, en la que un hombre es perseguido por una tribu de nativos africanos debido a que los miembros del safari en el que participaba ofendieron a su líder.

La otra pieza fundamental en el nacimiento del cine de caníbales fue el western de Elliot Silverstein, “A Man Called Horse” (1970), en el cual el protagonista tras ser capturado por una tribu de nativos americanos, aprende a respetarlos, adopta sus costumbres, y eventualmente se convierte en su líder. Tomando la idea central de la cinta de Silverstein como base, el director italiano Umberto Lenzi filmó “Il paese del sesso selvaggio / The Man From Deep River” (1972), producción que es reconocida como la iniciadora del llamado Cine de Caníbales. Los cambios implementados por Lenzi fueron pocos pero efectivos; sustituyó a los indios americanos por caníbales de la selva tropical, incluyó un par de escenas eróticas, y unas pequeñas dosis de violencia, que palidecen en comparación a lo que el subgénero entregó en muchas de sus entradas más recordadas. Y es que gran parte de las producciones que conformaron lo que los fanáticos llamaron el “Boom Caníbal”, más que confiar en sus argumentos, los cuales solían involucrar a un grupo de personas aventurándose hacia un territorio inexplorado, las que terminaban siendo capturadas, torturadas y eventualmente devoradas por una tribu primitiva, descansaban en la inclusión de violencia sexual, gore, y en ocasiones maltrato animal, lo que provocó que fueran víctimas de una fuerte censura en aquella época, al punto que la exhibición de muchas de ellas fue prohibida en el Reino Unido y en Australia, mientras que otro puñado de estas películas tuvo que ser sometida a un riguroso proceso de edición antes de ser exhibidas al público en general. 

“Ultimo mondo cannibale / Jungle Holocaust” (1977), de Ruggero Deodato
“Emanuelle e gli ultimi cannibali / Emanuelle and the Last Cannibals” (1977) de Joe D´Amato
“La montagna del dio cannibale / The Mountain of the Cannibal God” (1978) de Sergio Martino

El llamado “Boom Caníbal” comenzaría con la cinta “Ultimo mondo cannibale / Jungle Holocaust” (1977), del director Ruggero Deodato, la cual relata las desventuras de un par de buscadores de petróleo, que tras tener problemas con el avión en el que viajaban, quedan varados en la selva filipina a merced de una tribu de caníbales. Poco tiempo después, Joe D´Amato estrenó “Emanuelle e gli ultimi cannibali / Emanuelle and the Last Cannibals” (1977), la cual se cree que se inspiró en una de las escenas presentes en el filme “Emanuelle´s Revenge” (1975), en la que la protagonista tenía una alucinación de naturaleza canibalística. En 1978, Sergio Martino irrumpiría con “La montagna del dio cannibale / The Mountain of the Cannibal God”, que contaría con la participación de Stacy Keach y Ursula Andress, y que trasladaría la acción a Nueva Guinea, donde una pareja de hermanos se adentra en la jungla con el objetivo de buscar a un grupo de exploradores perdidos. Ese mismo año, D´Amato atacaría de nuevo con “Papaya: Love Goddess of the Cannibals” (1978), una película mediocre con un alto contenido erótico y un curioso mensaje anti imperialista. Cerrando la década, la industria cinematográfica indonesa también intentó aprovechar el éxito que estaba teniendo la explotación del mundo del canibalismo, mediante el estreno de la olvidable “Savage Terror aka Primitives” (1980), del director Sisworo Gautama Putra.

