Tras
finalizar el rodaje de “Under Capricorn” (1949), Alfred Hitchcock deseaba
volver a Londres para comenzar a trabajar en su próximo proyecto, el cual
consistía en la adaptación de la novela “Man Running” del escritor Selwyn
Jepson. Si bien se cree que la decisión del director de regresar a Londres
tenía relación con el hecho que la historia se desarrollaba dentro del ambiente
teatral de dicha ciudad, la verdad es que Hitchcock quería probarse a sí mismo
en su tierra natal. Durante un lapso de aproximadamente cuatro meses, Hitchcock
junto a su esposa Alma y los escritores Whitfield Cook y James Birdie, trabajarían
en la confección del guion que eventualmente se convertiría en “Stage Fright”
(1950). Tan pronto como el grupo de creativos finalizó el guion, Hitchcock les envió
una lista a los encargados del estudio en Londres que detallaba los elementos
que él consideraba necesarios para llevar a cabo el proceso de rodaje del film,
con el objetivo que todo estuviese listo a su llegada. Debido a que la
producción iba a ser financiada y distribuida por los Estudios Warner Brothers,
con los cuales Hitchcock había firmado un contrato por varias películas, el
director contaba con una libertad creativa sin precedentes, lo que no
significaba que no estuviese obligado a obtener un cierto margen de ganancias
con el estreno de la cinta. A raíz de esto Hitchcock decidió cederle el rol
protagónico femenino a Jane Wyman, cuya popularidad había aumentado recientemente
luego de recibir un Oscar por su participación en el film “Johnny Belinda”
(1948). De manera paralela, el director también contrató a Marlene Dietrich,
quien para ese entonces ya era considerada como una estrella dentro de la
industria cinematográfica norteamericana.
La
protagonista de “Stage Fright” es Eve Gill (Jane Wyman), una joven estudiante
de arte dramático, hija de padres separados, quien está secretamente enamorada
del actor Jonathan Cooper (Richard Todd), quien está siendo perseguido por la
policía por el asesinato del esposo de la actriz y cantante Charlotte Inwood
(Marlene Dietrich), con quien hace un tiempo mantiene un amorío. Agobiado por
la situación y el crimen que se le imputa, Cooper le pide ayuda a Eve, quien
convencida de la inocencia del actor decide acogerlo y ocultarlo en casa de sus
padres. Según lo relatado por Cooper, más temprano ese mismo día Charlotte lo
visitó luciendo un vestido ensangrentado, y le confesó haber asesinado a su
marido. En su afán por ayudarla, Cooper asegura que cuando fue a casa de
Charlotte para conseguirle un nuevo vestido, fue visto por Nellie Goode (Kay
Walsh), la criada de la actriz, lo que de inmediato lo convirtió en el
principal sospechoso del asesinato del esposo de esta. Decidida a probar la
inocencia de Cooper y convencida que Charlotte lo ha incriminado, Eve comienza
a investigar de los hechos por su cuenta, conociendo en el proceso al joven
inspector de policía Wilfred O. Smith (Michael Wilding), con quien rápidamente
entabla una relación de amistad que eventualmente se convierte en algo más, lo
que lo lleva a ayudarla en su particular cruzada aun cuando está convencido que
no todo es lo que parece ser.
Tanto
la secuencia de créditos inicial que utiliza como fondo un telón que
gradualmente comienza a subir a medida que aparecen los nombres de los
profesionales que participan en la cinta, como el escenario donde transcurre la
historia, e incluso el hecho que prácticamente todos los personajes que
interactúan en la película en algún momento de esta asumen identidades falsas
como si estuviesen interpretando un papel en una obra de teatro, todo apunta a
que Hitchcock se inspiró en su amor por el teatro y el exhibicionismo, así como
también en la admiración que sentía por el estilo de vida que mantenían los
actores, al momento de realizar “Stage Fright”. También influiría en la manera
como retrató el mundo de los estudiantes de teatro que su hija Patricia, quien
tiene un pequeño papel en la película, en aquel entonces estuviese estudiando actuación
en la Academia Real de Arte Dramático. Fiel reflejo del humor negro y la
misoginia que tantas veces se le criticó al director, Hitchcock bautizó al
personaje de su hija con el nombre de Chubby Bannister, en directa alusión a su
gordura, ya que según él era una chica en la que “uno siempre podía apoyarse”. En
cuanto a la relación del director con el resto del elenco, mientras que a Jane Wyman
no le prestó demasiada atención, con Marlene Dietrich mostró un respeto
cauteloso. Y es que Dietrich además de ser actriz era cantante, directora de
arte, montajista, diseñadora de vestuario, peluquera, compositora, productora y
directora teatral. Todo esto provocó que ella fuese la única actriz a la que
Hitchcock le otorgó una libertad creativa considerable, lo que se tradujo en
que Dietrich no solo planificaría el diseño de iluminación de las escenas en
las cuales participaba, sino que además pudo escoger su vestuario y tomar
algunas decisiones relacionadas con la personalidad de su personaje.
