A principios de la dĆ©cada del sesenta, el productor norteamericano Albert Broccoli se interesĆ³ en llevar las novelas del escritor britĆ”nico Ian Fleming, que tenĆ­an como protagonista al famoso agente secreto James Bond, a la pantalla grande. Para lograrlo, convenciĆ³ a su socio de aquel entonces, Irving Allen, de reunirse con Fleming para negociar la compra de los derechos de sus obras. Sin embargo, la reuniĆ³n terminĆ³ siendo un completo fracaso ya que Irving le dijo a Fleming que sus novelas no merecĆ­an ser adaptadas ni como una serie de televisiĆ³n. Dos aƱos mĆ”s tarde, el productor teatral y cinematogrĆ”fico Harry Saltzman pagĆ³ 50.000 dĆ³lares por la obtenciĆ³n de los derechos de las novelas de Fleming durante un periodo de seis meses, lo que coincidiĆ³ con la disoluciĆ³n de la sociedad conformada por Broccoli y Allen, debido a los problemas financieros que les generĆ³ el fracaso de la pelĆ­cula “The Trials of Oscar Wilde” (1960). Tras reunirse con Saltzman, quien estaba a punto de perder los derechos de las novelas, Broccoli se asociĆ³ con Ć©l con el fin de buscar financiamiento para su proyecto. Fue asĆ­ como llegaron a las oficinas de los Estudios United Artists, donde tuvieron la suerte de encontrarse con el vicepresidente del Estudio, David Picker, quien tambiĆ©n estaba interesado en el trabajo de Fleming, por lo que accediĆ³ a financiar el proyecto, Si bien en un principio la dupla de productores pretendĆ­a adaptar la novela mĆ”s reciente del escritor, “Thunderball”, debido a una serie de problemas de derechos de autor optaron por adaptar la sexta novela de la saga de James Bond titulada “Dr. No”.

Una vez que solucionaron el tema del material que iban a adaptar, los productores se enfocaron en la bĆŗsqueda del actor perfecto para encarnar a 007 en la pantalla grande. Tras descartar a Richard Johnson y Cary Grant, pensaron en Roger Moore quien en ese entonces estaba trabajando en la serie de televisiĆ³n “The Saint” (1962-1969). La eventual elecciĆ³n del actor escocĆ©s Sean Connery surgirĆ­a debido a dos hechos puntuales; un productor amigo de Saltzman le habĆ­a comentado acerca de un joven actor que habĆ­a conocido durante el rodaje de la cinta “On the Fiddle” (1961), el cual le habĆ­a causado una muy buena impresiĆ³n. Broccoli por su parte, tras ver el film “Darby O´Gill and the Little People” (1959), quedĆ³ encantado con la actuaciĆ³n de Connery. Pese a que los ejecutivos de la United Artists inicialmente no vieron con buenos ojos la contrataciĆ³n del actor, la actitud con la que Connery se presentĆ³ al casting terminĆ³ por convencer a todos los involucrados en el proyecto que Ć©l era el indicado para el rol. El siguiente paso fue la contrataciĆ³n del director, labor que recaerĆ­a en el experimentado cineasta Terence Young, luego que Guy Green, Guy Hamilton, Val Guest y Ken Hughes rechazaran participar en la producciĆ³n. Young terminarĆ­a oficiando como coach dramĆ”tico de Sean Connery, y serĆ­a acreditado como el principal responsable de la creaciĆ³n de la identidad cinematogrĆ”fica de James Bond, y de la estĆ©tica que marcarĆ­a al resto de las producciones que conformarĆ­an la longeva saga del sofisticado y seductor agente secreto britĆ”nico.   

