En “The Incredible Shrinking Man” (1957), Scott Carey (Grant Williams) disfruta una tarde de verano junto a su esposa
Louise (Randy Stuart) a bordo
del yate de su hermano, cuando súbitamente aparece una nube radioactiva que se
acerca a la embarcación envolviéndolo por completo. Seis meses más tarde, Scott
se da cuenta que toda su ropa le está quedando grande. Preocupado por la
situación, consulta a un médico que le confirma que ha perdido peso, y que
además se ha encogido un par de centímetros. Desde este punto en adelante, Scott
verá con horror como continúa perdiendo peso y altura hasta quedar casi
invisible, no sin antes enfrentar el cada vez más aterrador mundo que lo rodea.
En 1956, el escritor norteamericano Richard Matheson
publicó con gran éxito la novela “The Shrinking Man”, despertando el interés de
algunos productores cinematográficos por la historia. Entre dichos productores
se encontraba Albert Zugsmith, quien en ese entonces trabajaba para los
estudios Universal. Zugsmith no contento con comprar los derechos de la novela,
contrató al mismo Matheson para confeccionar el guion de la adaptación, lo que
no sería una tarea sencilla. Según declararía el propio escritor: “La historia
debía estar narrada en orden cronológico. En un principio había comenzado a
escribir la novela de esa forma, pero el proceso se me hizo tedioso por lo que
terminé reestructurándola de la misma forma que había estructurado ´I Am Legend´;
comencé en la mitad de la historia, para luego explicar el resto mediante
flashbacks”. Con el objetivo de que a Matheson le fuera más fácil escribir un
guion con una cronología lineal, Zugsmith contrató al guionista Richard Alan
Simmons para secundarlo.
Por otro lado, Zugsmith escogería a Jack Arnold como director del proyecto,
quien en los últimos años había logrado encumbrarse como uno de los
realizadores más interesantes dentro del género de la ciencia ficción, gracias
a los estrenos de cintas como “It Came From Outer Space” (1953), “Creature From the
Black Lagoon” (1954), y “Tarantula” (1955). Cabe recordar que en
aquel entonces, el cine de ciencia ficción solía ser realizado con presupuestos
bastante modestos, lo que en esta ocasión se presentaba como todo un reto
considerando la naturaleza de la historia. Fue por este motivo, que el equipo
técnico de la producción trabajó durante ocho meses en la preparación de los
efectos especiales y la fotografía del film en completo secretismo, al punto
que cuando comenzó el proceso de rodaje, solo el elenco y el equipo de
filmación estaban autorizados para ingresar al set. Resulta importante
mencionar que no todos los efectos especiales de la cinta fueron realizados
utilizando trucos de fotografía; también fueron construidos algunos objetos de
utilería gigantes, los cuales cobran especial importancia en algunas de las
escenas más recordadas de la película.
Pese a tratarse de una novela de ciencia
ficción, la obra de Matheson tocaba una serie de temas complejos, algunos de
los cuales fueron removidos de su versión cinematográfica a petición de
Zugsmith. Por ejemplo, uno de los pasajes de la novela relataba como el protagonista
se veía envuelto en un lío con un pederasta, quien obviamente lo confundía con
un niño por su baja estatura. Otros temas como la desintegración de la relación
matrimonial de la pareja protagónica en cambio, fueron tocados de forma sutil
por Arnold y compañía, quienes integraron una serie de momentos surrealistas para
retratar el creciente distanciamiento de la pareja. Por último, la relación
sentimental que entabla el protagonista con una enana que conoce en una cafetería,
solo es insinuada por Arnold en la cinta, lo que no impidió que de todas formas
las escenas que se centraban en dicha situación fuesen censuradas en los
Estados Unidos. Curiosamente, debido a que Grant Williams se negó a usar a una
enana real para interpretar a la feriante con la que su personaje tiene un
affaire, Arnold tuvo que construir un set lleno de muebles gigantes para lograr
el efecto deseado.