Además
de plasmar el mundo del teatro desde su particular prisma, Hitchcock se
preocupó de integrar varias de las constantes presentes en su filmografía, como
por ejemplo la persecución de un hombre que supuestamente está siendo
injustamente acusado de un crimen, la exploración del poder que algunas mujeres
tienen sobre los hombres, y el surgimiento de una subtrama romántica en medio
de un relato que incluye crímenes, mentiras y falsas identidades, entre otras
cosas. El engaño es un elemento clave dentro de “Stage Fright” ya que todos,
protagonista y espectadores incluidos, se dejan llevar por una falsa percepción
de la realidad. (Alerta de Spoiler) Mucho se ha discutido en relación al
flashback que Hitchcock inserta al comienzo de la película, el cual tiene
relación con la sucesión de hechos que Jonathan Cooper le relata a la
protagonista para convencerla que lo ayude a limpiar su nombre. Sin embargo,
durante el climax del film se revela que el contenido de dicho flashback es
absolutamente falso, ya que Jonathan es el verdadero responsable de la muerte
del esposo de Charlotte Inwood. Fue tal la cantidad de críticas que Hitchcock
recibió por esta decisión artística cuyo objetivo principal es engañar y
manipular al espectador, tal y como lo hace Cooper con Eve, que eventualmente se
referiría a ella como uno de los grandes errores de su carrera. Lo que más le
molestó al público de la época fue que el director rompió lo que hasta ese
entonces era una regla implícita del cine: la cámara no miente. Aunque algunos críticos
y estudiosos han postulado que el flashback en verdad buscaba reflejar el punto
de vista de Cooper, quien considera que ha sido Charlotte quien lo ha empujado
a llenarse las manos de sangre, según el historiador Robert Osbourne, Hitchcock
intentó cambiar el contenido del controversial flashback durante el transcurso del
proceso de rodaje, pero la producción iba en una etapa tan avanzada que le fue
imposible hacerlo.
Pese
a tratarse de una cinta que gira en torno a la investigación de un asesinato, esta
no está exenta del humor negro y el sarcasmo tan característico de Hitchcock, lo
que se refleja tanto a través de algunos diálogos como de determinadas
situaciones. Por ejemplo, en una de las escenas en las que Jonathan está
huyendo de la policía, tras subirse a su automóvil y activar los seguros de las
puertas, un oficial de policía intenta romper el vidrio de la puerta del copiloto
golpeándolo con su codo, a lo que Jonathan responde indicándole una pequeña
calcomanía que está pegada en el vidrio y que dice: “vidrio de seguridad”. Por
otro lado, en general las actuaciones de la totalidad del elenco son bastante
correctas, destacándose la labor de Marlene Dietrich y Alastair Sim, quien
interpreta al padre de Eve el cual posee un particular sentido del humor. La
dirección de fotografía de Wilkie Cooper y la banda sonora del compositor
Leighton Lucas también forman parte de los puntos altos de la película, aun
cuando existen una buena cantidad de escenas de gran contenido dramático que
carecen de musicalización. “Stage Fright” es claramente una obra menor dentro
del cine de Alfred Hitchcock, lo que no significa que no sea una película
entretenida que contiene unas buenas dosis de suspenso en especial durante su
tramo final. Aunque es sumamente discutible, quizás su mayor pecado sea presentar
un trozo de fantasía como si se tratase de algo real, ya que en ningún momento
Hitchcock siquiera desliza la posibilidad que el contenido del flashback es el
producto de la vívida imaginación de una menta perturbada. “Verás, si rompes la
tradición,” diría el director con respecto a esta película, “siempre te vas a
meter en problemas.”
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