En “Dr. No” (1962), cuando una estaciĆ³n de vigilancia perteneciente al MI6 ubicada en Jamaica queda incomunicada tras el asesinato de sus operativos, el Servicio Secreto de Su Majestad envĆ­a al agente James Bond (Sean Connery) a investigar el problema. A su llegada a Jamaica, Bond descubre que una red de agentes desconocidos ha logrado infiltrarse en la operaciĆ³n organizada por la inteligencia britĆ”nica en el paĆ­s caribeƱo con nefastos resultados. Con la ayuda del agente de la CIA Felix Leiter (Jack Lord) y de un marino local llamado Quarrel (John Kitzmiller), Bond descubre que la raĆ­z del problema parece estar ligada a la misteriosa isla de Crab Key, la cual segĆŗn los lugareƱos estĆ” habitada por un monstruo que lanza fuego por su boca. La verdad es que Crab Key es el centro de operaciones del maquiavĆ©lico Dr. No (Joseph Wiseman), un cientĆ­fico demente que pertenece a una organizaciĆ³n criminal llamada SPECTRE (Ejecutivo Especial para Contraespionaje, Terrorismo, Venganza y ExtorsiĆ³n), la cual planea sabotear el programa espacial de los Estados Unidos. Con el tiempo en su contra, Bond tendrĆ” que intentar detener el plan del Dr. No y salvar a la hermosa Honey Ryder (Ursula Andress) en el proceso.


Pese a ser el primer film de la saga, muchos de los elementos que posteriormente caracterizarĆ­an a la misma estĆ”n presentes, como por ejemplo el humor seco, las locaciones exĆ³ticas, mujeres hermosas, la acciĆ³n trepidante, un villano extravagante y su ejĆ©rcito de secuaces, la elaborada fortaleza enemiga, y la sensaciĆ³n de que James Bond es algo mĆ”s que un hombre comĆŗn y corriente. Su sofisticado gusto por la ropa, los automĆ³viles, la comida, la bebida y las mujeres, definieron el ideal masculino reinante en la dĆ©cada del sesenta. Mientras que algunos consideran que su actitud es mĆ”s bien arcaica, es innegable que Bond sale airoso a la hora de llevar a cabo cada una de las fantasĆ­as masculinas imaginables. Pero el agente secreto interpretado por Connery no solo se caracteriza por su encanto y su atractivo fĆ­sico, sino que tambiĆ©n por ser un hombre capaz de ser tremendamente cruel. Esto queda demostrado en una escena en la que Bond observa desde las sombras como el Profesor Dent (Anthony Dawson), uno de los asociados del Dr. No, le dispara seis veces a un seƱuelo que el espĆ­a ha puesto en su cama para despistarlo. Cuando Dent se percata del engaƱo e intenta dispararle a Bond, este calmadamente le seƱala, “Esa es una Smith & Wesson, y ya tuviste tus seis”, antes de asesinarlo. Tras una breve pausa, Bond le da otro disparo en la espalda antes de quitarle el silenciador a su arma y regresar a su cigarrillo. Connery se muestra casi totalmente inexpresivo en dicha escena, lo que permite que el espectador no olvide que Bond mĆ”s allĆ” de su evidente encanto es un asesino profesional completamente inmisericorde.

Analizar “Dr. No” fuera del contexto de la franquicia a la cual pertenece es un asunto complejo, pero de todas formas es posible asegurar que se trata de una buena cinta de espĆ­as por mĆ©ritos propios. No es una versiĆ³n “plagiada, chapucera, y caricaturizada” de “North by Northwest” (1959), como aseguraba en tono de broma Alfred Hitchcock durante su entrevista con el director francĆ©s FranƧois Truffaut. AcercĆ”ndose mĆ”s a una historia de detectives que a una cinta de acciĆ³n y aventuras, que serĆ­a el rumbo que tomarĆ­a el resto de los filmes de Bond, “Dr. No” toca el tema de la paranoia producida por la Guerra FrĆ­a mediante la inclusiĆ³n de un villano con lazos con el comunismo (Dr. No es mitad chino), quien busca aterrorizar a las naciones occidentales a travĆ©s de un acto terrorista que tiene por objetivo uno de los programas espaciales desarrollados por la NASA. Al mismo tiempo, la importancia que se le otorga al programa espacial norteamericano y el hecho que la fortaleza del villano sea literalmente radioactiva, sirve para explorar la obsesiĆ³n existente en la sociedad de los sesenta con la posibilidad de que ocurriera un apocalipsis tecnolĆ³gico. Por Ćŗltimo, la sola presentaciĆ³n de una poderosa amenaza anti-occidental ubicada en una isla caribeƱa, permitĆ­a trazar ciertos paralelos entre la trama y la entonces reciente InvasiĆ³n de la BahĆ­a de Cochinos, ocurrida tan solo un aƱo antes del estreno del film.