Ya iniciada la década del ochenta, el interés por producir películas de caníbales pareció incrementarse, lo que llevó a que se rodaran siete títulos en el curso de doce meses. El más recordado sería la infame “Cannibal Holocaust” (1980), del director Ruggero Deodato, la cual generaría una gran controversia debido a la crudeza de su contenido. De hecho, diez días después de su estreno en Milán, la cinta fue confiscada por las autoridades italianas y Deodato fue arrestado por considerar que estaba comercializando un filme snuff, o sea una película que contenía escenas de crímenes reales. Ante la posibilidad de pasar una vida en prisión, Deodato se vio en la obligación de reunir a todos los actores en un show de televisión, y a demostrar en la corte como realizó algunos de los efectos especiales. Aunque gran parte de los cargos fueron levantados, de todas formas se formalizó al director por exhibir maltrato animal y escenas obscenas, lo que significó que la exhibición del filme fuera prohibido en varios países. Pese a la controversia generada por la obra de Deodato, la producción de películas enmarcadas dentro del cine de caníbales no se detuvo. A la cinta “Mangiati vivi! / Eaten Alive” (1980) del director Umberto Lenzi, le siguió “Zombie Holocaust” (1980), en la cual el director Marino Girolami optó por agregar zombis a la fórmula básica del subgénero. Por su parte, “We´re Going to Eat You” (1980), cinta producida en Hong Kong y dirigida por Hark Tsui, sería otra de las obras que intentarían darle un nuevo giro al cine de caníbales, al integrar comedia negra y artes marciales a la mezcla. 

“Cannibal Holocaust” (1980), de Ruggero Deodato
“Mangiati vivi! / Eaten Alive” (1980) de Umberto Lenzi
“Cannibal Ferox” (1981), de Umberto Lenzi

Ya a estas alturas, el subgénero que de por sí estaba temáticamente limitado, comenzó a dar muestras de agotamiento que se tradujeron en cintas bastante mediocres, como por ejemplo “Orgasmo Nero” (1980), de Joe D´Amato; “White Cannibal Queen” (1980), de Jess Franco y Franco Prosperi; y “Devil Hunter” (1980), también de Jess Franco, que se centraba en los esfuerzos de un veterano de guerra por rescatar a una hermosa modelo de secuestradores y caníbales. Quizás la entrada más rescatable de este periodo sea “Cannibal Ferox” (1981), del director Umberto Lenzi, que relata lo que le sucede a dos antropólogos que intentan probar que el canibalismo es solo un mito. El llamado “Boom Caníbal” llegaría a su fin con un trío de películas vendrían a reforzar los motivos por los cuales esta tendencia tuvo una corta y cuestionable popularidad; “White Slave” (1984), que relata la historia de una joven que busca vengarse de la tribu caníbal que asesinó a sus padres; “Massacre in Dinosaur Valley” (1985), en la que un grupo de sobrevivientes de un accidente aéreo deben luchar contra caníbales, traficantes de esclavos, animales salvajes, y un rio infestado de pirañas con tal de seguir con vida; y finalmente “Natura Contro” (1988), que vendría a cerrar el ciclo del llamado Cine Caníbal.

Si se retrocede algunos años, es posible evidenciar que de forma paralela a este peculiar movimiento cinematográfico que estaba estallando en Italia, la exploración del canibalismo continuaba apareciendo en producciones de otras latitudes, aunque alejado de los escenarios que caracterizaron al “Cine Caníbal”, como por ejemplo en la cinta de ciencia ficción “Soylent Green” (1973), cuyo sorpresivo giro final posiciona a la obra del director Richard Fleischer dentro de esta revisión. El mismo año que el filme de Fleischer irrumpía en las salas de cine, varias producciones tocaron el tema del canibalismo en mayor o menor medida, como por ejemplo la comedia de horror “Cannibal Girls”, del director Ivan Reitman, que se centra en las desventuras de una pareja que ve como una noche romántica se transforma en una verdadera pesadilla, cuando tres mujeres con un apetito voraz por carne humana comienzan a perseguirlos; “Raw Meat”, donde un inspector de policía interpretado por Donald Pleasance debe investigar una serie de asesinatos ocurridos en el tren subterráneo; la cinta de antologías “Tales that Witness Magic”, que presenta un segmento en el que un hombre debe consumir carne virgen para así poder apaciguar a una deidad hawaiana; y “Warlock Moon”, que incluye un ritual pagano que requiere exactamente lo mismo. Al año siguiente se estrenaría el clásico de Tobe Hooper, “The Texas Chainsaw Massacre”, que marcaría el debut del perturbado clan Sawyer, el cual volvería a aparecer en numerosas oportunidades durante el transcurso de los años; “Frightmare”, que por algunos es señalada como la respuesta británica a la cinta de Hooper; y “The Perverse Countess” del director Jess Franco, quien utilizó la premisa básica de “The Most Dangerous Game” (1932) y le añadió un giro canibalístico. 