Pese a la exhaustiva preparación del equipo a
cargo de la realización de los efectos especiales, no pudieron evitar verse
enfrentados a una serie de dificultades durante la realización del film. Por
ejemplo, la famosa escena en la que Scott batalla con una araña, la cual
involucraba la participación de una tarántula entrenada que había sido
utilizada por Arnold en la cinta “Tarantula”, resultó ser sumamente difícil de
rodar. Algo similar sucedió con gran parte de las escenas en las que el
protagonista es tan pequeño como un botón, ya que conseguir el efecto deseado
implicaba un gran porcentaje de ensayo y error. Con respecto a esto, Matheson,
quien solía visitar a diario el set de filmación, declaró en una ocasión: “Cuando
ellos estaban rodando la escena de la inundación, en la cual es posible ver un
lápiz gigante y el calentador de agua destruido, el pobre Grant Williams se
veía abatido. Estuvo a punto de matarse en varias ocasiones, como cuando casi se
electrocuta o cuando estuvo a punto de ahogarse”.
Aun cuando es innegable que la gran estrella del film son sus efectos especiales, la trama esconde un mensaje tan poderoso como su apartado visual. Arnold realiza un gran trabajo plasmando los distintos problemas que enfrenta el protagonista, los cuales van más allá del simple hecho de estar disminuyendo de tamaño. A medida que avanza el proceso del cual es víctima, Scott va perdiendo todo aquello que lo define como hombre. De hecho, en un determinado momento del relato, el protagonista es visto como un juguete por su esposa, quien no encuentra nada mejor que instalarlo en una casa de muñecas. Eso sumado a su relación cada vez más distante con el mundo que lo rodea, postula que es el espectro emocional de Scott lo que se ve más afectado con todo este proceso, idea que es reafirmada por su discurso de cierre. La reflexión final de Scott, ha sido interpretada en múltiples ocasiones como una rendición etérea frente al destino inevitable, y como una metáfora acerca del lugar de cada individuo en el mundo. Independiente del significado de las palabras del protagonista, “The Incredible Shrinking Man” es poseedora de uno de los finales más sobrecogedores del cine de ciencia ficción de la década del cincuenta.
Aun cuando es innegable que la gran estrella del film son sus efectos especiales, la trama esconde un mensaje tan poderoso como su apartado visual. Arnold realiza un gran trabajo plasmando los distintos problemas que enfrenta el protagonista, los cuales van más allá del simple hecho de estar disminuyendo de tamaño. A medida que avanza el proceso del cual es víctima, Scott va perdiendo todo aquello que lo define como hombre. De hecho, en un determinado momento del relato, el protagonista es visto como un juguete por su esposa, quien no encuentra nada mejor que instalarlo en una casa de muñecas. Eso sumado a su relación cada vez más distante con el mundo que lo rodea, postula que es el espectro emocional de Scott lo que se ve más afectado con todo este proceso, idea que es reafirmada por su discurso de cierre. La reflexión final de Scott, ha sido interpretada en múltiples ocasiones como una rendición etérea frente al destino inevitable, y como una metáfora acerca del lugar de cada individuo en el mundo. Independiente del significado de las palabras del protagonista, “The Incredible Shrinking Man” es poseedora de uno de los finales más sobrecogedores del cine de ciencia ficción de la década del cincuenta.
El impacto de la historia no sería el mismo
sin la magnífica actuación de Grant Williams, quien no solo proyecta el
sufrimiento de su personaje, sino que además colabora a otorgarle mayor
verosimilitud a un relato absolutamente fantástico. En relación al aspecto
técnico de la producción, el trabajo en conjunto del director de fotografía
Clifford Stine, con los encargados de los efectos ópticos, Roswell A. Hoffman y
Everet A. Broussard, es en gran medida responsable que hoy en día la cinta sea
considerada como uno de los grandes clásicos del género. Por último, es
necesario destacar la banda sonora compuesta por Hans J. Salter y Herman Stein,
que complementa de buena manera la atmósfera pesimista que domina al relato. “The Incredible Shrinking Man” es una
película que fusiona de forma inteligente un entretenido relato fantástico, repleto
de secuencias sumamente atractivas, con una serie de postulados filosóficos y
metafísicos, dando como resultado un producto realmente interesante. Aunque en
un momento se pensó en realizar una secuela, en la cual la esposa del
protagonista buscara internarse en el mundo atómico de su marido, el proyecto
terminó siendo desechado por lo pobre del guion, Varios años después, el irregular
director Joel
Schumacher realizaría “The Incredible Shrinking Woman” (1981), cinta que obtuvo tan
malos resultados que poca gente conoce su existencia.
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