Las actuaciones del elenco participante en general estĆ”n bien logradas. AdemĆ”s de Sean Connery, que demostrĆ³ con creces ser el indicado para interpretar al mĆ­tico agente 007, Joseph Wiseman aprovecha el trasfondo personal de su personaje para construir a un villano amenazante que resulta interesante, aun cuando es un poco unidimensional. John Kitzmiller por su parte, realiza un gran trabajo encarnado al supersticioso, rudo, y divertido Quarrel, quien se alza como uno de socios mĆ”s memorables de Bond, pese a que su personaje responde a ciertos estereotipos racistas que lo sitĆŗan por momentos como si fuera un sirviente del espĆ­a. La relaciĆ³n cinematogrĆ”fica entre ambos personajes dista bastante de lo descrito por Fleming en la novela original, la que presentaba como uno de sus temas principales la definiciĆ³n de los conceptos de la amistad y la lealtad. En el libro la relaciĆ³n entre Bond y Quarrel es tan cercana, que el espĆ­a no puede evitar sentir pena y remordimiento luego de que su compaƱero pierde la vida en la isla del villano, cosa que no sucede en la pelĆ­cula. Por Ćŗltimo, Ursula Andress brilla mĆ”s por su atractivo fĆ­sico que por su capacidad actoral. De hecho, debido a su marcado acento suizo, su voz tuvo que ser doblada por Monica van der Zyl y Diana Coupland. Aun cuando la mayorĆ­a de las escenas en las que participa Andress rayan en el sexismo, al menos su personaje es descrito como una mujer independiente capaz de cuidar de sĆ­ misma, idea que es reforzada cuando ella le relata a Bond como asesinĆ³ a sangre frĆ­a a un hombre que la violĆ³ tras la muerte de su padre.  

En cuanto al aspecto tĆ©cnico del film, al inolvidable tema central compuesto por Monty Norman, cuyo arreglo estuvo a cargo de John Barry, se suma icĆ³nica la secuencia inicial del caĆ±Ć³n de la pistola creada por Maurice Binder, el maravilloso diseƱo de producciĆ³n de Ken Adam, la correcta direcciĆ³n de fotografĆ­a de Ted Moore, y el buen trabajo de ediciĆ³n de Peter R. Hunt. “Dr. No” es una pelĆ­cula tremendamente entretenida que gracias a la esplĆ©ndida direcciĆ³n de Terence Young, exuda una identidad propia que se desarrolla en el marco de una dinĆ”mica envolvente y atractiva, que enmascara las pequeƱas deficiencias de la producciĆ³n que en su gran mayorĆ­a se irĆ­an corrigiendo en las entradas subsiguientes de la saga. Como era de esperarse, el film resultĆ³ ser todo un Ć©xito de taquilla, dando inicio a una franquicia que ha ido mutando con el tiempo y que no parece tener fecha de expiraciĆ³n. Hoy en dĆ­a, “Dr. No” puede ser vista de varias formas y he ahĆ­ la riqueza de su contenido: como un recordatorio del popular cine de espĆ­as de la Ć©poca, como la gĆ©nesis de la figuraciĆ³n de James Bond en la historia del sĆ©ptimo arte, y como una instantĆ”nea cultural del sexismo y la actitud desenfrenada reinante a principios de los aƱos sesenta.

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