“Anthropophagus” (1980) de Joe D´Amato
“Ravenous” (1999) de Antonia Bird
“Raw” (2016) de Julia Ducournau

Lejos de agotarse el interés por un tema tabú como el canibalismo, este siguió apareciendo en filmes como “The Gestapo Last´s Orgy” (1977), en el que los protagonistas asisten a una cena cuyo plato central está hecho de carne humana; “The Hills Have Eyes” (1977), que posee una naturaleza bastante similar a “The Texas Chainsaw Massacre”, y que cuyo éxito provocaría que se filmara una secuela en 1984; “Motel Hell” (1980), cinta cuyos protagonistas son una pareja de hermanos que “cosechan” personas para utilizarlas como ingredientes de los buñuelos que comercializan; “Anthropophagus” (1980), que marcaría un nuevo acercamiento de Joe D´Amato al tema, solo que estaba vez el director centraría su atención en un grupo de turistas que quedan atrapados en una isla en la que habita un asesino caníbal; “Microwave Massacre” (1983), una cinta de bajo presupuesto que con el correr de los años se convirtió en una obra de culto, ya que cuenta la historia de un hombre que cansado de la comida preparada por su señora, decide asesinarla y cocinar su cadáver en un microondas; y finalmente “Touch of Death” (1988), película de Lucio Fulci en la que un hombre seduce mujeres para luego asesinarlas y consumir su carne. En 1986, el director Michael Mann estrenaría el film “Manhunter”, en el cual aparecía por primera vez el personaje de Hannibal “el Caníbal” Lecter, quien cinco años más tarde en “Silence of the Lambs” (1991), no solo se convertiría en un personaje icónico dentro de la historia del cine de la mano del actor Anthony Hopkins, sino que además por primera vez acercaría el tema del canibalismo al cine derechamente comercial. Este suceso se repetiría durante el estreno del drama biográfico “Alive” (1993), que cuenta la trágica historia de un equipo de rugby uruguayo, que tras sufrir un accidente aéreo y quedar varados en plena cordillera de Los Andes, se ven obligados a tomar medidas extremas con tal de sobrevivir.

Desde aquel entonces a la fecha, se han filmado decenas de películas que han coqueteado con el tema del canibalismo con resultados bastante dispares, muchas de las cuales se encuentran encasilladas derechamente en el cine de bajo presupuesto. Entre las entradas más rescatables de los últimos 25 años se encuentran cintas como “Delicatessen” (1991), “Ravenous” (1999), “Wrong Turn” (2003), “Three… Extremes” (2004), “Frontier(s)” (2007), “We Are What We Are” (2010), “I Saw the Devil” (2010), y “The Green Inferno” (2013), solo por nombrar algunas. Con el reciente estreno en el Festival de Cine de Toronto de “Raw” (2016), película que se centra en una mujer vegetariana que, tras someterse a un ritual caníbal, comienza a sentir la necesidad imperante de saciar su hambre con carne humana, se ha vuelto a generar un interés en el tema del canibalismo que no se veía desde el llamado “Boom Caníbal”, en especial por el hecho de que la producción franco-belga provocó desmayos entre los asistentes a su estreno. Para la sociedad en general, el canibalismo representa un gran tabú. Y es que se trata de un tema aterrador sin importar en qué posición se sitúe la persona. Mientras que la víctima no puede evitar sentir miedo al ver amenazada su vida, el victimario representa el lado más oscuro y perverso de la sociedad, aquel que está dispuesto a devorar a quienes lo rodean con tal de conseguir algo beneficioso para sí mismo. Es por este motivo que no resulta extraño que el tema se enmarcara casi en su totalidad dentro del cine de horror, y que el denominado Cine Caníbal haya alcanzado cierta notoriedad por su crudeza y por mostrar los instintos más básicos del ser humano, que dicho sea de paso, son el origen de la mayoría de los horrores que ocurren en este mundo. 

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